Preparación de tierras en barbecho
En el capítulo anterior dedicado a la distribución y rotación de los cultivos ya se ha tratado esta práctica consistente en dejar terrenos a barbecho con la finalidad de que recuperen su fertilidad, sobre todo en tiempos pasados cuando no había la actual disposición de abonos químicos y además resultaba más difícil adquirirlos por su carestía. Allí se recogieron algunas de las labores que se llevaban a cabo con los mismos durante el tiempo que se mantenían sin cultivar encaminadas a facilitar dicha recuperación de los nutrientes y el control de las plantas invasoras. Aquí continuamos con la descripción de estas labores y las necesarias para volverlas a poner en cultivo.
En Abezia (A) las tierras que se dejaban descansar, tierras en barbecho y tierras yecas, se labraban antes de la siguiente siembra dos o tres veces. La primera vuelta se realizaba con el aladro en marzo. La segunda, por san Juan, tenía como finalidad eliminar las hierbas crecidas y se llevaba a cabo con el aladro o brabán; en algunos casos daban otra vuelta más con este aparejo antes de la siembra.
En Berganzo (A) las labores previas a la siembra en el sistema de “año-vez” se iniciaban con la preparación de la tierra. La tierra que se había dejado en barbecho no quedaba olvidada, se le hacían dos o tres labradurías, la primera vuelta llamada arar que se daba por marzo con el aladro y la segunda que se hacía por san Juan con el fin de arrancar las hierbas que hubiesen salido, con el aladro o braván. Los que no tenían mucha tierra o disponían de más tiempo daban en julio una tercera vuelta.
Según la inclinación del terreno se labraba de una forma u otra: si era bastante inclinada y la ladera era lo suficientemente ancha se labraba cruzada “a media ladera” y si la ladera era estrecha se subía de vacío y se bajaba labrando. A partir de octubre se empezaba a sembrar.
En Argandoña (A) cuando las piezas no se cultivan todos los años porque no son rentables o sencillamente porque se les da un año o dos de descanso, se les llama barbechos. En cualquier caso, la labor consiste en orear la tierra y permitir la entrada de agua de lluvia durante varios días o incluso meses, para permitir la regeneración de los elementos minerales de la tierra y provocar la descomposición de los restos del cultivo anterior como rastrojos, cañas o ramas.
Si tras la cosecha el terreno se deja en barbecho, no se realiza ninguna labor excepto la eliminación de malas hierbas cuando meses adelante han alcanzado un crecimiento considerable. Esta labor está obligada en los casos de las parcelas que reciben subvención económica, ya que dicha práctica está controlada y vigilada desde las instancias públicas correspondientes. La eliminación de malas hierbas se lleva a cabo mediante productos químicos herbicidas que se aplican con calderas y brazos aspersores acoplados a la trasera del tractor.