IV. PROCEDIMIENTOS DE SELECCIÓN PREVIOS A LOS JUEGOS
Cada juego suele estar normalmente asociado a uno o dos procedimientos de selección, previos a su ejecución, que se utilizan invariablemente.
Son generalmente los líderes los que deciden a qué se va a jugar. Si los equipos competidores están ya establecidos se debe determinar cuál de ellos inicia el juego. De lo contrario hay que formar previamente los equipos. En ambos casos los sistemas de selección están muy definidos y aun ritualizados.
El método de selección más común es el que incluye el recitado de una fórmula a la vez que se van señalando uno a uno los participantes. El apartado en el que hemos reunido dichas fórmulas figura en último lugar debido a su extensión.
Le siguen en importancia y frecuencia otros como «A pies» o «A cara o cruz». También se recogen procedimientos particulares de algunas poblaciones o que se ponen en práctica sólo antes de iniciar determinados juegos.
Hay ocasiones en las que no se realiza elección, determinándose el orden de participación según la rapidez para pedir turno de los que van a jugar. En Artziniega (A) un niño dice: «yo me pido primer», otro: «yo segun», «yo tercer» y así sucesivamente. Este procedimiento también ha sido practicado en otras localidades, a menudo antes de comenzar a saltar a la cuerda. En Durango (B) decían: «primera la-lá», «segunda la-lá», «tercera la-lá», ...; en Valdegovía (A) «primer», «segun», «tercer», ...; en Zerain (G): «pri», «se», «ter», etc.
Los distintos métodos seguidos en el área estudiada se distribuyen en cuatro apartados. Los dos primeros responden a la necesidad o no de recurrir a un objeto para efectuar la elección[1]. El tercero muestra abundantes fórmulas que se recitan para sortear. El capítulo finaliza con un último apartado referido a otros procedimientos de selección.
Procedimientos que necesitan de un objeto
Procedimientos que no se sirven de un objeto
Procedimientos de sorteo mediante fórmulas
Otros procedimientos de selección
- ↑ Seguimos aquí la clasificación efectuada por Tomás BLANCO GARCIA en su obra Para jugar como jugábamos. Salamanca, 1991.