Vertiente atlántica

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el Valle de Carranza (B) se cultivaban las siguientes especies frutales con sus correspondientes variedades: manzano, que podía ser de reineta, canilla o blanquilla, caniega, cezurana, morroperro, belasca, del ojo hundido, gustabeta/urtabeta, peorreal, pero, perona, de yema de huevo; peral, de san Juan, de Santiago, de miel, de invierno; viña o parra, dependiendo de la forma de crecimiento; cerezo; ciruelo: cojón de fraile, claudia; brevera; higuera; avellano; nogal; castaño: sarilla/saría, tañesa, porrona, escachona, pelona. Especies de frutales escasas son: melocotón [melocotonero]; membrillo [membrillero] y guindo. Especies de presencia testimonial: míspero o bíspero [níspero], grosella negra [grosellero]; grosella roja [grosellero]; agracio [grosella blanca o espinosa]; limonero y naranjo.

Avellano. Carranza (B), 1990. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.

Junto con el castaño el manzano ha sido en Carranza el frutal más importante en número y en producción. Al igual que la castaña, la manzana es una fruta que permite ser conservada a lo largo de todo el invierno y la primavera, al menos algunas de sus variedades. Con la misma también se producía sidra, muy apreciada por ser prácticamente la única bebida alcohólica que podían consumir las familias más humildes, que eran la mayoría. El vino, que había que comprar, estaba restringido a los acontecimientos festivos y a trabajos de recolección importantes como la trilla y la recogida de la hierba seca.

Recuerda una informante la afirmación de un antepasado suyo de que las manzanas asadas eran el principio[1] de los pobres, indicando así la importancia de esta fruta. Efectivamente durante el periodo invernal tras el plato inicial de cocido solían consumirse abundantes manzanas asadas en el horno.

El peral ha sido un frutal muy común y apreciado pero el número de pies siempre ha sido inferior al de manzanos. Su ubicación también era algo distinta ya que mientras el manzano crecía abundante en campas y prados, el peral era más bien un frutal de huerta y por lo tanto más cercano a la casa.

Con el peral se seguía la misma estrategia que con el resto de los frutales que consistía en plantar cuantas más variedades de modo que se garantizase la producción de suficiente fruta: “si no cargaban unos cargaban otros”.

En cuanto a variedades, las primeras eran las peras de san Juan, de pequeño tamaño, y las últimas las de invierno, que eran grandes y acampanadas y que resistían en el árbol después de haber perdido la hoja. Estas duraban hasta la Navidad.

Los membrilleros o membrillos tuvieron una distribución desigual y aún en el caso de que en algún barrio fuesen frecuentes las casas que los tenían solían contar con tan solo uno o dos. Son pocos los conocimientos que los informantes tienen de este cultivo. Creen recordar que los membrilleros nacían solos allí donde ya estaba en producción un árbol adulto, suponen que de las semillas de los frutos que caían y se pudrían. Lo cierto es que estos nuevos membrillos se solían aprovechar de patrón para injertar sobre ellos púas de peral. Recuerda una informante que su padre tenía en la huerta un cuadro a modo de semillero en el que además de manzanos crecían membrillos que tras injertar con peral eran plantados en su ubicación definitiva.

En tiempos pasados se plantaban cerezos de unas cuantas variedades, de ese modo se garantizaba una cosecha más extendida en el tiempo ya que maduraban en diferentes épocas.

En Bedarona (B) los frutales estaban en una parcela cerca de la casa u ocupando grandes extensiones de terreno como en el caso de los manzanos. Hoy crecen en una parcela junto a la casa o cerca de vallados y los hay de todo tipo.


– Níspero, mispilla; avellano, urretxa; nogal, intxaurre; castaño, gaztainak.

– Higo, ikoa, de las variedades: garragarril-ikoa, iko-lorak (los primeros en madurar), iko zuria, iko berdie e iko baltza. Se hacía dulce con ellos.

– Cerezo, keriza, con las variedades: keriza baltza, keriza gorria, anpolaia, ginagarratza, gindak y asto-kerizak.

– Peral, madaria, cuyas variedades son: gabonmadariak (para hacer la compota de Navidad ya que se conservan mucho tiempo), sideri-madariak, kutxilo-madariak, ezpata-madariak, ur-madariak, agosto-madariak, sanjuanmadariak y kalabaza-madariak.

– Ciruelo, okarana: clases: okaran zuria, okaran baltza y klaudiak.

– Manzano, sagarra: urtebetak, josemari-sagarrak, urdin-sagarrak, angisagarrak, peru-sagarrak, sanfranziskoak, boskantoia, sagar gorria, gazak, madarisagarrak, reinetak, txarbak, txarba garratzak y sagardo-sagarrak. Hasta los años 1970 ha habido grandes manzanales.

Hoy se plantan todo tipo de árboles frutales que se adquieren en el mercado de Gernika o se recurre a las plantas que todos los años manda la Diputación a los ayuntamientos.

En Gernikaldea (B) ha sido y es común que los caseríos cuenten con árboles frutales de distintas especies. Algunos solían estar en las proximidades de la casa, tales como cerezos, ciruelos, melocotoneros o higales, a menudo en el contorno de las huertas. Otros como los manzanales, sagastijek, los perales y los nogales se plantaban en unas campas dedicadas a tal fin.

Se procuraba que los frutales dieran sus frutos en distintas épocas para disponer de fruta el mayor tiempo posible. También existían pequeños trozos de heredad en los que se cultivaba la vid. Fue frecuente asimismo que de la planta baja del portal de la casa brotara una vid emparrada, mahats-parrie o mahats-parrala, que adornaba el balcón y la fachada del caserío.

En Gautegiz Arteaga se cultivaban las siguientes variedades de manzanas: altzondue, gaza, angise (había una clase de manzana gaza que era muy buena para asar), urtebetea, kana baltza y kana zurije, erreinetie, boskantoie, sagar txapala (era muy roja), sanjuan-sagarra, sanpedro-sagarra, arrittola-sagarra, urdin-sagarra, sagar gorrjje. Y hoy en día: goldena. En Nabarniz: sanjuan-sagarrak, sanpedro-sagarrak, urtebetie, benganie, eperdi bijorra, gazie, urdin-sagarra, boskantoie, kanie, erreinetie, madarisagarra, mazandei-sagarra, pozu-sagarra...

En Gautegiz Arteaga se han recogido las siguientes denominaciones de peras, madarijek: sideri-madarijek, gabon-madarije, konferenzia-madarije, kutxillo-madarije, orandilla-madarije, sanjuan-makatzak. En Nabarniz: orandila-madarije, indurrimadarije, ur-madarije, makatzak...

En Gautegiz Arteaga las clases de ciruelas, okanak, conocidas son: kaudia-okana, cojón de fraile, okan silbestrie. En Nabarniz también: andarín-okanak, que maduraban en septiembre. Además se producen melocotones, melakatoiek y albaricoques, freskuek. En Nabarniz, freskuek y melokotoiek.

En Gautegiz Arteaga para las cerezas, kerixek, se han consignado los siguientes nombres: txorikerizie (una cereza pequeña), kaballo-kerizie (una cereza grande), kerize baltza... En Nabarniz: anpolarije, keriza moreue, txori-kerizie... Para higos, ikoak, en Nabarniz: garragaril-ikoak, txapel-ikoak, iko zurije... En Ajangiz: erropa zaharrak...

También ha sido común en muchos caseríos disponer de limoneros para consumo doméstico y últimamente de naranjos. En tiempos recientes han aumentado las plantaciones de kiwis.

Un alimento importante en la ingesta doméstica en tiempos pasados fueron las castañas, gaztainek. Se comían asadas y cocidas. Para cocinarlas hay que quitarles el erizo y pelarlas para que no peguen tiros al asarlas, para cocerlas basta con darles un corte. En Gautegiz Arteaga se ha recogido que había dos variedades de castaños, a saber: lirijo-gaztainak y sanmigel-gaztainak. A los castaños si se quiere que el fruto sea bueno hay que injertarlos, eztittu, porque de lo contrario el fruto es inservible, txikola egin. El castaño de san Miguel da sus frutos antes que el lirijo-gaztaina. Para trabajar la madera se usaba el castaño no injertado, eztitzaie. El castañar, gaztainadije, solía estar alejado de la casa, en el bosque.

En Zamudio (B) las variedades de manzanas, sagarra, que se cultivaban eran: andramari-sagarra, urtebete-sagarra, erreineta, santomas-sagarra, sagar gaztea, sagardo-sagarra, larrabetzu-sagarra, urdin-sagarra, sanjuan-sagarra, fraile-sagarra, txardagorrie y pero-sagarra. Entre las peras, madariek: olamine, iñurri-madarie, agostu-madarie, gabon-madarie, sidirie, limoi-madarie, sanjuan-madarie, anita-madarie, inperial, margarita-madarie, orandille-madarie, kutxilo-madarie, santiago-madarie y makatza. Ciruelas, okeranak: txirrinkoranak, gorriek y klaudiak. Cerezas, kerexak: agirreak, txori-kerexea. Higos, ikoak: zuriek, baltzak, tolotikoak, atxikoak. Melocotones, milekotak; nísperos, misperuek; castañas, gaztainek; nueces, intxurrek, y avellanas, hurretxak.

En Amorebieta-Etxano (B) los árboles frutales más conocidos son el manzano, peral, ciruelo, melocotón, castaño, nogal, cerezo y avellano. En algunos caseríos tienen nísperos, uva de parra tanto para comer como para hacer txakoli y a partir de los años 1980 cultivan el kiwi.

El melocotón, el kiwi, el nogal, las cerezas normales y las gruesas, anpoillek, y la uva suelen estar cerca del caserío. Las castañas, el níspero, las manzanas, las ciruelas, las peras y las avellanas están más alejadas. Los manzanos se ponían en las esquinas de las huertas para poder trabajar cómodamente con el ganado.

En esta población se ha recogido la siguiente terminología relacionada con el cultivo de frutales: mahatsa, uva; mahats baltza, uva negra; mahats zurixe, uva blanca; zapo-mahatsa, vid negra; basamahatsa, vid silvestre; mahats-parria, uva de parra; moskatela, moscatel; txori-mahatsa, labrusca, uva silvestre; gaztañia: castaña/castaño; intxurre, nuez y nogal; ikoa, higuera e higo; kakixe, kaki; kerizia, cereza y cerezo; txori-kerizia, cereza pequeña y dulce; kibixe, kiwi; madarixe, peral y pera; baso-makatza, pera silvestre; makatza, pera silvestre; melokotoia, melocotón; albertxigoa, albérchigo; membrillue, membrillo; mispirue, níspero; okana, ciruelo y ciruela; okan baltza, ciruela negra (fruto y árbol); okan zurixe, ciruela blanca (fruta y árbol); klaudia, ciruela claudia; sagarra, manzana (clases de manzanas que se conocen: limoi-sagarra; bost kantoi-sagarra o kantoia; urtebetia; erreiñeta gorrixe; kana-sagarra; urdin-sagarra; erreiñeta grixe); urretxa, avellana y avellano.

En Elorrio (B) casi todos los caseríos tienen árboles frutales: manzanos, ciruelos, perales, cerezos, melocotoneros y avellanos. Abundan los nogales y en el monte había todavía a finales de la década de 1950 pequeñas agrupaciones de castaños.

En Abadiño (B) se recogen: cerezas (keizak), ciruelas (okanak), peras (makatzak), melocotones (melokotoiek), manzanas (sagarrak), nísperos (mizpilak), higos (ikuek), uva (mahatsa), avellanas (hurrek), nueces (intxaurrek) y castañas (gaztainak). Normalmente se recogían para consumir en casa, pero también se vendían. En Mendilibar vendían cada año el equivalente a un camión grande de fruta. En Abadiño se han conocido varios tipos de cerezas: txori-keixak, keixa baltzak, anpolla txikiak, anpolla haundiak. En cuanto a las ciruelas: abuztu-okanak, okan baltzak, okan nagusiak y klaudiak, estas últimas las más preciadas. Los tipos de peras, makatzak, que se conocen son: olandillak, sanpedro-makatzak, san-kristobal-makatzak, kanpanillak, txindurri-maka tzak y ur-madariak. Las variedades más conocidas de manzanas, sagarrak, son: urtebeteak, boskantoiak, urdin-sagarrak, gazak, erreinetak, kurkubitak, andramari-sagarrak, gaza gorriak y sanjuan-sagarrak (rojas y amarillas).

Cultivo de manzanos. Carranza (B), 2009. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.

En Elgoibar (G) uno de los frutos más característicos fue la castaña. Entre los árboles frutales destaca el manzano, sagarra, plantado en los alrededores del caserío. Los más conocidos y con los que se elaboraba la sidra eran: raineta, errexil-sagarra, urdin, gexa zurixa y akoria. Es sabido que los manzanos no dan la misma cantidad de fruta todos los años, si uno es abundante el siguiente será escaso.

No había mucho níspero, mizpilla, los pocos que se encontraban eran los plantados por los más adinerados, que los ponían en las esquinas de los caminos y en los jardines.

El cerezo, gerezia, bueno, del que se deseaba conseguir fruto para consumirlo y también para venderlo, al que llamaban ampolaris, se plantaba junto a los terrenos de labor. Tenía el inconveniente de la altura que alcanzaba, además de no ser muy productivo. Un inconveniente añadido es que los terrenos de la localidad son inclinados y solo se podían recoger las cerezas que se daban en la parte superior de la pendiente, muchas veces las de la parte de abajo quedaban para los pájaros. Los cerezos cuyos frutos se podían recoger se plantaban cerca de la casa. En estos se solían cazar pájaros cuando se posaban a comer los frutos. Otros cerezos se utilizaban para aprovechar la madera y por lo tanto no se injertaban; el lugar escogido para su cultivo solía ser el monte, cerca de la chabola de los pastores, en los jarales, txarak.

Había pocos perales, madarixa, y los que se plantaban solían estar cerca de las casas, en huertas bien cuidadas. En los caseríos no había tiempo suficiente para dedicárselo a los perales, así que solo crecía alguno de invierno, que no necesitaba cuidado alguno.

Otro tanto pasaba con el ciruelo, okana; de estos árboles había algunos más. El problema surgía porque la producción venía toda a la vez, lo que hacía difícil su venta. Para el consumo doméstico bastaba con cuatro o cinco árboles. Los cuidados que se les prestaba eran mínimos.

Apenas había melocotoneros, el único el denominado abridero, kutzaina, (que tiene el hueso suelto) que solía crecer en cualquier esquina. Con dos o tres bastaba para el consumo doméstico ya que venían todos los frutos a la vez, se caían al suelo y se pudrían. La venta no tenía aceptación.

En Hondarribia (G) los árboles frutales que se han cultivado y se cultivan han sido los que producían manzana, sagarra; pera, udaria; melocotón, melokotoia; níspero, mizpira; ciruela, arana, y poca cantidad; albaricoque, albarikokea, que se daba poco; cereza, gerezia, uno o tres árboles por caserío; higo, pikua; uvas mahatsa; castaña, gaztaña; avellana, hurra; y nuez, intxaurra. La mayor producción era de manzanos. Todos tenían diversas variedades: kamuesa, patxulua, geza zuria, sagar gorrixa, mokolua, merkeliña, reineta, errexila, etc. También se tenían diversas clases de perales, como por ejemplo la txingurri-udaria, que daba unas peras grandes de mucha agua y sabor dulce. Otra variedad era la llamada marabilla que era una pera pequeña silvestre. Esta zona era mala para la ciruela. Se decía que para que hubiera buena ciruela la suma de los días con temperaturas bajo cero tenía que pasar de veintiuno. Existe un melocotón autóctono que llaman muxika y que es excelente. Delante de cada caserío solía crecer una higuera, pero muchos las talaron porque atraían a las moscas y mosquitos, que luego entraban en la casa. Hoy se ha incorporado el kiwi, el naranjo, el mandarino  y otros.

En Berastegi (G) son pocos los árboles frutales existentes y se sitúan muy cerca de la casa. Normalmente cada caserío tiene junto a sí un hermoso nogal, intxaurrondoa; también se ve algún cerezo, kereizondoa, de los que producen txori-keizak, una cereza pequeña, algo amarga y muy apreciada por los pájaros. Perales, udareak, apenas existen. Lo que más se ve son manzanos, sagarrondoak; el que produce reinetas, erreinetasagarra, apenas subsiste; hay otros de la clase sanjuan-sagarra y mokotea. No se les presta ningún cuidado, hoy en día no se les quita ni el muérdago.

En Beasain (G) los árboles frutales por excelencia han sido el manzano y el castaño, cuyas plantaciones ocupaban terrenos bastante extensos donde cada caserío tenía su manzanal y su castañal y a veces más de uno. Junto al propio caserío se tenía algún otro árbol frutal como peral, ciruelo, melocotón, níspero y kaki, pero uno de cada o quizás dos ejemplares de alguno. Y enredada por la fachada de muchas casas había una parra de uva.

Las diferentes clases de manzanas que se recuerdan son: errezille, mokotea, urtebie, musugorrie, txori-sagarra, sanjuan-sagarra y apaiz-sagarra. Los manzanales se han ido haciendo viejos y actualmente hay muy pocas variedades de manzanas ya que las nuevas plantaciones que se realizan, además de ser muy pocas, van orientadas a la obtención de manzana para sidra.

Del castaño se conocían al menos siete clases a las que se distinguía por la hoja y el erizo, eran: andramari-gaztiñea, que maduraba para santa Fe (6 de octubre); goiz-gaztiñea; bizkaie, que era la más estimada para asar; otañu-gaztiñea, la más apreciada para comer cocida; iñurrigoa; txakarroa y berde-gaztiñea.

El frutal que mejor se ha conservado, e incluso ha aumentado su cultivo, es el nogal, in txaurra. En todos los caseríos se recogen nueces para el consumo anual y en algunos para la venta.

El cerezo, kereizea, también está en decadencia y es raro ver árboles jóvenes, a excepción de los silvestres que salen en los bosques como consecuencia de los huesos que tiran los pájaros. El níspero, mizperea, también es bastante difícil de ver. Antes se solía injertar sobre las largas filas de espino albar. El peral, udarea, solía estar cerca del caserío y cada uno solía tener la clase de pera que más le gustaba para consumo de casa. El kaki, kakie, era muy raro pero había unos pocos caseríos que tenían uno cerca.

En Ataun (G) el avellano, hurritz o hurre-haitz, se cultivó mucho en tiempos pasados a juzgar por la abundancia de topónimos derivados de hurre.

La manzana, sagarra, se propagó mediante cultivo pero existía el manzano silvestre, basasarra, que se criaba espontáneamente en los bosques de Ataun. En centurias pasadas hubo costumbre de recoger en los bosques plantas de manzanos silvestres para trasplantarlas en los manzanales; asimismo se recogían frutas de manzano silvestre para sembrar su semilla en viveros.

El nogal se cultivó preferentemente en las orillas e inmediaciones de los ríos. También en las proximidades de las casas. Las nueces, intxaurre, se solían contar por txokotek y cada uno se hacía con cuatro nueces. El pericarpio de la nuez recibía el nombre de sokaana y la operación de desprenderle del mismo txurgaldu.

El cerezo, keiza, tenía como principales variedades de injerto: keizbelza, keizgorrie, anbolariogorrie, anbolariobelza y keburubelza. En siglos pasados todas las casas solían tener varios cerezos en sus propiedades, pero el aprecio por su fruta fue decayendo y a lo largo del siglo XX se cortaron muchos para utilizar su madera en las carpinterías.

En cuanto a la castaña, gaztiña, las principales variedades que se usaban eran goizgaztiña o andramari-gaztiña (de grano abundante y bueno), altzola (era el mejor grano para comer asado, cocido resultaba algo agrio), lazkaue (grano sabroso para comer cocido). Del grupo que llamaban berde o beregaztiña, constituido por las variedades que maduraban tarde, se conocía ataloa (grano crecido y bueno), berdea (figura con erizos en grupo de tres o cuatro), metulaza (grano muy sabroso), ille haundie (pinchos crecidos y abundantes en el erizo), txakaroa (de corteza rojiza), betargie (sin pinchos en la proximidad del ojo, poseyendo cada erizo el ojo más tres granos; era la variedad de castaña que más tiempo se conservaba), beorie (maduraba tarde) y beaukoa (grano sabroso y el último en madurar). El castaño se cultivó en las regiones sombrías o laiotzak de las zonas media y baja llegando a adquirir mucha extensión. También existía el castaño bravo, txertakea, cuya madera solía ser apreciada para postes y para muebles[2].

En Zerain (G) las variedades de fruta eran, entre las manzanas: txori-sagarra, local, sabrosa y la primera en madurar, sanjuan-sagarra, llegada de fuera, urtebie, oruzarra, erresile, kanpandogea, lekazurie, gaxilokea, mokotzoa, hereje gaxie, latxesarra, reineta, sagar beltza, barnaola-sagarra y sagar geza. Las variedades de peras, udarak: santiago-udarea, karmen-udarea, kanelea, negu-udarea y sanmigel-udarea. De cerezas, keizak: orraskeiza, anpola, anpola gorrik, anpola amerikanoa, anpola beltza, geizberak, keburuk, sanisidro-keiza y ginda. Ciruelas, aranak: arangorrie, aranzurie, aranbeltza, txikie y haundia, klaudia berdea y marroia. Melocotón, muxika: horik y zurik; briñones, briñoiak. Higos, pikuk: uztapikuk, piku txikie, zurie y beltza. Uva, mahatsa: zuri haundie y beltza txikie. También se cultivaba membrillo, ilarsagarra; nueces, intxaurrek, con aztaintzaurre, de grano grande; y castañas, gaztainak: goizfrantzie, beafrantzie, bizkaie, hostabeltza y sestraka. Y otros frutos que vienen de por sí: moras, masustak; fresas silvestres, haitz-marrubiak; grosella, india-mahatsa; gazi-gozoak; y ciruelas, aranak.

En Sara (L) el árbol que no ha sido plantado por el hombre ni injertado se llama zuhaitza, el plantado por el hombre o simplemente injertado se denomina arbola.

El castaño, gaztaina, fue uno de los árboles frutales de mayor importancia, si bien hacia 1940 ya era escasa la cantidad de castañas que se recogían. Castañales espesos que ocupaban extensos terrenos en el siglo XIX no  dejaron de sí más restos que algunos troncos secos o lo que era más frecuente, algunos gaztainespil, recintos rodeados de muro donde se depositaban las castañas recolectadas. Varias de estas rústicas construcciones aparecían en las laderas de Arloxe, de Olain y de Ittunarri, así como en Lizuniaga y en Urio, donde ya no se veían castaños. Estos se secaron y desaparecieron hacía tiempo, atacados por la enfermedad. En sitios más próximos a la zona poblada restaban aún algunos ejemplares aislados o algún raro grupo de ellos.

Se conocían seis variedades de castaños: xertagorria, cuyo erizo era de púas cortas y duras; erlana, con erizo de púas largas y relativamente blandas y flexibles; hostobeltza, cuyo fruto maduraba tarde; sanmiel-gaztaina, llamada así porque maduraba alrededor de san Miguel (29 de septiembre); portaloxa; gaztaiña basa o castaño regoldano o silvestre no injertado, cuyo fruto, que maduraba tardíamente era más pequeño que el de las otras variedades, pero sabroso. En vista de la progresiva desaparición de las variedades indígenas, se fue introduciendo el castaño llamado americano (o de Japón, como decían muchos), que daba buenos resultados.

El castaño silvestre, gaztaina basa, existía en todos los bosques, aunque no en gran número y maduraba tardíamente. Hacia 1940 no se recogía su fruto sino que se dejaba para montanera; pero había quienes lo cosechaban a escondidas para consumirlo en casa.

El manzano silvestre, basatea; el endrino, basakarana o zerriarana; el peral silvestre, madaria; el cerezo silvestre, gerezi basa; la higuera silvestre, fiku basa, y la vid salvaje, berro-mahatsa, se veían dispersos por los bosques.

Mesmeruak. Maruri-Jatabe (B), 2006. Fuente: Akaitze Kamiruaga, Grupos Etniker Euskalerria.
Gaztainak. Urduliz (B), 2006. Fuente: Akaitze Kamiruaga, Grupos Etniker Euskalerria.

Entre las diversas variedades de manzanas se distinguían dos grupos: pitar-sagarra (manzano de sidra) y altxasagarra (manzana de conserva). Las primeras eran sosas, hilak, o dulces, eztiak, siendo sus variedades mamula, geza, mandaburua y oilokaka. Las segundas eran ácidas, biziak, y entre sus variedades se contaban las siguientes: mutur luxea, sagar beltza o bordel-sagarra, anixa o pedaxa, udara-sagarra, gordan xuria, andramari-sagarra, sagar gorria, urte-sagarra, uztail-sagarra, an txotea, izpura, erneta xuria, erneta beltza, durunia, baratze-sagarra, sanjuan-sagarra. Los manzanos de sidra abundaban poco ya hacia 1940 en comparación con los que hubo en tiempos pasados, de ahí que por entonces se fabricase menos sidra.

Se cultivaba también el membrillo, irasagarra. De cerezos, gereziak, existían algunas variedades llamadas gila, gerezi beltza, gerezi gorria, gerezi xuria, ginda y gerezi basa. En muchas huertas existían albaricoques, mertxika.

Los perales, lo mismo que los cerezos, los manzanos, las higueras, etc., unos eran silvestres, basak, y otros injertados, xertoak. El peral silvestre se llamaba madaria y el injertado, udaria. Este último, del que se conocían diversas variedades, era comestible; el otro no.

Existían también algunos nogales, eltzaurra, y avellanos, hurritza, en las huertas. La avellana se denomina hurra. El níspero, mizpira, era más raro que las especies anteriores. La higuera, fikua, no se veía en muchos sitios, siendo la más frecuente la llamada uztaifikua (higuera o higo de julio).

A propósito de la flor de los árboles se dice: martxo-lorea, urre-lorea, apiril-lorea, paregabea, maiatz-lorea, gabea baino hobe (flor de marzo, flor de oro; flor de abril, sin igual; flor de mayo, mejor que nada).

En Donazaharre (BN) los principales frutales que se cultivaban eran manzanos, perales, cerezos, melocotoneros entre las hileras de vides, ciruelos y uno o dos nogales. Todos estos árboles crecían a la orilla de los campos. En los comunales, más lejos de casa, había castaños. La cereza cultivada era la geezi beltza. Entre los manzanos, sa(g)arondoak, se cultivaban las variedades: anisa, para comer en el momento y hacer mermelada, con la piel marrón y una especie de anillo rojo cuando maduraba; erneta, que se la conocía con el nombre de canada; negu-sagarra; jondoni-sagarra; apez-sagarra; burdinga, que resistía bien todo el invierno sobre paja; e iztika, la manzana de sidra por excelencia, dulzona y azucarada, que no se utilizaba para comer.

En Heleta (BN) los árboles frutales más cultivados han sido el manzano, castaño, cerezo, ciruelo, avellano, nogal, peral, melocotonero, níspero, higuera y vid.

En Donoztiri (BN) los frutales que más se cultivaban eran el manzano, sagarra; el cerezo, gerezia; el castaño, gaztana; el ciruelo, arana; el nogal, intzurra; el avellano, hurra; el peral, madaria; el melocotón, bertxika; el níspero, mizpira; la higuera, pikua, y la vid, mahatsa.

En Uhartehiri (BN) los árboles frutales más cultivados eran el manzano, saarra; la vid, mahatsa; el ciruelo, ahana; el cerezo, geisha; la higuera, pikua; el nogal, instaura; el avellano, hurra; el castaño, gazteina; el peral, udaria, y el albaricoque, merxika. Las variedades de manzana con las que se elaboraba sidra eran: sagar eztika, sagar gordin xuria, peatxa, sagarerneta y sagar grintza.

En Liginaga (Z): peral, manzano, cerezo, ciruelo, melocotón, vid, castaño, nogal, avellano (avellana, hurra, üztahurra; avellano, hurtzia; nuez, intzaurra; nogal, intzaurtzia).


 
  1. Plato principal que se sirve entre el cocido y el postre.
  2. Juan ARIN. “La labranza y otras labores complementarias en Ataun” in AEF, XVII (1957-1960) pp. 72-76.