Máquina de beldar
En Sara (L) la máquina aventadora se llamaba haize-errota, molino de viento. Eran cuatro paletas de madera o de hojalata dispuestas en forma de aspa, girando alrededor de un eje movido a mano mediante un manubrio; producían el viento que separaba de su cascabillo el grano de trigo colocado en una criba movida por el mismo manubrio. A finales de los años 1940 había algunos ejemplares de industria local que eran casi totalmente de madera. En aquellas fechas eran ya poco usados estos aparatos, porque sus funciones habían sido acaparadas por las modernas máquinas que trillaban y aventaban a la vez.
En Valderejo (A) la máquina de beldar se empleaba para aventar los restos de la trilla limpiando el grano de las impurezas una vez retirada la paja de la era. Estaba compuesta por una tolva en la que se depositaban los restos; de ahí pasaban a otro compartimento en el que el viento producido por unas aspas lanzaba la paja y los restos más ligeros que el grano de trigo hacia la parte trasera de la máquina: en la parte central existía un juego de cribas que realizaban un movimiento de vaivén y que tenían diferente paso; a través de ellas se iban filtrando el grano y los restos más pesados que la paja y el grano, cayendo estos por diferentes conductos al exterior de la máquina. Para recoger el trigo se colocaban unos sacos y las granzas caían al suelo. Las aspas que producían la corriente de aire eran movidas mediante una manivela conectada a una biela y diversos engranajes que también movían las cribas. A principios de los años 1950 se sustituyó la manivela por un motor eléctrico colocado sobre la parte delantera de la máquina. A través de una polea trasmitía el movimiento a los demás engranajes. Para poder desplazarla disponía de cuatro pequeñas ruedas.
Estas máquinas se adquirían en la factoría Ajuria, S.A., ubicada en Vitoria. Existían varios modelos que eran denominados por un número: el 0, el 1, etc. Existieron ejemplares de pequeño tamaño que podían ser transportados por dos personas; para ello disponían de cuatro asideros, dos en la parte delantera y otros dos en la trasera.
El armazón era de madera y su recubrimiento exterior lo constituían planchas de hierro galvanizadas. La parte delantera, donde se alojaban las aspas, era metálica y de forma redondeada. En la parte posterior disponía de un receptáculo donde se guardaban las cribas.
También en Moreda (A) se constata la utilización de las aventadoras provistas de aspas movidas por una manilla. El grano se echaba en sacos de tela y era transportado en los capazos de los ganados.
En Améscoa (N) las ablentadoras aparecieron a principios del siglo XX. Era la aventadora una máquina elemental, compuesta de varias cribas metálicas superpuestas, que llevaban delante un cilindro con aspas, encuadrado todo en un ensamblaje de listones de madera, cerrado con chapas de cinc, abombado en su delantera donde accionaban las aspas y abierto en su trasera para que saliera la paja impulsada por el viento que producían las aspas. En la parte superior la máquina llevaba una tolva por la que se introducía la mies y bajo el tambor una rampa de tabla por donde discurría el grano. En su exterior una manivela, accionada a brazo hacía girar las aspas y transmitía, mediante un engranaje, un movimiento de vaivén a las cribas.
También en Elgoibar (G) a mediados del siglo XX se utilizaron máquinas provistas de paletas que producían una corriente de aire que arrastraba los restos más ligeros. El grano pasaba por un tamiz que vibraba accionado manualmente.