Representación de romances

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Muchas veces no resulta fácil trazar la línea divisoria entre juegos pues los hay que participan de varios. Así ocurre con los romances pues los niños se han servido de ellos para recitar o escenificar, pero también para saltar a la cuerda, jugar al corro e incluso las personas mayores se los han cantado a los niños como canciones de cuna.

Ha sido frecuente la representación de romances por los niños y entre ellos uno de los más recurridos era la figura de Don Juan Tenorio.

En Artajona (N) era un juego mixto. Intervenían varios jugadores, colocados en corro. Uno inicia con el que tiene a su derecha el siguiente diálogo que éste lo continúa con el siguiente y así sucesivamente:

— Don Juan Tenorio se casa.
— ¿Se casa?
— Se casa.
— Pregúntale a tu vecina
y verás lo que pasa.

Durante la primera ronda todos deben permanecer serios; el que se ría, pierde. En la segunda vuelta, los jugadores deben imitar al primero en el momento que se inicia el diálogo: llorando, riendo, tartamudeando, cucando o guiñando el ojo. Los perdedores pagan prenda.

En Durango (B) se ha recogido una variante del juego anterior. En esta localidad lo practicaban únicamente las niñas que tenían que hablar con los labios pegados sin que se les vieran los dientes. La primera jugadora con el semblante serio mantenía con la segunda el siguiente diálogo:

— ¡Don Juan Tenorio ha muerto!
— ¿Ha muerto?
— Sí, ha muerto.

Seguidamente la segunda niña dialogaba de igual forma con la tercera, pero esta vez llorando. Esta última hacía lo propio con la siguiente, ahora riendo, y así sucesivamente. Quedaba eliminada la que mostrara los dientes o se equivocara al representar el estado de ánimo que le correspondía mantener.

El romance conocido como El Conde Olivos se ha recogido completo en Portugalete (B); en Amézaga de Zuya (A) únicamente las tres primeras estrofas:


Las niñas de Salvatierra (A) y Portugalete (B), antes de la Guerra Civil de 1936, escenificaban el siguiente romance cantando:


Le pregunta el capitán:


En San Román de San Millán (A) se han recogido varios romances. Aquí transcribimos uno de ellos[1]:


En Artajona (N) dos niñas, disfrazadas una de hombre y otra de mujer, escenificaban cantando el siguiente relato:


En Durango (B), el romance que a continuación transcribimos servía para que los niños lo escenificaran. Los días lluviosos eran los más propicios y la representación se efectuaba en los rellanos de las escaleras o portales de las viviendas.


En Hondarribia (G) se ha recogido este otro:


Interviene el coro:


En Artajona (N) las niñas puestas en corro escenificaban Caballero de arma blanca. Una jugadora representaba al rey, otra al capitán y una tercera al paje al tiempo que cantaban:



 
  1. Para otros romances recopilados en esta misma localidad cfr. Alberto GONZÁLEZ DE LANGARICA. “Estudio etnográfico de San Román de San Millán” in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 164-166.