Siega mecánica
En la época en que se generalizaron los silos en el Valle de Carranza (B) ya eran frecuentes las segadoras de mano llamadas por algunos simplemente máquinas. El componente para segar recibía el nombre de peine por recordar a uno de estos útiles, dentro del cual se desplazaba lateralmente una cuchilla formada por unas piezas trapezoidales afiladas, llamadas dientes, que cortaban la hierba y eran movidas por la acción del motor. La llevaba una persona que iba segando poco a poco una hilera de ida y otra de vuelta lateralmente a lo largo de la pendiente de modo similar a cuando se segaba a dallo. Cuando la pendiente era muy acusada era necesario que una persona sujetase la segadora desde el lado de abajo empujándola hacia arriba.
Por lo general se necesitaba la ayuda de al menos otra persona que se ocupaba de una tarea denominada “quitar yerba” consistente en retirar con la rastrilla unos centímetros la hierba segada en la zona de contacto con la que quedaba por segar para que cuando la segadora realizase el recorrido inverso el peine no atrapase hierba segada, ya que entonces paraba el movimiento de la cuchilla impidiendo su avance. De ocurrir este contratiempo se decía que se atragantaba o atascaba. Cuando esto ocurría, el que segaba daba marcha atrás y el otro debía retirar con la rastrilla hasta la última brizna de hierba en la zona que hubiese quedado mal segada para que el primero pudiese reanudar la tarea.
Las propias segadoras tenían acoplado al peine dos piezas metálicas denominadas aletas que recogían la hierba segada hacia el centro obviando este problema, aún así era conveniente que alguien completase el trabajo ya que a diferencia del dallo las segadoras tendían a formar montones.
El mayor obstáculo para la segadora lo constituían los nidos de ratones, pequeñas bolsas de materia vegetal seca que conseguían atorar las cuchillas. La tierra, los hormigueros y las piedras desafilaban las cuchillas del mismo modo que a los dallos por lo que periódicamente había que afilarlas.
Las orillas de los prados segados con segadora se solían limpiar a dallo. Una persona “a punta de dallo” sacaba la hierba aprovechable y despuntaba las zarzas y toda la vegetación espontánea que formaba los matorrales o matos de separación entre prados para evitar que ganasen anchura extendiéndose hacia la zona cubierta por hierba. A este trabajo se le llamaba hacer las orillas.
De hecho el dallo y la segadora se combinaban ya que se continuaron segando los mismos prados usándose el dallo en las zonas que por su pendiente o por las irregularidades del terreno imposibilitaban el uso de la segadora.
Esta máquina supuso un adelanto notable ya que era capaz de realizar el trabajo de muchos segadores en poco tiempo. A diferencia del dallo dejaba la hierba bastante bien extendida, aún así si iba a ser secada convenía esparcir los montones que a veces formaba, sobre todo en los lugares donde se había atragantado, labor que se realizaba con la rastrilla y sobre todo con la horquilla.