Utensilios de medidas de longitud

En cuanto a utensilios de medida de longitud en el Valle de Carranza (B) se han recogido los siguientes, que son aplicables a otras localidades:

Cuerda

Los tratantes de ganado utilizaban un cordel conocido como la cuerda que servía para medir el perímetro a la altura del pecho del animal que pretendían comprar y que luego traducían en reldes o en kilos. Esta cuerda presentaba una serie de marcas o cuentas que señalaban diferentes medidas. Así un informante señala que cada cuarta estaba indicada con una cuenta roja, dos cuartas hacían una media vara, tramo marcado con una cuenta azul y cuatro cuartas formaban la vara.

Otro informante recuerda que la cuerda estaba dividida con colores en segmentos de la longitud de una cuarta, media cuarta y hasta pulgadas. En un extremo tenía una ojalera a través de la cual se pasaba el otro tras rodear el perímetro del animal y así poder tirar de ella para tensarla. El tratante la apretaba bien para así restarle peso y salir beneficiado en el trato, marcaba con el dedo el punto exacto y después soltaba la cuerda y efectuaba el recuento, por ejemplo nueve cuartas y media y dos pulgadas. Este informante se refiere a este elemento como la “cuerda de medir el ganado”.

También en Beasain y Hondarribia (G) se ha consignado que los tratantes de ganado solían llevar en el bolsillo una cuerda, kordela, que de palmo en palmo tenía hechos unos nudos. Con ella medían el contorno de la cintura de las vacas, y según los palmos que midiera calculaban los erraldes que pesaría, y así se estimaba el precio. En Hondarribia a la distancia entre nudos llamaban arrabetea y aunque no lo recuerdan con seguridad, creen que era de unos 12.5 cm.

Metros y cintas

En tiempos pasados era habitual que se tuvieran en casa herramientas de carpintería para fabricar o reparar los útiles de labranza, entre ellos un metro de carpintero compuesto por segmentos de madera de 20 cm con un mecanismo que permitía plegarlo. Los antiguos medían centímetros por una cara y pulgadas por la otra. Solían ser amarillos, aunque también los había blancos, y de un metro o dos de longitud, si bien el segundo tenía el problema de que se partía con más facilidad.

Las cintas métricas extensibles de metal aparecieron más tarde y reciben también el nombre de metros.

Antiguamente algunos contaban con “cintas de medir terrenos”. Eran como la citada cinta métrica pero de un material que recuerda a una tela fuerte y de 25 metros de longitud. La utilizaban las personas que medían terrenos y las que cubicaban madera, entre ellas vecinos entendidos en estos asuntos.

En las casas era común contar con una cinta de costurera, que algunas informantes llaman el centímetro. De un material flexible (hule) era común arrollarla sobre sí misma para guardarla, si bien recuerdan cómo los vendedores de telas o teleros que pasaban por las puertas vendiendo su género la llevaban siempre rodeando el cuello. De 150 cm de longitud, las medidas de uno y otro lado de la cinta siguen un sentido inverso lo que permite efectuar la medición independientemente del extremo de la cinta elegido para realizarla.

Vara

Algunos comerciantes contaban con una medida de madera de sección cuadrada y de la longitud de una vara. La utilizaban sobre todo a la hora de vender la tela que sus clientas compraban para confeccionar la ropa de los de casa. Para facilitar la medición a veces tenían sobre el mostrador dos marcas separadas por la longitud de una vara.

Los carniceros también utilizaban este recurso para medir los intestinos que vendían para hacer chorizos; algún informante trae a la memoria que tenían dos marcas en el mostrador con la medida de la vara.

Un joven carnicero del Valle de Carranza (B) recuerda que su padre, también carnicero, les decía que la vara de intestinos tenía 75 cm y que tomaran como referencia los azulejos de la propia carnicería ya que al ser de 15 cm de lado, con cinco formaban la vara.

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