Vertiente atlántica

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Abadiño (B) señalan que hoy día son pocos los que viven del campo pues se necesitan grandes inversiones para mecanizarlo y es costosa su amortización. Además, los terrenos más llanos y productivos a menudo se dedican a la industria o a la construcción.

En Amorebieta-Etxano (B) a partir de comienzos del decenio de 1990 ha disminuido la actividad agrícola por lo que también ha descendido la adquisición de nueva maquinaria y la mecanización.

Otro tanto indican los informantes de Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B), localidades en las que la actividad agrícola se ha visto relegada en los últimos años. Quienes se dedican a ella, lo hacen a la horticultura y disponen de pequeños tractores y maquinaria moderna para trabajar la tierra. En algunos caseríos, muy pocos hoy día por la práctica desaparición del ganado vacuno, se mantiene la costumbre de enfardar la hierba, hoy día en bolas que se forran de plástico para lo que se contrata a quienes disponen de maquinaria para realizar esa labor.

En Beasain (G) los pequeños tractores con remolque incorporado se han generalizado, por lo que hace ya muchos años que no se unce el ganado. Además, a estos tractores se les aplica una pequeña reja con vertedera o un eje con cuchillas, que profundizan lo suficiente para las necesidades de los actuales sembrados. Este proceso de mecanización, desterrando los anteriores carros y arados, se inició hacia la década de 1980 y se implantó rápidamente.

En Berastegi (G) la actividad es predominantemente ganadera y pastoril; la agricultura es escasa y los labradores disponen de pequeños roturadores manuales. La mecanización, pues, se circunscribe a aparatos destinados a hierba y helecho. Hay tres o cuatro máquinas segadoras y empaquetadoras adquiridas por otros tantos caseríos para la retirada de heno y helecho. Sin embargo, últimamente estos trabajos se encomiendan a empresas dedicadas a ello. Los baserritarras se dirigen a “Tolomendi. Mendiko Nekazaritza” (Tolomendi, agricultura de montaña) con oficina en Tolosa, quien contrata con empresas dedicadas al corte y empaquetadura de hierba y helecho. Para estas labores la Diputación Foral de Gipuzkoa ofrece subvenciones.

En Elgoibar (G) se ha consignado que los tractores se fueron amoldando a las circunstancias del terreno y a las necesidades de cada agricultor. Los primeros tractores eran de arranque manual y en ocasiones se empleaba más tiempo en arrancar que en hacer la labor; hoy en día disponen de arranque automático. Al tiempo se fueron modernizando los carros, los arados, hizo su aparición el rotavátor para remover la tierra y otros aperos de labranza, como la segadora. Ello conllevó la paulatina desaparición de los carros de madera, los bueyes, las vacas para tiro y los antiguos artilugios para la preparación de los terrenos, su mantenimiento y la recogida de productos.

En Hondarribia (G) hay unas 300 familias dedicadas a trabajar en el campo y cada casa dispone al menos de un tractor y muchas de dos, uno grande para los trabajos más pesados y otro pequeño. También cuentan con un pequeño remolque y otros accesorios, en función de las necesidades y del poder adquisitivo. Según señalan los informantes, hoy día muchos de los tractores que se compran son de segunda mano y se adquieren en Navarra o en Álava, ya que en estos territorios con frecuencia se les quedan pequeños y para lo poco que se trabaja con ellos en esta localidad son suficientes.

En Telleriarte (G) hoy día la mayor parte de las labores agrícolas se han mecanizado, también segar la hierba o transportar cargas. No obstante algunas tareas hay que seguir haciéndolas a la antigua usanza porque la orografía del terreno no permite el manejo de tractores grandes.