Ganado vacuno. Uztartu

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Abezia (A) el buey ha sido, durante años, el animal más importante del caserío. Una casa sin bueyes era una casa pobre. Tener una buena pareja de bueyes era símbolo de prosperidad. Ello se debía a que han sido los animales más utilizados para realizar las tareas agrícolas, especialmente para tirar de aparejos como el arado, debido a su nobleza, fuerza y resistencia. También se juncían (uncían) para el transporte en carro de estiércol, leña, hierba, mies, etc. Únicamente a falta de bueyes se utilizaban las vacas.

En Agurain (A), para las labores de campo, la fuerza animal primordial eran los bueyes terreños, cuatro por cada casa, hasta los años 1980 en que desaparecieron con la llegada del tractor. Si el carro que debía arrastrar la pareja de bueyes era muy pesado, se colocaba otra pareja delante. En razón al trabajo que desarrollaban, se cuidaba mucho su alimentación. Ya no quedan ni bueyes ni mulos para labores de campo. Con las vacas se hacían los trabajos más suaves como pasar el cultivador y la rastra.

En Apodaka (A) los bueyes eran usados para arar, llevar el carro, trillar, arrastrar maderos, transportar máquinas y segar con ellas. A tal fin se juncían los bueyes con el yugo. Para el acarreo de maderas para la construcción, se uncían una o dos parejas. En algunas labores se empleaba el medio yugo para un buey o vaca pero nunca para el carro. Algunas casas disponían de una pareja de vacas y otras de dos, según la cantidad de tierra que labraran; se empleaban para narrear y pasar la trapa, también para ir a por hierba. En Pipaón (A) los bueyes se empleaban para el transporte pesado con el carro, así como para el arado o tirado de fuerza.

En Berganzo (A) los animales utilizados en las principales tareas agrícolas eran bueyes, mulos y mulas. Se emparejaban para juncirlos y que tiraran del carro, en el que transportaban al campo estiércol y abonos, la simiente y los aparejos. Las vacas se empleaban en trabajos más suaves como pasar el cultivador y la rastra.

En Bernedo (A) la fuerza animal para trabajar en la agricultura de esta zona la constituía la yugada o pareja de bueyes o de vacas, unidos por el yugo cornil. Los bueyes arrastraban el carro que se sujetaba al yugo por la punta del varal del carro. Los bueyes también arrastraban el arado y el brabán para labrar la tierra, pasaban la grada para desterronar lo labrado, arrastraban los trillos grandes en la era, tiraban de la leca cargada de troncos en el monte, arrancaban las raíces en los roturos y se les enganchaba siempre que había que tirar con fuerza. Cuando en el monte resultaba muy pesada la carga se les enganchaba por delante la yegua. Después del trabajo les colocaban una manta encima para que no se enfriaran con el sudor.

En Urkabustaiz (A) la pareja de bueyes se utilizaba para trapear, maquinar, acarrear cargas pesadas en carros y traer hojas y helechos para cama del ganado. También se empleaban las vacas como segunda pareja que se colocaba delante. En labores menos pesadas se emparejaban una vaca y un novillo. Cuando se producían grandes nevadas los bueyes arrastraban el quitanieves.

En el Valle de Ayala y en el Valle de Zuia (A) hay constancia de la utilización de los bueyes para el arado de la tierra, la trilla del trigo, el transporte de la hierba, el arrastre de troncos del monte, tejas, piedras, etc.

En Ribera Alta (A) en ninguna casa faltaba la pareja de bueyes. Con ella se preparaba la tierra para la siembra, labor que se conoce como maquinar. Se transportaban las gavillas de la finca a la era, se pasaba el trillo para desgranar el cereal, las alubias y las habas. En las casas en que había dos parejas de bueyes, una maquinaba y la otra trapeaba, labor que consiste en pasar la trapa por la tierra después de la siembra para que la semilla quede enterrada. Si no, la labor de trapear se realizaba con una pareja de vacas. Con los bueyes también se acarreaba leña del monte en el carro y se segaba con la atadora. En tiempos pasados incluso se utilizaban para que arrastraran el carro donde transportar las cosas más diversas, como el ajuar de la novia.

Las parejas de bueyes, esenciales en el trabajo agrícola. Valle de Urdazuri (L). Fuente: Boissel, William. Le Pays Basque. Sites, arts et coutumes. París: 1929, plancha LXIV (cliché de MM. Chevojon).

En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) las principales tareas eran realizadas por los bueyes y las mulas. Las vacas se destinaban a arar tierras más suaves. Una vez emparejados y juncidos los bueyes o la caballería, se les enganchaba al aladro o al brabán para arar la tierra, a la rastra, al cultivador, al marcador para la siembra, a la gavilladora, aguadañadora y atadora en la recolección del cereal o bien al carro para llevar simiente, abono, tierra, estiércol, leña, piedras y la mies una vez recogida para llevarla a la era y ser trillada.

En Valderejo (A) sobre todo se han utilizado los bueyes, que podían provenir de las vacas terreñas domésticas o, principalmente, eran adquiridos en las ferias de ganado. Se empleaban para labrar la tierra tirando del arado o del brabán, conocido como la máquina; para arrastrar la grada, en ocasiones la trapa, para transportar en el carro el estiércol, la mies, las patatas, el grano, la madera; para tirar de las máquinas de segar y para arrastrar árboles. En menor medida se emplearon vacas de las razas terreña o tudanca para trabajos similares a los anteriores, que requirieran menos fuerza, como tirar del arado, pasar la trapa o como complemento de tiro.

En Abadiño (B) el ganado mas apreciado a la hora de labrar la tierra eran los bueyes, pero en su defecto se echaba mano de las vacas. Solían ser los encargados de tirar de los arados (goldie, trikitrakie) y las rastras (burdinarie, arie, narra, txilindrue). Cuando había que arar grandes extensiones se necesitaba buen ganado. Era una labor en la que los animales se fatigaban, por lo que de no disponer de bueyes, se recurría a dos pares de vacas. Detrás del arado iba una persona para que el instrumento fuera recto y se encargaba de girarlo al llegar a los extremos. A tal fin, se necesitaba fuerza por lo que normalmente era una tarea masculina. Delante solía ir otra persona que se encargaba de guiar el ganado, itaurren egin. Los que disponían de bueyes se las apañaban con una sola pareja, que a veces estaba tan bien entrenada que una sola persona podía manejarla.

En Amorebieta-Etxano (B) la fuerza animal más utilizada para el transporte pesado, tirar del arado y del carro ha sido el ganado vacuno. Se ha recurrido a él más que a los bueyes porque solo los caseríos económicamente fuertes disponían de ellos. En Zamudio (B) las yuntas de vacas o de bueyes se utilizaban como animales de tiro para arar la tierra y tirar del carro en el acarreo de madera, sugarrie, y material para hacer la cama del ganado, azpigarrie.

En Bedarona (B) señalan que en el establo por término medio solía haber cuatro o cinco vacas. Los informantes se referían a ello como buztarriak, yugos, así por ejemplo se decía de un caserío: "buztarri bi daukaz kortan", tiene dos parejas en la cuadra. A las vacas uncidas al yugo se les enganchaban detrás los instrumentos de labranza y se utilizaban en las más diversas tareas agrícolas como arar, goldatu, pasar la rastra, anea pasatu, etc. Enganchándoles el carro se acarreaba árgoma, helecho, cama para el ganado, hierba, leña, piedras... Antaño, para realizar estos trabajos un único caserío disponía de bueyes.

En Ajangiz, Ajuria y Gautegiz Arteaga (B) los bueyes han sido la fuerza mayoritariamente utilizada en las labores de labranza, con el arado, etc. y en las tareas de carretería, karreterierako, como el acarreo de castaños y pinos del monte. En ocasiones se emparejaba un buey con una vaca. Muchas casas no disponían de bueyes, en cuyo caso uncían dos vacas. Dicen los informantes que para indicar que una casa era buena propiedad, existía el dicho: "Idi-buzterri bi eukan" (contaba con dos parejas de bueyes).

En Urduliz (B) la fuerza animal por antonomasia en las casas eran las vacas porque antiguamente eran pocos quienes disponían de bueyes, si bien tiempo después hubo más casas que los tuvieron. La yunta se utilizaba en los distintos procesos de arado y preparación del campo, para llevar el estiércol, acarrear hierba, árgoma, helecho, leña... para transportar los piensos, carbón y arena a los caseríos. A veces, quienes contaban con bueyes, acudían a labrar heredades ajenas por diversas causas como: tratarse de terrenos muy extensos, para ganarse un jornal[1], o trabajar en casas que no tuvieran ganado o tuvieran niños pequeños que atender y no dispusieran de mano de obra.

En Zeanuri (B) las vacas uncidas al yugo se utilizaban para labrar y preparar la tierra para el cultivo de maíz, trigo y patata. También en el acarreo de helecho, hojarasca de haya y leña y para obtener estiércol. En tiempos pasados, uno de cada cuatro caseríos poseía bueyes y además de dedicarlos a las típicas tareas de labranza, se utilizaban, trabajando a sueldo, en labores forestales como extraer troncos del monte.

En Donoztiri (BN) se trabajaba con bueyes y vacas. El ganado caballar se empleaba con el arado accidentalmente, es decir, cuando el trabajo era particularmente difícil y penoso para la yunta de bueyes o de vacas, se le enganchaba delante un asno o un caballo para que tirara y aliviara a aquella. Cuando se trabajaba con una yunta de bueyes o de vacas, se consideraba como una jornada de labor el terreno de siembra de un saco (10 galtzuri) de trigo. Yuntas de bueyes y de vacas tiraban también de los trineos, liak. Este era un medio de transporte muy usado porque gran parte del helecho y árgoma que servía de material, ihaurgi, para las camas del ganado en los caseríos y para elaborar el fiemo que servía de abono para los campos, se recogía en los montes.

En Uhartehiri (BN) en las faenas de campo, como animales de tiro, solamente empleaban vacas y bueyes, uncidos al yugo, no caballos. En Donazaharre (BN) señalan que para que la novilla aprendiera a tirar a buen ritmo se la enganchaba entre dos vacas experimentadas.

En Sara (L) el transporte en carros tirados por yunta de bueyes, y más generalmente de vacas, fue el tradicional para las grandes cargas de heno, helecho, trigo, leña, piedra, etc.

Bueyes camino de Ezpeleta (L). Fuente: Boissel, William. Le Pays Basque. Sites, arts et coutumes. París: 1929, plancha XLIV (cliché de MM. Chevojon).

En Liginaga (Z) en las labores del campo se utilizaban vacas. A veces iba un asno o un caballo tirando delante de la yunta de vacas. Dos vacas tiraban del carro. Barandiaran señalaba que ya en la primera mitad del siglo XX los cambios en los medios de transporte y de traslación eran bastante considerables. Así, el carro chillón o gurdia fue sustituido por el llamado orga. Este continuaba aún, pero en muchos casos había sido suplantado por el autocamión. El trineo o leca persistía. Para el transporte de basura, de comida para el ganado, etc., se usaban mucho las carretillas, orgatxoak, de una sola rueda impulsadas a mano por un solo individuo. El transporte de grandes cargas, sobre todo entre la localidad y los pueblos vecinos, se efectuaba principalmente en autocamiones.

En el Valle de Carranza (B) hasta la mecanización que tuvo lugar en los años 1970, los animales de tiro de uso generalizado fueron las yuntas de vacas o bueyes. La yunta, generalmente formada por vacas suizas, se uncía al yugo para maquinar, pasar el rastro a las piezas y arar, y tirar del trillo en la era. Ellas con el carro supusieron también hasta los primeros años 1960 el más importante medio de transporte utilizado en el caserío. Así se conducía hasta la casa el verde, la hierba seca y la leña; se sacaba el abono de las cuadras y se trasladaba a los campos, y se transportaba el rozo para las camas de los animales. En el carro se traían las castañas al caserío y las manzanas hasta los lagares. La yunta y el carro servían para transportar los materiales utilizados en la construcción de los caseríos y cabañas. Los carreteros para sus labores generalmente se servían de parejas de bueyes; en carro con la yunta llevaban la leña los carboneros y otro tanto ocurría con la galena procedente de la explotación de las minas del barrio de Matienzo que se transportaba en carros tirados por bueyes.

En las Encartaciones (B) los animales domésticos mayores se emplearon en trabajos de minería para el transporte del mineral de hierro desde los puntos de extracción hasta los cargaderos, para el arrastre de arena de la playa para la construcción y el transporte de mercancías. Cuando no se disponía de caminos adecuados para el carro, se utilizaban también en el acarreo de cargas de leña o de ganado herido.

En Ataun (G) el empleo del ganado vacuno, geel ganadue o ganadu geela, en la explotación de la industria agrícola data de antiguo. Se ha servido de él para rotura de tierras mediante arados y también para el arrastre de géneros resbalando sobre el suelo. Los caminos utilizados para tal finalidad se denominan lorbideek, narrabideek y leabideek.

En Beasain (G) los bueyes y vacas se han utilizado como animales de tiro para el transporte con canos y narrias o para el tiro de los diferentes arados en la preparación de los campos para la siembra. Se han empleado sobre todo en labores más pesadas como arar y transportar los canos llenos de heno, leña o troncos. Quien no disponía de bueyes contrataba los servicios de la gente que los tenía, pagando un tanto a la hora. Los informantes señalan que el problema era que, teniendo en cuenta la época y el clima, sobreabundaban las solicitudes o no las había. En Ezkio (G) bueyes y vacas se han utilizado sobre todo en labores de arado de la tierra y en trabajos de monte. En Hondarribia y en Oñati (G) también hay constancia de la utilización de bueyes y vacas como animales de tiro.

En Astigarraga (G) las vacas y los bueyes uncidos se han utilizado como animales de tiro para arrastrar los carros de hierba y tirar de los aperos en la preparación de la tierra para la siembra, lucra maniatzen, y en el laboreo. Quienes no contaban con bueyes uncían una vaca de su propiedad con un buey prestado por una casa vecina o como en Beasain, alquilaban los servicios. En Getaria (G), como villa marinera, dicen que se han utilizado para transportar anchoas, también uva, etc.

En Elgoibar (G) se ha utilizado la pareja de bueyes o de vacas para arrastrar el carro, gurdixa, o la narria, narrixa, cuando había que transportar gran cantidad de hierba, helechos o troncos. También cuando se necesitaba mucha fuerza para trabajar con aperos como el arado, el rodillo, alperra, o la grada, aria[2].

En Elosua (G) los bueyes y las vacas en invierno se utilizaban para el acarreo de leña, egurretia, y carbón; en otoño, del helecho, garua; en primavera, en labores de preparación, aretu, escarda, jorrau y esparcido del estiércol, simaurkatu, en las tierras donde se sembraba patata, maíz o trigo.

En Zerain (G) señalan que la tracción animal se ha hecho con bueyes y vacas, si bien mayormente se han servido de estas últimas. También se ha utilizado el mulo.

En Telleriarte (G) se utilizaba la pareja de bueyes o de vacas en las labores agrícolas en las que hubiera que arrastrar el carro, el arado, goldea, la narria, leca e instrumentos similares. Las casas que no disponían de bueyes, a veces los pedían prestados a un vecino.

En Aoiz (N) en el laboreo de la tierra y el transporte de los frutos se emplearon bueyes; también para mover norias. En el momento de uncir los bueyes había que colocar a cada animal en el lado que le correspondiera, ya que unos trabajan orientándose hacia la derecha y otros a la inversa. Por ello, en el momento de la compra se buscaba el animal que en ese momento se necesitase.

En Lezaun (N) se ha consignado que pocas familias tenían dos parejas de bueyes, algunas tenían una y eran muy numerosas las que no disponían de ellos y únicamente contaban con "vacas de yugo", es decir, una pareja domada para el yugo. Se utilizaban en las labores del campo y en el acarreo de leña, fiemo y orbel u hojarasca para la cama del ganado.

En Améscoa (N) solo se uncen al yugo, se juñen, los bueyes y las vacas que suplen a los bueyes en las casas económicamente débiles. Se empleaban para labrar la tierra, los transportes con el carro y para arrastrar troncos y cuerpos pesados. En Arraioz (N) la pareja de vacas se utilizaba para trabajar con el brabán y el acarreo de hierba. En Izal (N) los bueyes se han utilizado para labrar (en yunta) y tirar del carro. En Ultzama (N) los datos recogidos son similares.

Carro arrastrado por vacas. Duranguesado (B). Fuente: Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia (Fondo Santuario de Urkiola).

En las localidades siguientes se atestigua que apenas se han utilizado bueyes o lo han sido en tiempos pretéritos.

En el Valle de Roncal (Ustárroz, Isaba y Urzainqui-N) se han servido de los bueyes como tracción animal. En Cárcar (N) la utilización de vacas y/o bueyes en labores agrícolas ha sido escasa. Los informantes siempre se refieren a que alguno de la Montaña que se casó en el pueblo los utilizó ocasionalmente.

En San Martín de Unx (N), en épocas pasadas, la fuerza animal, bien para trabajo, acarreo o transporte, fue detentada por las vacas y los bueyes. En Obanos (N) existe documentación que consigna que en los años treinta del siglo XX en algunas casas de la localidad hubo bueyes. A mediados de los años cincuenta eran ya una rareza. En Viana (N) los bueyes dejaron de utilizarse desde finales del siglo XIX y en Sangüesa (N) en los años 1940. En Berastegi (G) los bueyes y las vacas en otro tiempo se utilizaron para el acarreo pero hace mucho que desaparecieron.

En Valtierra (N) los bueyes han sido poco utilizados, salvo en las roturaciones de tierras esteparias en las Bardenas. La fuerza y aguante de esos animales los hacía apreciables para ese menester. Los informantes no han conocido su uso como animales de carga y tiro. La Virgen del Yugo, tan querida para los riberos de Arguedas y Valtierra, es un testimonio del uso antiguo de estos animales, al representar su imagen en un árbol con un yugo a sus pies.


 
  1. A finales de los años 1950 por la labor de una jornada se pagaban 700 pesetas.
  2. En esta localidad a los bueyes se recurría para tirar de los vagones del tren por una vía particular cuando el ferrocarril traía el carbón para la fábrica de San Pedro.