Vertiente atlántica

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Abadiño (B), a partir de los años 1950 empezaron a adquirirse máquinas para hacer más llevadero el trabajo de los agricultores. En primer lugar, la trilladora: se introducían los manojos de trigo, lasto-eskutak, para separar la espiga de la paja y llevar esta al camarote mediante tubos impulsados por aire. Después con la aventadora se limpiaba el trigo separando el polvo del grano. La máquina para moler el maíz, “artue birrintzeko makinie”, que solía estar sujeta a la pared, disponía en la parte superior de embudo en el que se introducía el grano de maíz, y mediante una manivela se trituraba el grano. Solo algunas casas disponían de máquina para sembrar el maíz, “artue ereitteko makinie”. Según el ganado tiraba de la máquina por la heredad un recipiente mediante un mecanismo iba soltando los granos. El tractor sustituyó a los animales de tiro y se fue generalizando a partir de 1975-80. La segadora, “bedarra ebeitteko makinie”, se introdujo poco después que los tractores, y más tarde las desbrozadoras.

En Ajangiz, Amorebieta-Etxano, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B) se ha consignado que los tractores comenzaron a utilizarse en la labranza a partir de 1960. En Ajangiz una informante recuerda que el primer tractor lo compraron entre tres casas para compartirlo. En Amorebieta-Etxano señalan que la maquinaria agrícola no se adapta bien a la mayor parte del terreno de la localidad, salvo en algunas pequeñas llanadas, debido a la orografía del lugar.

Rotavateando. Ajangiz (B), 2013. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zamudio (B) la mayoría de los informantes señalan que siguen empleando las herramientas tradicionales para trabajar la tierra. En prados grandes se valen de la segadora, si bien en zonas de difícil acceso o cuando es pequeño el terreno a segar se sigue utilizando la guadaña para cortar la hierba. Como nueva máquina y en sustitución del arado se ha introducido el rotavátor, rotabatorra. También hay tractores para voltear la tierra y hacer surcos.

En el Valle de Carranza (B), a finales de los años 1960 comenzaron a introducirse tractores articulados de pequeño tamaño, mejor adaptados al terreno montuoso del valle, que contaban con una cabeza tractora con un solo eje y un semirremolque con tracción. Este tipo de tractor se podía desmontar por su eje central y acoplarle un grupo trasero al cual se podía unir un arado, la máquina, y después sustituirlo por un rotavato que completaba la labor. Así mismo fue introduciéndose maquinaria que facilitaba las labores de recolección de la hierba.

En Zeanuri (B) una máquina segadora mecánica pero sin motor y tirada por vacas o bueyes comenzó a utilizarse en los años 1940 en las llanadas comunales de Saldropo donde se había sembrado extensamente tanto avena, orloa, como cebada, garagarra. El primer apero de motor que se introdujo fue la motosierra que desterró la tronzadora, trontzea, y en casos la sierra de mano ya en los años 1950.

Un decenio más tarde empezó a usarse la desbrozadora de motor con sus cabezales de cuchillos y de pita que sustituyó, aunque no en todos los casos, a la guadaña, kodania, y a la hoz, egitia, que todavía se siguen utilizando para pequeños trabajos de corte. Hacia 1970 comenzó a generalizarse el rotavátor de ejes aspados y con motor de gasolina para desbrozar y arar las tierras dedicadas sobre todo a la horticultura.

El abandono de la siembra de los cereales en la década de los años 1960 ha convertido las antiguas heredades, soloak, en herbazales. Para su siega ha entrado, en casos, la segadora de motor que actúa con unos cuchillos cortantes a modo de peine.

El tractor ha sustituido a la pareja de bueyes o de vacas para las labores de transporte de labranza. Pero no se ha generalizado en todos los caseríos que antes disponían de ganados de tiro. En todo caso, los tractores de uso doméstico son de tamaño pequeño debido tanto a las reducidas dimensiones de las heredades como a sus características orográficas generalmente en pendiente. El primer tractor en esta localidad de Zeanuri fue adquirido el año 1960, en el caserío Ogaragoiti del barrio de Asterria.

Algunos de los que disponen de tractor propio hacen ciertos trabajos de labrar la tierra, por encargo, a otros vecinos que carecen de esta máquina.

Primer tractor utilizado en Zeanuri (B), 1960. Fuente: Archivo particular Eusebio Ozerinjauregi.

En Beasain (G) indican que no se utilizaron las cosechadoras porque para cuando aparecieron en el mercado se había dejado de cosechar trigo. De todas formas, no hubieran sido prácticas porque los trigales eran pequeños y casi siempre se encontraban en laderas inclinadas. Las segadoras mecánicas sí se utilizan en algunos caseríos, pero no en todos los prados, pues la pendiente no lo permite.

En Berastegi (G), según se recogió en los años 1980, del centenar de caseríos, alrededor de 40 disponían de tractor. Se trata de tractores no muy grandes, pero suficientes para realizar sus labores. De segadora disponen unas cuatro casas. No hay cosechadoras por carecer de mies.

En Elgoibar (G) hay constancia de la llegada del primer tractor a comienzos del decenio 1950, pero se recuerda que no fue muy útil por su gran tamaño y la dimensión de las ruedas. Como los terrenos son mayoritariamente muy pendientes, la maniobrabilidad con el tractor es dificultosa.

En Hondarribia (G), en los caseríos, el primer artilugio de motor que se adquirió para escarbar y remover la tierra fue el rotavátor. Un informante indica que lo adquirió hacia 1970 y le costó unas 30 000 ptas. A mediados de 1970 se generalizó el uso de tractores y sus complementos y accesorios: remolques, rotavátor, segadora, aireadora, cadenas, abonadora, sembradora y desinfectadores.

En Telleriarte (G) hacia 1970 se introdujeron los tractores. En el barrio de Brinkola se conoció el uso de trilladoras antes de la Guerra Civil, pero no siempre las utilizaban, en ocasiones golpeaban las mieses a mano. Para limpiar el trigo recurrían a la aventadora, tornue. Los informantes guardan el recuerdo de que las labores de siega y trilla del trigo eran muy penosas.