Cuidados de los cultivos
Una vez germinado el cultivo o transcurrido un cierto tiempo desde la plantación se hacía necesario realizar diversas labores de cuidado a fin de garantizar su óptimo desarrollo: escarda, aporcado, riego, etc., siendo la escarda la más común de todas. En las descripciones anteriores ya se han recogido varios ejemplos de cuidados de los cultivos. Constatamos en este apartado unos cuantos más.
Durante el crecimiento de los cultivos un factor determinante lo constituyen las condiciones atmosféricas, que deben ser favorables.
En Moreda (A) nacidos los sembrados de cereal se considera positivo que durante la primavera las aguas sean abundantes para que las plantas suban y crezcan. La humedad hace que el cereal se adelante y posteriormente grane bien obteniéndose una buena cosecha. En esta época es positivo el aire de bochorno que favorece el crecimiento de las plantas.
Antaño hasta mayo los sembrados estaban en hierba. En ocasiones se regaba el cereal en aquellas fincas cercanas a los ríos o que disponían de regadío. Ahora, sin embargo, para el mes de abril comienza a encañar el sembrado y a echar la cabeza. Si el mes de abril es fresco se coge cosecha. No obstante, si en primavera no llueve y hay vientos desfavorables el grano se queda solo con piel, sin harina.
Cuando el cereal comienza a granar es conveniente el tiempo fresco. Si hace bochorno le perjudica, aplana la planta y no se coge nada, el bochorno asfixia y falsea la planta. Con sol y viento norte grana mejor. En definitiva, es bueno que haya tiempo fresco pero no seco, que no llueva, y cuando saque la cabeza que caliente.
Las tormentas con piedra o tromba de agua perjudican más a la cebada, ya que se revuelca debido a que la caña o paja es débil. Sin embargo, el trigo es más resistente. Después, a la hora de la recolección, la máquina cosechadora tiene dificultades en recolectar las zonas revolcadas, donde la planta está tumbada, por estar las espigas en el suelo; a veces, se dejan sin recolectar.
En Abadiño (B) dicen que con rocío no conviene andar entre plantas de patata, ajo o tomate, porque al tocarlas se les produce roña, gorriñe. También hay que tener cuidado con el rocío al escardar la cebolla. Se asegura que es más dañino el rocío matutino que la humedad dejada por la lluvia. Otras plantas nunca sufren este mal, es el caso del pimiento, el puerro, la remolacha, el maíz, etc.