Prendas de trabajo. Janzkerak
Con carácter general podemos indicar que la indumentaria de trabajo en el campo variaba y varía según la estación del año y el tipo de trabajo.
En Bedarona (B) aportan en este sentido un dato interesante. La ropa de los días laborables se llama asteguneko erropa y esta denominación se adjetiva en función de la labor, así: soloko erropak, es la ropa que se lleva a la heredad; kortako erropak, la que se utiliza en las tareas de la cuadra; basoko erropak, la que se lleva a los trabajos del monte; ikazginerako erropak, la empleada en la fabricación del carbón y etxeko erropak, la ropa de andar en casa.
En Beasain (G) han señalado que antaño la ropa que utilizaban era de lino, de elaboración doméstica, pero a partir de los años 1940 se utilizó ropa hecha con telas compradas en el comercio, y más recientemente se adquiere ya confeccionada. Los colores suelen ser generalmente de tonos oscuros como el gris o el azul marino. También en Elgoibar (G) en otro tiempo se vestían con prendas de lino y como señala algún informante "con lo que podían" porque la ropa y el calzado eran de mala calidad. En Valtierra (N) la ropa para las faenas agrícolas era variada porque se echaba mano de lo que ya no servía para vestir de manera más formal. En Hondarribia (G) dicen que las mujeres confeccionaban muchas prendas en casa, con lo que ahorraban en ropa, solo se compraba "lo imprescindible".
El dato de que para las labores en el campo tanto hombres como mujeres han utilizado y lo siguen haciendo ropas viejas, con petachos y remiendos, es común a la mayoría de las localidades encuestadas. Así se ha constatado en Abezia, Moreda (A); Abadiño, Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga, Nabarniz, Zamudio (B); Telleriarte (G) e Izurdiaga (N). En el Valle de Roncal (Ustárroz, Isaba y Urzainqui-N) para las labores agrícolas se recurría a las prendas de diario y las alpargatas.
En Argandoña (A) señalan que todavía es común trabajar varios días con la misma ropa, aunque esté sucia, y si se rompe, se remienda hasta que haya necesidad de sustituirla por otra nueva. No obstante, hoy día las prendas se lavan y se renuevan con mayor asiduidad. También en Berganzo (A) recuerdan que antaño la ropa se lavaba muy de vez en cuando.
En Moreda (A) para extraer la basura de la cuadra se cubrían la cabeza con un saco viejo que caía por la espalda. La forma se obtenía metiendo una de las puntas del saco hacia dentro a modo de cucurucho o capucha de fraile. Así evitaban mancharse con el ciemo que llevaban en los canastos. También una vez finalizada la campaña de la molienda de las olivas en la almazara, para trasladar el aceite de los trujales a las tinajas de los altos de las casas, se ponían un saco de yute por la cabeza.
En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) para protegerse de la lluvia o para sacar la basura, tanto hombres como mujeres, utilizaban un saco de yute al que le daban la forma de capuchón de fraile, que se ponían por encima de la cabeza y de los hombros. Para sacar la remolacha, se ponían un saco de yute doblado, alrededor de la cintura, para protegerse del barro y del agua de la remolacha que apoyaban sobre el saco para cortarles las hojas y la raíz.
La costumbre de cubrirse la cabeza y la espalda cuando llovía tanto hombres como mujeres mediante un saco de yute, principalmente cuando acarreaban hierba, nabos, remolacha, etc. se ha constatado en varias localidades vizcaínas, tales como Ajangiz, Ajuria, Bedarona, Gautegiz Arteaga, Nabarniz y Zamudio.
En Artajona (N) en la vendimia se ataba un saco amarrado a la cintura con un esparto. El encargado de recoger la uva para transportarla en canasta a las comportas se colocaba un saco doblado hacia dentro, formando capucha, sobre la cabeza. En la operación del pisado de la uva en los lagos, los hombres se arremangaban los pantalones hasta las rodillas. También los trujaleros llevaban un saco atado a la cintura, a modo de mandil.
En Moreda (A) tras podar las viñas, antes había que sarmentar (recoger del suelo los sarmientos de las vides y sacarlos fuera de la finca). Para no mancharse la ropa ni mojársela (durante el invierno por las mañanas tienen escarcha o se hallan húmedos de las nieblas), los viticultores se colocan por delante y de cintura para abajo un saco a modo de delantal atado con una cuerda o lía. De esta forma se hacen a mano las gavillas de sarmientos.