El ovillado, harilketa
Con las madejas una vez blanqueadas y blandas se hacían ovillos, harilek.
En Zeanuri (B) para esta operación utilizaban una larga vara de avellano curvada en su mitad. Esta parte curva se aprisionaba con la tapa de la artesa, azpilia, o de un arcón, kaxea, de modo que los extremos ofrecieran sus puntas separadas. En estos extremos del arco se introducían las madejas por sus dobladuras; así el hilo quedaba tenso. De allí se iba extrayendo el hilo y se enroscaba primeramente sobre los dedos y luego sobre el mismo hilo doblado formando así el ovillo, harilea.
Los ovillos se guardaban en bolsas de tela, zakutoak, y se llevaban al tejedor de cuando en cuando, noizpehinka, cuando la cantidad de hilo era suficiente para que trabajara el tejedor, ehulia.
En Ataun (G) después de las coladas se secaban las madejas en el prado y pasaban a la devanadora o harilkarie para ser reducidas a ovillos, harillek. La devanadora era toda ella de madera.
En Urdiain (N) la devanadora, harelkia, era un instrumento de cuatro varas verticales con eje giratorio en el centro. Se utilizaba para pasar el hilo de la madeja al ovillo.
En Bernedo (A) a este instrumento que era un cuadro con cuatro bolillos en las esquinas le denominaban madejador. De cada cuatro husos se hacía una madeja.