Álava

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Valderejo

Los carros que se usaron fueron de dos tipos: de rejas y de radios.

El carro de rejas subsistió y coincidió con el de radios hasta los inicios de la década de los años 1960. Eran más pequeños y más bajos que los de radios y su llanta algo más estrecha; en los más antiguos redondeada. Las ruedas de estos eran compactas; es decir que no tenían luces. Las de los que le siguieron estaban formadas por maderos redondeados y más estrechos en sus extremos que iban de un lado a otro del círculo. Estas piezas tenían otros dos maderos que lo atravesaban. Todas las piezas estaban sujetas con clavos. La llanta podía ser plana o redondeada; pero existieron carros antaño cuya llanta estaba formada por una sucesión de grandes clavos con cabeza redondeada.

En los más antiguos el eje era de madera debiendo aplicársele grasa para evitar que se quemara con el roce; más tarde fueron sustituidos por ejes de hierro. El rodal al principio era solo de madera, posteriormente se combinó madera con el hierro en la zona en que se engarzaba el eje.

La caja del carro, de forma rectangular, estaba conformada por un armazón de maderas gruesas en su contorno, unidas entre sí por unos travesaños; los espacios vacíos eran cubiertos con tablones.

En el centro del carro se hallaba el varal que era la pieza que recorría el carro desde su parte trasera y se prolongaba hasta el yugo donde se insertaba en el sobeo al que se sujetaba mediante dos lavijas.

En las maderas laterales del armazón existían unos huecos en los que se fijaban las cartolas para el transporte de patatas, tierra, basura y áridos o las zarras en los tiempos de acarreo de la mies y la hierba.

A finales de los años 1940 aparecieron los carros de radios, de mayor tamaño y aptos para transportar más peso. Si bien su configuración no discrepaba mucho de los carros anteriores, varios componentes sufrieron variaciones. Las ruedas eran más grandes y su espacio interior estaba compuesto por radios. El rodal se hizo más consistente, de madera y de hierro en el espacio donde se insertaba el eje.

En la parte posterior del carro y en el varal se instalaron dos piezas de madera redondeadas, de una longitud igual a la distancia existente entre la altura del carro y el suelo. Se sujetaban por su parte superior al carro con una pieza de hierro que permitía girarlo hacia adelante y hacia atras hasta acoplarlo a la cama o al varal, donde se sujetaba con una cuerda. Esta pieza se denominaba bolo, mozo o tentemozo y tenía la misión de mantener el carro en posición horizontal cuando se retiraban los bueyes y evitar así el desplazamiento del contenido del carro. Las ruedas giraban independientemente respecto al eje. Estos carros se fabricaban en Bóveda donde había dos herreros locales. También se adquirían carros en el Valle de Losa.

Partes comunes a los carros de rejas y de radios eran el varal, la cama, las cartolas, las zarras: palos gruesos, cuadrados en su base para fijarlos al carro y afilados en su parte superior para introducir las gavillas en el acarreo de la mies; el eje, el mozo, tentemozo o bolo.

El freno consistía en una pieza gruesa y redondeada de madera que se instalaba en la parte posterior del carro, detrás de las ruedas, suspendida de la cama con unas cadenas. Cuando se precisaba frenar el carro, el que lo llevaba, valiéndose de una soga unida a la cama del carro y a ambos extremos de la galga accionaba el mecanismo tirando de la cuerda y desplazando así la pieza de madera contra las ruedas, deteniendo o ralentizando su movimiento en función de la presión ejercida.

En algunos casos se instalaba un freno consistente en dos zapatas de madera, una para cada rueda y unidas entre ellas por una barra metálica. En este caso, el freno se hacía funcionar mediante una manivela que al girarla aproximaba o separaba las zapatas de las ruedas.

Otro sistema de freno más rudimentario consistía en sujetar a la parte trasera del carro unos maderos que al arrastrarse por el suelo retenían el carro. Este procedimiento se empleaba cuando se bajaba con el carro cargado de leña por caminos de gran pendiente.

Carro alavés de ruedas macizas. c. 1950. Fuente: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz: Enrique Guinea.

Bernedo

Antaño se usó el carro llamado chillón del que solo queda algún recuerdo en los más mayores. Era un carro muy rudimentario. El eje de madera en que iban insertas las ruedas estaba fijo a ellas, de forma que rozaba con la cama del carro. Con el roce continuo tenía el peligro de incendiarse. Por ello, tenían que llevar un cuerno con agua de jabón para lubricarlo. La rueda era toda de madera ciega sin radios, reforzada al exterior con hierros a los lados del eje y rodeada de una llanta de hierro.

Este carro mejoró al abandonar el eje de madera fijado a las ruedas y sustituyéndolo por un eje de hierro con engranajes que permitieron girar a las ruedas independientemente. La rueda ciega se sustituyó por otra formada de radios y se aumentó el tamaño de la cama del carro.

Para el trasporte de la mies, se colocaban en la cama del carro insertas en los zarreros las zarras o picas. En ellas iban clavados los haces o gavillotes exteriores para que no se moviera la carga al andar por los caminos de suelos desiguales. Las barreras se colocaban en el carro para la hierba, la leña y las abarras. Otra forma de equipar al carro era colocarle cartolas y tableros para trasportar basura, berzas, nabos... que podían caerse del carro.

Moreda

Los carros tenían dos ruedas y por lo general dos varas o lanzas, una a cada lado. El ganado de tiro, caballo o mulo, se colocaba en medio de las dos varas; así tiraban de la cama cargada que iba sobre las ruedas.

Por el contrario, los carros de bueyes, que también los había aunque en menor medida, solo poseían una vara. Esta lanza era fija e iba en el centro para enganchar a los bueyes. Estos se llevaban funcidos con yugo que tenía en el centro una argolla por donde se introducía la vara del carro.

Las ruedas que eran de madera tenían llantas de hierro. El resto del carro era de madera, incluidos los radios de las ruedas. Aunque los había diferentes, el tamaño de los carros era pequeño. Podían ser tirados por tres ganados puestos en hilera; el ganado de varas, el más próximo al carro, tenía más importancia y solía ser el más fuerte.

Los carros llevaban atrás la máquina que servía para frenarlos cuando se bajaban pendientes muy pronunciadas con carga. Con la mano izquierda se cogía la soga y con la otra se tiraba de la citada máquina pretándola. En la parte posterior de las ruedas, en la parte de abajo, tenían unas zoquetas de tabla o tacos de madera que hacían frenar las llantas.

Los carros llevaban también unos calces de madera que se colocaban detrás de las ruedas para asegurarlos cuando estaban estacionados. El que no tenía estos calces colocaba cualquier piedra o tronco que se encontrase por las inmediaciones.

Sobre la cama del carro se colocaba la carga de haces; a los lados se ponían picas en las cuales se hincaban los haces. Las piqueras se ataban con la finalidad de acarrear el mayor número de ellas. A veces, incluso se ponían barandillas más altas. Los carros podían llevar hasta ocho o diez cargas de mies.

Las galeras, al ser más alargadas, podían llevar más carga que los carros. No podían llevar haces debajo, sin embargo en los laterales llevaban picas donde a cada lado se colocaban hasta seis haces. Las galeras requerían más fuerza de ganado, por lo menos tres o cuatro animales. Tenían cuatro ruedas, siendo las delanteras más pequeñas que las traseras. Las varas de carga se levantaban para arriba. Con todo, como medio de transporte, siempre han abundado más los carros que las galeras. Los grandes labradores eran los únicos que solían poseer galeras; el resto de los agricultores tenían carros o simplemente unos ganados con tajas. Los bueyes no podían tirar de galeras, solo lo podían hacer de carros que tuvieran una sola lanza de arrastre.

Las galeras eran capaces de arrastrar una carga de diez camportillos de uva. Tanto en galeras como en carros se llevaban los sacos de trigo. También servían para el transporte de la paja, para ello se acondicionaba el carro con redes o mallas. Cuando los sacos de trigo pesaban 66 kg se llevaban sesenta sacos en la galera mientras que en el carro iban cuarenta. El carro era más antiguo que la galera aunque ambos han sido para el transporte de los mismos productos: mieses, trigo, paja, ciemo o basura de cuadras.

Abezia

Se conocían dos tipos de carros: con ruedas de rejas y con ruedas de radios. Los primeros carros tenían un eje de madera y dos ruedas fijas, de forma que giraban a la vez que el eje. Eran de difícil manejo ya que la única forma de superar las curvas era dando marcha atrás al carro. Un carro grande podía transportar 1000 kg. Cuando acudían a recoger la suerte de madera o leña en el monte, la unidad de medida era la carretada, cuya carga se calculaba en 800 kg: a cada vecino correspondían de 10 a 12 carretadas.

Para el transporte era importante colocar la carga de forma adecuada: primero, se formaban filas verticales, luego tres filas horizontales hasta la altura de las barreras del carro. A los lados se colocaban los picotes donde se hincaban los haces para lograr la altura necesaria y evitar que se cayeran.

Las piezas del carro eran: Vara: pieza de madera larga que conectaba el carro con los animales. Se unía directamente al sobeo. Se sujetaba con la sabija o cuño cruzado de madera que fijaba la vara en el sobeo. La vara tenía un zarrero por delante de la cama y otro por detrás. En ellos se metían las zarras, palos de madera que servían para sujetar las zarrapuertas. La cama o caja: era el lugar en el que se trasladaba la carga. Tenía dos brazos o pértigos de hierro uno a cada lado, unidos entre sí por rejas y por la tabla de la cama que se colocaba encima. La cama tenía las olmadillas o almohadillas, piezas de madera que se colocaban debajo del carro para darle altura sobre el eje. Galga: era una pieza gruesa y larga de madera que se ataba por sus extremos a la caja del carro para actuar como freno.

Los arpones o salientes eran de hierro y servían para encajar los tablones. Si estaban en el mismo brazo se llamaban barreros y servían para meter la zarra (palos altos que ayudan a plegar la carga).

El cierre de la cama era variado. Había carros con barreras, con tableros muy altos, con estacas (para la mies, la basura, las patatas, el grano) y con tableros pequeños. Los informantes señalan que los propietarios de carros con buenas barreras solían presumir de estas. Estos cierres podían ponerse y quitarse, en función de las necesidades del momento. Zarrapuertas: eran las puertas de la parte trasera y delantera de la cama. Tablados: puertas de los laterales de la cama. Las destinadas al transporte del cereal tenían hasta metro y medio de altura. Burros: eran piezas de madera que servían para aumentar la base de la cama. Se utilizaban mucho para el traslado de leña. Sobre estos burros de madera se colocaban los barrotes o las tablas. Los burros solían llevar un cerrote o estaca que se colocaba en la parte delantera de la cama, fuera de esta, para sostener la leña.

Apodaka

El carro de bueyes destinado al transporte de los productos del campo o para llevar basura, tierra, piedra, etc. disponía de estos elementos: Varal: era la pieza que iba desde la trasera del carro hasta el yugo. En él se apoyaban todos los travesaños y tablas, banzos, que componían el carro. Debajo de la cama iban las dos piezas donde se apoyaba el eje de las ruedas. Estas piezas llamadas yugos tenían un tornillo con una chapa larga para cerrar el encaje del eje y para que este no se saliera en los baches. La cama de un carro era de unos tres metros de largo por uno de ancho. Tenía cuatro banzos en cada lado donde se ponían los tableros; estos tenían unos travesaños más largos que se encajaban en los goznes. Llevaban otros dos tableros pequeños que se ajustaban uno en la parte delantera y otro en la trasera, apretados con sogas pequeñas que se ataban de un tablero a otro. El varal tenía en la punta orificios en los que se ponían las sabijas para que se fijaran en el sogueo del yugo de los bueyes.

Las ruedas del carro eran de madera de encina, radios de pino y llantas de hierro. El centro de las ruedas donde entraba el eje se llamaba buje. Los carros los fabricaban los carpinteros de la zona y las llantas las ponía el herrero.

Debajo de la cama del carro había una barra de hierro que al tensarla apretaba un taco de madera que hacía de freno. Debajo del varal, en medio y atrás, el carro tenía dos tentemozos. Estos maderos eran para que descansase el carro sobre ellos sin caerse cuando quitaban los bueyes.

Para acarrear la mies se ponían barreras con picas más altas que los tableros. Para acarrear la leña, se ponían zarras, una en el agujero de cada banzo. Cuando se llevaba tierra, cascajo o piedra se colocaban dos tableros pequeños como de 0.4 m de alto.

En Apodaka y en algunos pueblos vecinos se usaron también galeras; las tiraban con yeguas. Más tarde las acoplaron al tractor pero no dieron resultado.

Había tartanas tiradas por caballería o burro para ir al mercado de Vitoria y para visitar a los familiares. Tenían un pescante donde iba el conductor y disponía de un freno de husillo. Dentro tenían dos bancos de madera, uno a cada lado. La mayoría llevaba toldo.

Treviño y La Puebla de Arganzón

Los carros se componen de: cama, ruedas y vara o varas, donde van enganchados los animales de tiro y las barreras o tableros.

En la zona de la Montaña, Obecuri y Bajauri, hasta los años 1960, se han utilizado carros con ruedas macizas de madera. Posteriormente pasaron a ruedas de radios y llanta de hierro que giraban sobre eje de hierro. La vara, de madera de fresno o roble, iba desde atrás del carro hasta adelante. En la parte delantera tenía tres agujeros donde se alojaban las sabijas del yugo. En la parte trasera de la cama estaba colocada la galga, que era el freno, accionado por una polea y una soga. También se utilizaba un calce, una cuña o una piedra, que se colocaba en la rueda para que no se moviera.

Para transportar la mies se cambiaba la cama y se le ponía una más larga, de más de 4 metros; se ponían barreras con picas; para la leña se usaba cama pequeña y barrotes; para el grano o patatas, cama con tableros altos, de unos 80 cm; para la tierra o piedras, cama con tableros bajos.

Carro alavés de ruedas de radios. c. 1960. Fuente: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz: Enrique Guinea.

Berganzo, Pipaón y Ribera Alta

Los carros, tanto los tirados por bueyes o vacas, como arrastrados por yeguas o mulos, tenían características similares a las descritas anteriormente en otros pueblos de Álava. Con los primeros tractores se siguió manteniendo el carro, al que se le cortó el varal. Se le puso un enganche que era tirado por el tractor. Poco después aparecieron los remolques que hoy se hacen de diferentes medidas de altura, largura y anchura.

Argandoña

Se consigna que hace tiempo que estos carros tradicionales se abandonaron, al imponerse los remolques tirados por el tractor. Las camas de carro de madera hechas por expertos carreros carpinteros fueron sustituidas por las camas de hierro, con cartolas de estructura metálica, y ejes de ballesta con ruedas de cubierta de goma con neumático; todo ello fabricado por los herreros locales o empresas especializadas. Posteriormente se incorporaron innovaciones como el volquete de pistones. Por otra parte, las nuevas normas de tráfico obligaron a incluir luces y reflectantes además de adecuarse a determinadas dimensiones y pesos.

Los remolques actuales pueden ser de un eje simple de un par de ruedas, o doble de dos pares juntos, aunque también los hay de dos ejes, los llamados galeras, que tienen dirección en el eje delantero. No obstante, la mayoría usa los de un eje, que puede ser doble, al que se van incorporando novedades técnicas. En todo momento, tanto los carros como los remolques son descubiertos. Sin embargo, cuando se hace necesario, se pueden utilizar toldos de plástico para cubrir la carga. Las cartolas son desmontables en su integridad y pueden llegar a tener dos alturas. La cartola trasera posee una pequeña ventana que sirve para descargar grano, patatas o abono en proporciones controladas, utilizando el volquete. Este funciona mediante uno o dos pistones hidráulicos situados en la parte central de la cama del remolque que por la energía del tractor se levanta desde la parte delantera.

En los últimos años, la capacidad de los remolques ha aumentado gracias a ciertas mejoras técnicas y se van incorporando al mercado modelos más perfeccionados como los tándem o las bañeras. La aparición de estas últimas ha revolucionado el sector porque se están generalizando en poco tiempo. Las bañeras son remolques de cama más alta, con un eje doble de ruedas de gran diámetro y anchura, y con la caja metálica totalmente cerrada, excepto la cartola trasera. La apertura de esta se regula desde el tractor, sin tener que bajarse el conductor de su cabina. El sistema de volquete puede llegar a ser más complejo, levantando en horizontal toda la caja y luego inclinándola, alcanzando una gran verticalidad. Al ser las bañeras de mayor capacidad, necesitan de tractores más potentes.