La cosecha
Las cosechadoras de cereal, y de algunas leguminosas como los guisantes, constan de un artilugio en su frente llamado corte. Este, al ser de gran anchura, se desmonta y se deposita en un carro especial para su transporte por carretera o por caminos estrechos. Las cosechadoras más grandes y modernas pueden llegar a tener cortes de hasta 8 metros de anchura. El corte siega la planta por su pie y facilita la entrada de la misma al interior de la máquina, la cual mediante un sistema de machacadoras y cribas separa la paja, que cae al suelo por la parte trasera, del grano que acumula en una tolva. Cuando esta se llena, se despliega un tubo sinfín que descarga el grano en los remolques. Las primeras cosechadoras que se conocieron depositaban el grano en sacos que varias personas cerraban y descargaban al suelo desde un lateral de la máquina conforme esta iba cosechando sin detenerse.
La especialización en la recogida de la paja del cereal lleva a los agricultores que se dedican a ello a utilizar diferente maquinaria, cada vez más sofisticada. Antes de enfardar se suelen agrupar las filas de paja, que ha ido dejando cada paso de cosechadora, mediante una máquina tirada por el tractor compuesta por varios discos de púas. Así se consigue agrupar más paja en menos filas y la labor de enfardar se simplifica y se agiliza. Algunas enfardadoras más modernas ya realizan la labor de agrupar las filas de paja y la de enfardar, en una sola pasada de tractor. De todas maneras, las máquinas enfardadoras empacan la paja en fardos de gran tamaño, de más de 300 kilogramos, que solo se pueden manipular con máquinas.
La recogida de los fardos puede ser indirecta, es decir, con un tractor agrícola o un tractor específico que lleva dos púas acopladas a los brazos de la pala mecánica, los cuales van amontonando los fardos o los cargan directamente en remolques o camiones. De forma directa, últimamente se está imponiendo el uso de un tipo de remolque tirado por un tractor, que posee un sistema de recogida automática de los fardos, uno por uno, y los acumula de manera ordenada en el remolque. Estos remolques, mediante el volquete, pueden descargar todos los fardos a la vez formando grandes columnas.
Existen otras cosechadoras específicas para otros cultivos. Las cosechadoras de alubias en verde, cortan la planta por su pie y separan la vaina del resto. La cosechadora de maíz separa la mazorca con grano de la planta y tritura el resto. También existe el cultivo de maíz del cual no se recoge el grano sino que la cosechadora tritura la planta entera y deposita todo triturado en los remolques con destino a comida para ganado.
Las patatas se arrancan con una máquina enganchada al tractor, que deposita los tubérculos desprendidos de su rama para que sean recogidos a mano en cestos. Los cestos se vacían en la pala mecánica del tractor que va por detrás de las personas que recogen las patatas y cuando la pala está llena se descarga en el remolque. Actualmente se están imponiendo las máquinas cosechadoras automotrices o tiradas por el tractor que arrancan las patatas, son seleccionadas por personas que van encima de la máquina y las descargan desde su tolva directamente en los remolques, listas para ser llevadas al almacén. Tanto en un caso como en el otro, el arranque solo abarca una o dos filas de patata a la vez. Ya en el almacén del agricultor, los remolques llevan una o dos trampillas en la cartola trasera que al levantar el volquete permiten la caída de las patatas en fila sobre la cinta transportadora que las acumula en grandes montones que llegan a ocupar casi todo el almacén.
Respecto a la remolacha, hasta la llegada de las máquinas automotrices, se arrancaban a mano, con unos chuzos o azadas especiales de dos puntas. A continuación se pelaban las hojas, también a mano, con una hoz y se amontonaban para su traslado. Posteriormente se ha generalizado el uso de la máquina de arrancar remolacha, tirada por el tractor, que deposita las cabezas ya peladas en filas que recogen otras máquinas automotrices con tolva que descargan en los remolques. Este último sistema ha sido superado por las máquinas automotrices, primero las más pequeñas, de un surco, y luego las de seis surcos, más potentes y rápidas.
La cosecha de lechugas, escarolas y otras verduras se realiza a mano, acumulando las plantas arrancadas en cajas de plástico, o también desde un remolque automotriz donde varios operarios arrancan las plantas y las depositan igualmente en cajas que se cargan en dicho remolque. Posteriormente, el tractor con la ayuda de una pala con dos púas recoge las columnas de cajas sobre palés de madera que deposita en los remolques frigoríficos.
A continuación se describe el proceso de mecanización en otras localidades de los territorios objeto de estudio, tal y como se ha recogido a los informantes.