Escarda, jorra

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Una labor común a todo tipo de cultivos ha sido la de eliminar la vegetación espontánea que crezca en los mismos, trabajo que recibe diversas denominaciones.

En Abezia (A) la primavera es la época de la escarda, aunque también se puede retrasar si se siembra más tarde debido a la lluvia. Este trabajo, considerado "labor de mujer", consiste en remover la tierra con una azada o con una maquinilla con reja tirada por animales.

En los cultivos de patatas, maíz y alubia esta labor se realiza hasta dos veces. Una primera vez en primavera al poco de nacer la planta para aclarar y quitar malas hierbas. A continuación se procede a aporcar, es decir, amontonar tierra junto a la planta para evitar que las patatas se pongan verdes al recibir la luz del sol.

Estas operaciones se repiten con el maíz (en este caso la finalidad es que la planta se mantenga firme), las alubias, la remolacha (azucarera y vegetal), la zanahoria y la alholva (siempre que sea para trillar).

En el caso del cereal (trigo y cebada), antiguamente también se veían obligados a escardar dos veces. Posteriormente la trapa evitó una de las escardas. Lo normal era quitar la mostaza y los cardos con un zarcillo para así poder arrancarlos de raíz. Con el trigo, tras la escarda, era preciso segundearpara que ahijase más y aporcar la planta para que estuviese bien protegida.

En Apodaka (A) antes la alubia, el maíz, la remolacha y la patata se escardaban a mano, a esta labor se la llamaba sallar. A los veinte días o veinticinco se escardaba y se aporcaba con el arado. Esta operación se hacía con una caballería y un cultivador con pala de aporcar o acollar. Las labores eran muy penosas, se iba al amanecer y cuando calentaba el sol se dejaba. Si la pieza estaba lejos les llevaban la comida. Las casas que tenían mucha siembra de remolacha o patata recurrían a temporeros del pueblo; a veces también a gente de fuera. Hoy no se escarda más que en las huertas y algún pequeño trozo de patatas para casa.

En Argandoña (A) se considera de obligado cumplimiento en el cultivo de las hortalizas el riego continuo y la escarda del terreno para su oxigenación y para la eliminación de malas hierbas.

En Agurain (A) las labores posteriores a la siembra y anteriores a la recolección son dos y se realizan preferentemente en los cereales: El abonado, y en el caso de las patatas y remolachas, cuando ya han crecido hacia el mes de junio o julio, la escarda con máquinas al efecto y algunas veces manualmente con azadas. Todas estas labores también se realizaban antes de la mecanización agrícola manualmente.

En Bernedo (A) la escarda en la huerta se hacía constantemente. En las piezas, al ser de secano, se escardaba dos veces, al nacer la planta y después cuando salían los cardos.

Escarda de maíz. Legazpi (G), c. 1930. Fuente: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz: Enrique Guinea.

En Pipaón (A) la escarda se realiza siempre y cuando sea necesario en los diferentes cultivos. Para la grama de las huertas se emplea el zarcillo y el azadón para plantas fuertes, patatas, remolachas, etc. Es necesario que la planta esté formada y tenga fuerza para que no resulte dañada. Con la escarda, además de eliminar plantas competidoras que la dañan, se rompe la capa superficial de tierra que se endurece con el frío y el viento y gracias a ello la planta respira, lo que se nota a los pocos días del escardado.

En Moreda (A) la escarda solía hacerse en el mes de abril y la llevaban a cabo cuadrillas de mujeres: las esposas e hijas de los labradores. El arranque de cardos y de malas hierbas de sembrados, viñedos, olivares y hortalizas, se realizaba a mano y con azadas pequeñas conocidas con el nombre de zadillas; además empleaban para esta labor corquetes largos: pequeñas hoces viejas en cuya punta les hacían piques en forma de ganchillos, de ese modo metían la punta, tiraban hacia atrás y cortaban los cardos. Hoy ya no se escarda, cardos y malas hierbas se combaten con herbicidas. En el mes de mayo se acostumbra escardar la viña y a realizar la espervura o poda en verde.

En Bera (N) hacia el 15 de junio el maíz recibía una labor de escarda, jorratu, que se hacía con una escarda o escardillo, jorraia, de forma especial. Esta herramienta sufrió algunas modificaciones con posterioridad, la principal la de darle movilidad a los dientes o púas, hortzak. Entre san Juan y san Fermín se volvía a limpiar la tierra cultivada con azadas de mango corto, llamadas asimismo jorraiak. El trigo se escardaba en abril[1].

En Améscoa (N) las dos finalidades de la escarda eran arrancar las malas hierbas y remover la tierra alrededor de la planta. Se daban dos tipos de escarda: una en que se cavaba la tierra y se quitaban las hierbas y otra en que se arrancaban las hierbas y se arañaba la tierra. Se puede añadir una tercera que se reducía a arrancar las hierbas con la mano; a este última le decían escustar.

Las escardas se hacían a lo largo de toda la primavera. Con la patata y el maíz había que usar el primer tipo de escarda. Era labor de hombres fuertes ya que había que remover bien la tierra cavándola a conciencia. Tanto a la patata como la maíz se le daban dos escardas, en la primera cavaban la tierra y quitaban la hierba, en la segunda amontonaban la tierra alrededor de la planta; a esta operación la llamaban segundiar (edrar).

A principios del siglo XX el gran enemigo de una buena cosecha era aún la abundancia de malas hierbas. El arado no las arrancaba, ya que únicamente removía la tierra, y el estiércol con el que se abonaba era un semillero de hierba. Por esta razón se escardaban todos los cultivos. El trigo y los mestos con una azadilla, la jadilla, con la que arañaban la tierra y quitaban las hierbas; en este caso era labor de mujeres. Cuando no era posible laborar con la azadilla, escustaban (escardaban a mano).

Con la generalización de los herbicidas casi ha desaparecido la escarda. Solo se escardan las patatas y la labor se hace con maquinaria.

En Aoiz (N) las malas hierbas de las huertas se quitaron y se quitan de manera manual, ya que se prefiere evitar el uso de productos químicos que puedan afectar a la salud. Se utiliza una pequeña azadilla con la que se van levantando las hierbas que se amontonan a un lado y se tiran, se queman (se hace hormiguero) o se dejan secar. Esto supone despejar la superficie cercana a donde crece la planta. Se escardan sobre todo en primavera, cuando crecen con más facilidad, y en el verano, cuando hay que proteger el entorno de las plantas que darán el fruto. En las grandes extensiones, principalmente en los campos de cereal, se empleaba la fuerza animal y los aperos de labranza de mayor tamaño; así con la rastra se removía la tierra destruyendo dichas hierbas. Un método empleado más recientemente para evitar la aparición de malas hierbas es colocar en invierno sobre la superficie no cultivada un plástico sobre el que se disponen piedras o tablas.

En Ustárroz, Isaba y Urzainqui (N) la escarda se realizaba tras allanar el terreno y arrancar la mala hierba espesa. Se hacía en marzo. El instrumento usado era el escardillo, atxurkoa o xorrai-aitxurkoa, azada muy pequeña que se manejaba con una mano.

En Viana (N) la escarda de las fincas de cereal para eliminar las plantas nocivas se llevaba a cabo en el mes de abril y además de los hombres iban cuadrillas de mujeres, contratadas por un amo, e incluso niños. Para esta operación se utilizaba sobre todo una hoz pequeña metálica de extremo curvo afilado con dientes solamente en la punta y mango de madera. Había quien también utilizaba un zadonillo, pero se corría más peligro de cortar la planta buena. Se eliminaban los cardos, aleznas, lechacinos y rabos de asno, que "se comían al trigo".

La viña se escardaba, esforraginaba, en mayo eliminando pámpanos, es decir, lo que estaba en el sarmiento de poda se dejaba, el resto se eliminaba. La viña se edraba a partir de san Isidro, 15 de mayo; se cortaban superficialmente las hierbas con la azada. Un método más avanzado fue añadir al forcate, tirado por una caballería, dos cuchillas bajas para cortar las hierbas. El empleo de herbicidas, aparecidos a mediados de los años sesenta del pasado siglo supuso el fin de la escarda tradicional. Actualmente unos artilugios acoplados al tractor con brazos hidráulicos y sistema de bombeo pueden arrojar más de mil litros de herbicidas con una anchura de diez metros en cada pasada.

En Allo (N) la escarda del cereal se hacía siempre a mano. Era una faena en la que colaboraban las mujeres en grandes tajos. Empleaban para ello el escoplo o escadador, también llamado holgazán, consistente en un palo terminado en una pequeña cuchilla, o una especie de gancho curvo con un pequeño mango de madera.

En Muez y Ugar (N) llegaba el momento de la escarda a principios de primavera (marzo-abril), labor que se realizaba con la hoz y la zoketa. Así se quitaban todas las malas hierbas que habían crecido en los sembrados. Los cultivos realizados en hileras, como por ejemplo las habas, eran escardados con una especie de cuchilla. En los sembrados de trigo nacía el achicharre, hierba muy dañina; otra planta que solía aparecer en las parcelas cultivadas era la lágina, que era un tipo de ciape o mostaza negra con flores amarillas. Hoy en día se usan herbicidas e insecticidas (para la patata) habiendo desaparecido este trabajo manual.

En San Martín de Unx (N) en la huerta el trabajo de edrar, escardar, es continuo y no se limita a últimos de marzo como en los cereales o a primeros de junio como en la viña. La escarda se realiza con azadilla o a mano.

En Obanos (N) aseguran que en la huerta hay que estar continuamente quitando las malas hierbas, muchas veces a mano o con azadilla. Cuando en mayo se pasa la mula mecánica, es decir el rotavátor para edrar las huertas, se busca también eliminar las malas hierbas. Tras edrar hay que escardar y colmar (acaballonar las canteras de diferentes hortalizas y tubérculos). En septiembre hay que volver a repasar las canteras. La época de la escarda es sobre todo la primavera: marzo y abril. En mayo tiene lugar la escarda del cereal pero actualmente se hace con herbicidas, no a mano.

En el Valle de Orba (N) en primavera, a partir de mayo, había que cortar los cardos y malas hierbas en la operación llamada la escarda, en la que eran empleados sencillos instrumentos como el gancho de escardar con corte anterior y posterior para poder trabajar empujando o tirando[2].

En Valtierra (N) la escarda era necesaria para desbrozar y quitar las malas hierbas en la época en que se trabajaba a mano. Ahora casi no se precisa por la forma de preparar, abonar y sulfatar la tierra.

En Gernikaldea (B) la voz genérica para la escarda es jorratu, si bien luego en función de en qué sembrado se lleve a cabo la operación, se habla de gari-jorra (la escarda del trigo), artajorra (la escarda del maíz), piper-jorra (la escarda del pimiento), etc. Se lleva a cabo con la azada. En la plantación de maíz se hace dos veces, no es necesario más. Por el contrario, la plantación de pimientos hay que escardarla cada quince días hasta que comienza a recogerse el pimiento. La labor requiere dos acciones: limpiar bien los bajos (eperdijek garbittu) y pasar la azada (atxurre paseu). Hay que quitar bien la mala hierba llamada bermio-bedarra, que en los sembrados de pimientos recibe también las denominaciones de piper-bedarra (hierba de pimiento) o erpe gorrije (raíz roja).

En Beasain (G) a la vez que la planta crece lo hace también la hierba, que compite por los nutrientes. Por ello, en los meses de abril y mayo suelen tener que dedicarse plenamente a la escarda, esto es, a recorrer con la azada todas los cultivos arrancando las malas hierbas y dejando libre la planta.

En Telleriarte (G) la patata se escardaba dos veces. La primera para ahuecar la tierra y cuando la planta tenía unos veinte centímetros se amontonaba la tierra a su alrededor. Actualmente se amontona desde el principio sobre la semilla.

Con el maíz también se hacen dos escardas, jorraldiak, a la vez que se cubren con tierra los pies de las plantas. Hay un dicho relativo al maíz que asegura: jorra bat, buru bat; bi jorra, bi buru" (Una escardada, una mazorca; dos escardadas, dos mazorcas), indicando que al cuidar más el maíz este rinde mayor cantidad de mazorcas. También se dice algo parecido de los nabos: jorra bat, arbi bat; bi jorra, bi arbi; hiru jorra, nahiañbe arbi" (Una escardada, un nabo; dos escardadas, dos nabos; tres escardadas, cuantos nabos se quieran).

En Berastegi (G) la huerta, baratza, es cuidada por la mujer, la etxekoandre, y ella escarda, jorratu, para retirar las malas hierbas cuando es preciso. Esta labor se hace con la azada, atxurra.

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Cereales

En Valderejo (A) cuando el cereal ya había nacido, alrededor de los meses de marzo-abril, se procedía a pasar la rastra con el fin de oxigenar la tierra compactada durante el invierno para que de esta manera la semilla hijease mejor. Asimismo se eliminaban cardos y otras hierbas con el azadillo.

En Abezia (A) en el caso del trigo y de la cebada en lugar de escardar se solía pasar la trapa para mover la tierra después de que esta hubiese permanecido quieta todo el invierno y para que la planta ahijase más. La época en que se realizaba esta labor variaba en función del tiempo pero era habitual llevarla a cabo en abril, cuando el cereal es todavía pequeño. Por san Isidro también se podía utilizar el zarcillo y/o un sacacardos en caso de que estos apareciesen. No era bueno cortar las malas hierbas (el trigo no suele tener muchas, según los consultados) con el zarcillo porque, según aseguran, salían muchas otras en el lugar en el que habían sido seccionadas. Algunos afirman que tampoco convenía hacer la labor en abril porque "quitas una y nacen mil".

Sin embargo era fundamental eliminar las malas hierbas de los cultivos de cereal porque si no la trilla resultaba muy dificultosa ya que estas gramíneas generan mucho polvo. En el caso de la grama había que quitarla a mano; se trata de una de las malas hierbas más peligrosa porque se agarra a la espiga y ahoga la planta.

La salla del maíz, 1911. Fuente: JEL. Núm. 21. Bilbao: 1911, p. 333.

En Apodaka (A) antiguamente los trigos se escardaban con unos zarcillos y estos trabajos los solían hacer los abuelos. Para quitar los cardos llevaban una vara larga con una espátula en la punta. Con los bueyes o con caballería le pasaban la trapa, que era un tablero grande con púas planas y pequeñas para que no arrancasen el trigo; otros el rulo. Hoy si la tierra tiene mucho torrón le pasan el rulo con los tractores.

En Apellániz (A) el cereal se escardaba en primavera, en que se quitaban las malas hierbas: abibollos, lusarda (mostaza), etc., a pesar de que otros opinaban que

La escarda de enero,
suena en el triguero.

Esta labor desapareció a medida que se introdujeron los herbicidas, que a veces causaban destrozos, como en los manzanos que crecían cerca de las fincas tratadas con estos productos.

En Abadiño (B) el trigo no se escardaba, pero en ocasiones, hacia mayo, se revisaba y a mano se arrancaban las malas hierbas. Se recurría al dicho: "Handia nintzen, txikia nintzen, maiatzean burua nintzen" (La planta sea alta o baja en mayo, está hecho el grano).

En Bedarona (B) después de nacer el trigo se escardaba a mano para quitar las malas hierbas (olue, basotxilarra); a esta labor se le denominaba ezkurreta. Se decía: "Txikia banaz be, laster burutuko naz".

En Ajangiz y Ajuria (B) no había que escardar, jorratu. Junto al trigo solía crecer otra planta llamada ludoie, que había que arrancarla; con ella se hacían carguillas, txortak, que se echaban a un lado. Después se les cortaban las raíces y se les daba de comer al ganado vacuno.

En Carranza (B) tras efectuar la siembra del trigo no era necesario prestarle más cuidados hasta últimos de marzo o abril, dependiendo de "cómo venía la temporada" y por tanto de lo que hubiese medrao. Llegado este tiempo se procedía a zarcillarlo. Esta labor era equivalente a la de sallar otros cultivos y se llevaba a cabo no solo con el fin de matar las malas hierbas sino para remover la capa superficial de tierra, por lo que se efectuaba aun cuando no hubiesen comenzado a crecer plantas invasoras o su crecimiento fuese ralo.

Zarcillar servía por lo tanto para arañar la superficie de la tierra que había formado una costra durante el invierno y para eliminar las plantitas invasoras, no se enralía el cultivo, es decir, no se eliminaban las plantas que creciesen demasiado próximas unas de otras, ni tampoco se repilaba la tierra en torno a sus tallos. Recuerdan, como hemos dicho antes, que tampoco eran muchas las plantas invasoras que medraban, porque el trigo solía crecer espeso y las condiciones atmosféricas invernales les resultaban menos ventajosas que para este resistente cereal. Solo se zarcillaba una vez, sobre todo porque no había tiempo para más. Había que sembrar la borona y los otros cultivos, después sallar la primera y comenzar a recoger la hierba.

Se llevaba a cabo procurando que el trigo no estuviese demasiado pequeño para que así no volviese a salir entre el mismo hierba u otras plantas invasoras. Para esta labor se utilizaba el zarcillo, que es una especie de azada de reducidas dimensiones. Esta herramienta tiene a menudo el mango corto y se utiliza a la hora de plantar los distintos cultivos por lo que hay que adoptar una postura inclinada; sin embargo, el empleado para zarcillar tenía el mango largo, lo que permitía realizar el trabajo erguido. Esta labor de escardado recibía el nombre de zarcillar por ser esta la herramienta empleada; la misma tarea pero efectuada con azada se llama sallar. Resultaba más apropiado el zarcillo por la forma de crecer las plantitas de trigo, ya que sus tallos no nacen separadamente como ocurre con cualquier otro cultivo sino agrupados, formando llantas. Al ser la hoja o boca del zarcillo de menor anchura resultaba mejor para esta tarea. Además no se utilizaba un zarcillo cualquiera sino el de oréjetas (que por un lado tiene la hoja habitual y en el opuesto dos púas que recuerdan a las de un caco). De este modo cuando las llantas aparecían muy juntas se le daba la vuelta y se zarcillaba con las oréjetas o caco. También se procuraba que fuese un zarcillo de boca estrecha pero alargada.

Cuando el trigo crecía y empezaba a "echar la espiga" era necesario una labor más, consistente en eliminar unas plantas invasoras que crecían entre el mismo llamadas avenas. Se arrancaban a mano y por ello esta labor se denominaba arrancar la avena. Pero siempre pasaban desapercibidas algunas de estas plantas, de modo que cuando el trigo ya había espigado y el grano empezaba a amarillear, sobresalían sobre el cereal las avenas olvidadas. Entonces las mujeres se ocupaban de correr la avena; consistía en arrancar la simiente de estas plantas con la mano deslizándola de abajo hacia arriba para que así no cayesen a la tierra y depositándolas en el delantal, que para ello se sujetaba de los picos con la otra mano formando una especie de cuenco.

En Ataun (G) cuando el trigo había crecido arrancaban con la mano las malas hierbas que hubiesen brotado, sobre todo oloa, zalkea y zinkirioa. A esta operación la llamaban garie jorratu, nombre que venía de cuando solían escardar el trigo con unas azadillas estrechas, jorraiak.

En Mendaro (G) a finales de abril y comienzos de mayo se quitaban las malas hierbas que crecían entre el trigo con una pequeña azada, jorraia (escardillo), operación que se repetía en junio.

Maíz. En Bedarona (B) en mayo se realizaba la escarda del maíz con azada si se había sembrado en hoyos y con arto-jorraia si se había sembrado a marca, apero que se metía entre las hileras de maíz y se arrastraba con yunta de una vaca; alrededor de las plantas se pasaba la azada, pues el arto-jorrai no llegaba. Al escardar se aprovechaba para espaciarlas, miheztu, con la mano. Se dejaban dos plantas de maíz por hoyo y el resto se sacaba y se dejaba allí mismo secar al sol. En el maíz sembrado a mano tenían que arrancar muchas más plantas hasta que quedara como el sembrado en hoyos. Con la escarda del maíz un niño iba guiando los bueyes, itaurren, y detrás lo mismo iba un hombre que una mujer.

En Nabarniz (B) una vez crecía el maíz, luego había que entresacarlo, mihiztu, y escardarlo, jorratu.

En Urduliz (B) el maíz se sallaba, artajorra, una única vez en julio, alrededor de la festividad de la Magdalena.

En Zamudio (B) una vez crecido el maíz, para orear un poco la tierra y quitar las malas hierbas, jorratu, se utilizaba el apero llamado porkeria, que era arrastrado por los bueyes. También se solía realizar este trabajo de escarda con la azada.

En Abadiño (B) cuando el maíz alcanza un palmo de altura se escardaba el cultivo y se aclaraban, miheztu, las plantas.

En Carranza (B) cuando se sallaba o escardaba el maíz se cortaban con la azada los panizos o pequeñas plantas de maíz que creciesen demasiado juntas. La operación de sallar era necesaria, ya que si no se removía la tierra en torno a las plantas estas comenzaban a amarillear y dejaban de crecer. Tenía además un tiempo para hacerse y si se dejaba que trascurriese, después era en balde realizarla. Se decía entonces que "se pasaba de sallo". Una de las personas consultadas recuerda que su abuelo decía que "la borona había que sallarla con el grano en el culo", es decir, al de poco de nacer la planta, que es cuando si tiras de ella para arrancarla, el grano de maíz sale aún unido a la misma. Como se sembraban a maíz superficies considerables de terreno convenía empezar esta tarea pronto porque de lo contrario para cuando se iba a sallar la última pieza se corría el riesgo de que "se habría pasado de sallo". Las piezas de pajilla también se sallaban para que esta no se quedase amarilla. Para facilitar la tarea del escardado algunos comenzaron a emplear el burro, que tiraba de una máquina similar a la de sacar las patatas; pero si la simiente se había arrojado a voleo pisaba muchas, así que se hizo necesario sembrar el maíz a la raya.

En Lanestosa (B) una vez que las plantas de maíz habían nacido se sallaban, es decir, se quitaban todas aquellas hierbas que habían salido ayudándose para ello de una azada y entresacando las plantas que habían nacido de más. Pasados de ocho a quince días después de haber sallado se amontonaba la tierra en torno a las plantas, labor conocida como resallar. Para realizar ambos trabajos se ayudaban las familias, formando cuadrillas. Era una labor mayoritariamente de mujeres. Las había que realizaban de ordinario este trabajo a cambio de un jornal.

En Berastegi (G) la escarda, jorra, del maíz, operación llamada artajorra, se efectúa cuando la caña del maíz ha alcanzado medio metro de altura. Utilizan para ello la azada, atxurra. Se efectúa hacia finales de abril o primeros de mayo, de forma que para san Isidro, a más tardar, esté la faena terminada. En Zerain (G) se escardaba, artajorratu, por san Antonio (13 de junio).

En Sara (L) se escardaba, jorratu, el maíz por julio con arado de cinco rejas llamado bortzortza y con azada. Mientras se escardaba, se espaciaban, bakandu, las plantas, arrancando las que sobraban. Por agosto se apilaba la tierra alrededor de las plantas, murrutu, removiéndola con bortzortza o con azada.

En Donazaharre (BN) se trataba de mantener el maíz muy limpio y libre de malas hierbas que lo asfixiaran. Para ello se escardaba pasando en cruz (al igual que al arar la tierra previamente) entre las filas de plantas con una pequeña rastra con forma de arado, tirada por una vaca o un caballo, que se llamaba arto-pasatzekoa. Este apero, también denominado arraskleta en otras poblaciones como Sara (L), servía fundamentalmente para airear la tierra y sacar las malas hierbas mientras se calzaban los pies del maíz. Se pasaba cuando la tierra estaba húmeda, como después de unas lluvias. Este escardillo era tirado por animales cuyo yugo atravesaba el intervalo entre dos hileras consecutivas; era por tanto más largo que el habitual, de nombre arto-pasatzeko uztarria. En ocasiones se utilizaba el medio yugo para ganado joven como un novillo (uztarri motza) dotado de dos ganchos, uno en cada extremo, a los que se enganchaban las cadenas para tirar de la máquina. Se hacían dos o tres pasadas en el tiempo de crecimiento de la planta y era una operación delicada sobre todo al final de la fila, pues había que dar media vuelta sin descalzar ni arrancar las plantas.

En Uhartehiri (BN) se llevaba a cabo la entresaca una vez habían crecido un poco las plantas, "artoa puxino bat haunditu delaik bekandutu" Posteriormente se escardaba con matraz, "jorratu matrazarekin" Este era un apero de cinco o siete dientes con las puntas en codo y dirigidas hacia delante; tiraban de él vacas y removía la tierra entre las hileras de maíz.

Legumbres

Alubia. En Moreda (A) las judías o alubias verdes se tratan contra el pulgón. Las judías se riegan con frecuencia, a riego semanal. Tras el riego o bien tras una lluvia se les da mano con el zadón a tempero para quitarles las hierbas y ahuecar la tierra. Cuando los palos y canteros se cubren con la mata es difícil o imposible el darles mano. Desde que nacen las alubias blancas hasta que lía la flor no conviene regarlas. Después con los calores del verano es necesario regarlas una vez a la semana.

En Abadiño (B) cuando la planta de alubias alcanza 10 cm se escarda y se ponen las parras. Suelen ser ramas largas que se recogen en el monte, a menudo de aliso, pero pueden ser de cualquier otro tipo. Se afilan con el hacha por su extremo inferior y se clavan en la tierra.

El Elgoibar (G) una vez sembradas las alubias hay que ir quitando las hierbas y regar la tierra abundantemente entre surco y surco, nunca se debe echar el agua a las hojas.

Haba. En Moreda (A) durante la temporada de las habas se les da tres o cuatro riegos, especialmente en primavera. Con el fin de regarlas mejor y favorecer su cultivo, las habas se ponen en redajos o canteros. Tras el riego hay que darles mano para quitarles la hierba y ahuecar la tierra. Se les suele tratar con insecticida contra el pulgón, algunos incluso les cortan las puntas para que el pulgón no se las coma.

En Abadiño (B) en cuanto las plantas de habas han crecido un poco se escardan, eliminando las hierbas. Para escardar es necesario que la tierra esté en condiciones, ni seca ni muy húmeda, y la planta debe tener unos 20 cm de altura.

Garbanzo. En Moreda (A) el garbanzo es una legumbre de secano por lo que no se suele regar. La hierba se quita con azadón y se trata el cultivo con sulfato de cobre contra el mildeo.

Dicen que al garbanzo le convienen dos aguas, una para sembrarlo y la otra para cocerlo. Por eso cuando se siembran se considera bueno que llueva, si no, es preciso regarlos antes de que se arruinen. Aunque el garbanzo es incierto en estas tierras necesita una cierta humedad, a pesar de ser legumbre de secano.

Patatas

En Ribera Alta (A) una vez nacidas las patatas se procedía a aporcarlas. Esta actividad consistía en arrimar tierra al tallo recientemente nacido valiéndose de una azada. Se realizaba hacia los meses de mayo o junio y junto con ella se procedía a escardar. La escarda se realizaba surco a surco y consistía en remover la tierra para suprimir las malas hierbas que hubiesen nacido. La actividad de aporcar se hacía también con la cebada; sin embargo, se han dejado de aporcar las cebadas, manteniéndola con las patatas.

En los últimos años se riegan previamente las patatas, al igual que las remolachas, pero anteriormente no se regaban y había que esperar a que lloviera y la tierra adquiriera el grado de humedad suficiente como para poder escardar.

Por lo tanto las patatas y las remolachas había que estar escardándolas desde mayo hasta que su tamaño fuera lo suficientemente grande como para tener dificultades para andar entre ellas. En cuanto a la huerta, exige un escardado casi continuo desde primavera hasta otoño.

En Valderejo (A) cuando las patatas habían brotado y aún no habían adquirido mucho desarrollo se procedía al sallado, operación que consistía en ir removiendo la tierra con la azada para oxigenarla y a la vez librarla de malas hierbas. Este trabajo se realizaba en el mes de junio.

Transcurrido otro período de tiempo en el que las plantas habían adquirido un desarrollo mayor se realizaba la operación de aporcado, trabajo que consistía en formar unos caballones en torno a las plantas. Esta faena se realizaba pasando el cultivador, apero tirado por una caballería que iba desplazando la tierra a izquierda y derecha aproximándola a las plantas; se completaba por personas que utilizaban azadas. Cuando no se disponía de tiempo suficiente solo se pasaba el cultivador. Este trabajo se realizaba en el mes de julio.

En Agurain (A) la escarda de las patatas se realizaba mediante el cultivador, tirado por bueyes o caballerías y cuya finalidad era limpiar de malas hierbas el espacio entre fila y fila de patatas, el resto se hacía con azada.

En Moreda (A) los tratamientos que se realizan consisten en echarles sulfato de cobre contra el mildeo e insecticida contra el escarabajo que se come las hojas. El patatal también se escarda para eliminar todo tipo de hierbas. Tras los riegos, bien naturales de lluvia o bien artificiales mediante el sistema de regadío a manta (es decir inundando el cuadro sembrado), se acostumbra "darles con el zadón una mano a tempero ", con el terreno ni duro ni blando, solamente cuando se haya oreado.

En Iruña de Oca (A) las patatas se escardan y aporcan (acollan) y se les disemina insecticidas contra el escarabajo. Algunos opinan que un mes antes de sacarlas hay que cortarles las ramas y de ese modo engordan más; ahora con un herbicida secan la planta.

En Bedarona (B) la patata sembrada en diciembre se escardaba en enero y la de marzo en abril. La escarda, jorra, se realizaba con azada.

Hortalizas

Puerro. En Moreda (A) los puerros necesitan frecuentes riegos y "que se les dé manos a tempero "con el fin de quitarles las hierbas y esponjar la tierra. El tempero se les da con una zadilla de hortaliza.

Cebolla. En Carranza (B) las cebollas se sallan a fin de eliminar la vegetación espontánea que crezca entre ellas y que compite con las mismas; también para romper la costra superficial que se forma en la tierra. Bajo ningún concepto se repilan, es decir, se añade tierra al tronco de la planta. Antaño se decía que una vez comenzaban a engordar era conveniente retirarles la tierra que recubría la cabeza para que les diese el sol, de este modo engordaban más y lo hacían hacia fuera de la tierra; se consideraba que la parte enterrada no engordaba tanto como la descubierta. No suponía además una tarea demasiado laboriosa. Se asegura que solo es necesario que tengan enterradas las barbas o raíces, para así alimentarse.

En Moreda (A) se dice que las cebollas necesitan riegos frecuentes y tratamientos de sulfato contra el mildeo. Con el azadón hay que "darles mano a tempero " después de los riegos o de la lluvia natural con el fin de quitarles las hierbas y ahuecar la tierra. La cebolla necesita agua y sol.

Ajo. En Carranza (B) los ajos se sallan como cualquier cultivo a fin de eliminar la vegetación espontánea. En condiciones normales se sallan una primera vez cuando aún es pequeña la planta y más adelante, cuando ya está crecida, se resallan. Si las condiciones climáticas favorecen el crecimiento de plantas invasoras o de hierba se hace obligada alguna escarda más. Al ser un cultivo de invierno, para realizar los trabajos de sallado es necesario aguardar a que vengan días soleados que sequen la tierra para no compactarla al pisarla cuando está demasiado húmeda. El ajo no se repila y el sallado es superficial.

Una técnica a la que recurrían algunos para que se les engordase la cabeza consistía en darle un nudo a la rama de cada uno de ellos, es decir, a las hojas. Se llevaba a cabo cuando la planta comenzaba a amarillear, hacia junio o julio. Dice una de las personas consultadas que este trabajo se efectuaba cuando se comprobaba que no estaban engordando adecuadamente; al anudar las hojas dejaban de crecer estas y engordaban las cabezas.

Entre las enfermedades que sufren una es la denominada roña, que está asociada a la humedad provocada por las nieblas cuando algunos años son frecuentes por el mes de junio. Le afecta a la hoja, es decir, a la parte aérea que como consecuencia de ello se pone amarillenta. Otra enfermedad es la cana, que ataca a la cabeza y surge tras períodos prolongados de lluvias. Si la afección es intensa arruina la producción.

En Moreda (A) nacidos los ajos, hay que regarlos semanalmente; conviene hacerlo aunque tengan humedad, así nacen más fuertes En el mes de mayo se capan. Se les quita la porreta dura que poseen en el centro con el fin de que la cabeza se haga mejor.

Lechuga. En Moreda (A) el riego de las lechugas es por embalsamiento del tablar. Se hace todas las semanas en la época de calor durante el verano.

Berza. En Muez y Ugar (N) cuando la planta aún es pequeña necesita de escarda. Las primeras hojas se retiran para que crezcan las siguientes más fuertes.

En Moreda (A) las berzas se riegan a menudo, semanalmente, y se tratan con insecticidas contra la gardama verde.

Cardo. En Moreda (A) los cardos se riegan una vez a la semana. Los canteros se acollan para eliminar toda mala hierba y se tratan contra la gardama. Durante el mes de octubre o en noviembre se tapan con sacos de papel que son atados alrededor de las plantas. Se cubren hasta la altura de un metro aproximadamente con el fin de protegerlos y evitar los hielos. Se consigue así que maduren y salgan blanquicos y amarillos en vez de verdes.

Coliflor. En Moreda (A) el único tratamiento que se le hace a la coliflor es contra la gardama verde, que devora las hojas, a base de insecticidas diseminados con la sulfatadora.

Alcachofa. En Moreda (A) las alcachofas se riegan cuando se están criando y tras cada recogida de los frutos. La misma planta da muchas flores y echa abundantes ramos. En agosto hay que eliminar brotes con el fin de que no se apoquen y se queden pequeñas o vayan a menos. Los tratamientos que se les practican son diversos. En febrero y marzo contra el pulgón y la gardama; también antes de la recolección se las trata con sulfatos; y en caso de que les peguen los ratones se les echa veneno al agujero.

Pimiento. En Moreda (A) los pimientos los riegan unas tres veces hasta que agarran: La primera vez a los tres días y las posteriores cada ocho. Tras los riegos hay que "darles mano a tempero'; tratarlos con sulfato contra el mildeo y tirarles los canteros dejándolos llanos. Cuando lía la flor se riegan y acollan en seco con la azada, si se hace a mano, o con vertedera si se realiza con el tractor en plantaciones grandes. Como se ha indicado hay que regarlos de ocho en ocho días sin que les falte el agua, que estén húmedos. No obstante, antes de liar no es bueno regarlos porque si se hace se fondosean y no lían. Aunque estén pequeños no se riegan, pero "en liando, agua y mano semanalmente".

Uno de los males que les puede entrar es el de la cabezuela, que se produce por culpa del mildeo, que seca la cabeza del pimiento. Por eso es bueno tratarlos con sulfato de cobre por lo menos tres veces antes de su recolección.

En Abadiño (B) las plantas de pimiento se escardan y se les arrancan las malas hierbas que aparezcan. En la actualidad es normal que los bichos se coman algunas plantas, pero antes en los huertos de maíz y pimiento se echaba cal y esta los mataba.

En Ajangiz, Ajuria y Gautegiz Arteaga (B) se precisa escardar los pimientos cada quince días hasta que comienzan a recogerse. La labor requiere dos acciones: eperdijek garbittu (limpiar bien los bajos) y atxurre paseo (pasar la azada). Hay que quitar bien la mala hierba llamada bermio-bedarra; en los sembrados de pimientos recibe también las denominaciones de piper-bedarra (hierba de pimiento) o erpe gorrije (raíz roja). Antiguamente, según recuerdan y han practicado los informantes, esta mala hierba crecía en unos círculos, korruek, que no se tocaban para que la hierba no se extendiera por toda la heredad. Lo demás de la finca se escardaba con la azada. Desde que se han introducido los tractores, como remueven toda la tierra, la mala hierba bermio-bedarra ha ocupado todos los rincones.

Tomate. En Moreda (A) los tomates se riegan todas las semanas una vez, se les abona con cierno o abonos minerales y se les trata contra el mildeo con sulfato de cobre. Los riegos se les dan después de que lían.

En Argandoña (A) precisan que los tomates necesitan un especial cuidado con la eliminación de las ramas secundarias, desniete, o la aplicación de tratamientos contra plagas como el mildeu.

En Abadiño (B) la planta de tomate hay que podarla. Se deja la rama con flor y se elimina el resto para que la fuerza de la planta no se reparta tanto. Cuando aparecen los frutos, cada dos semanas hay que espolvorear sulfato.

En Bedarona (B) el tomate se escardaba en junio con azada. Se cortaban algunas ramas y hojas y las que quedaban se ataban con trozos de tela a los palos.

En Zamudio (B) cuando los tomates van ganando altura se ponen parras y estas se unen de cuatro en cuatro por la parte de arriba por medio de cuerdas o alambre fino. La planta se ata también a cada parra con cuerdas o trozos finos de tela. A cada una se le deja una guía o rama principal y las demás se van capando (se cortan las ramas no fructíferas) para conseguir mayor producción, garu gehiago emoteko. El día que se realiza la tarea de capar no se le trata con sulfato para evitar que se queme esa guía.

En Elgoibar (G) aseguran los informantes que es desde hace unos años a esta parte cuando más tomate se recoge gracias a la posibilidad de sulfatar la planta, ya que hasta entonces siempre los estropeaba la roña. Quienes cuentan con invernadero con calefacción producen tomate todo el año. En Zerain (G) el tomate se escarda, se le ponen guías y las plantas se atan a ellas.

Pepino. En Moreda (A) se considera imprescindible regar los pepinos abundantemente y hay que sulfatarlos a menudo contra el mildeo. Para evitar que amarguen se les corta los dos culos y se le va dando vueltas con el dedo raspando. No hay que pisarlos, si esto ocurre se amargan.

Calabaza y calabacín. En Moreda el cultivo de las calabazas exige riegos constantes, por lo menos semanalmente. También se tratan con sulfato de cobre contra el mildeo como a los pepinos. Los calabacines necesitan frecuentes riegos y tratamientos con sulfato.

Melón. En Moreda los melones necesitan riegos y tratamientos con sulfato para prevenir el mildeo. Los hortelanos moredanos dicen que es mejor no abonar los melones, ya que si se hace resultan sosos e insípidos; abonar, en todo caso, un poquito.


 
  1. Julio CARO BAROJA. "Un estudio de tecnología rural" in CEEN, I (1969) pp. 220-221.
  2. José de CRUCHAGA. La vida en el Valle de Orba. Pamplona: 1977, p. 132.