Cerramientos actuales
Ya se ha señalado que en las localidades encuestadas ha convivido la costumbre de los cerramientos con la de los campos abiertos, pero desde hace unas décadas se observa una tendencia a cerrar los campos, heredades y huertos con varias hileras de alambre de espino sujetas con estacas, con red o con pastor eléctrico para evitar la entrada o salida del ganado y preservar las tierras de desaprensivos. A continuación se describen algunos ejemplos recogidos en nuestras investigaciones de campo.
Así en Abezia (A) con el paso del tiempo se han ido introduciendo los cerrados con estacas y alambres. Se clavan las estacas de madera a un metro de distancia una de otra. Se unen con cuatro o cinco filas de alambres que se sujetan a las estacas con grampillones. El punto de acceso consiste en dos estacas de madera con varios orificios abiertos a la misma altura. Para cerrarlas se colocan trancas de madera metidas por estos agujeros.
En Bernedo (A) las fincas están abiertas sin cerradura, porque recogida la cosecha los rebaños del pueblo, del concejo o particulares tienen derecho a los pastos.
En Abadiño (B) la mayor parte de los cercados son de postes de madera (acacia principalmente) y alambre. También se utilizan los cercados electrificados. En los terrenos cercados debe haber unas zonas de paso, tanto para carros como para personas, conocidos como atremadak. Los pasos para carros normalmente constan de dos postes de madera o piedra atravesados por varas de madera, langak, que se sacan para abrir el paso. Hoy día también se colocan puertas metálicas o de madera. Los pasos para personas pueden ser de distintos tipos: postes verticales que permiten el acceso de personas, pero no de animales; escalones de madera para pasar sobre el vallado; portezuelas...
En Ajangiz (B), ordinariamente lo que se cierran son los prados donde pasta el ganado porque de esta forma ya quedan preservados los huertos y las heredades. Ocasionalmente se observan también cerramientos en los huertos, sobre todo los que están próximos a caminos o lugares de tránsito. Hay asimismo pastizales rodeados de dos o tres filas de cable denominado “pastor eléctrico” a baja altura para evitar que salga el ganado.
En Obanos (N) tan solo se ponen ahora alambradas en algunas huertas para protegerlas de robos. En Cárcar (N) en algunas parcelas con invernaderos o con reses bravas se ha procedido a su cierre.
En Bedarona (B) las estacas de los vallados son de madera, pero entre ellas, en lugar de cuerdas como en otro tiempo, se pone alambre y alambre espinoso. Las huertas se rodean de alambre, de red o con un vallado de tablas.
En Beasain (G) últimamente en los prados donde pasta el ganado se colocan vallas electrificadas con una batería recargable, compuestas de cuerda conductora sujeta a pequeños pies de plástico. Estas vallas se suelen trasladar de uno a otro yerbal donde se saca a pastar el ganado.
En Hondarribia (G) se considera que el mejor sistema es la malla de alambre en cuadrado, de un metro de altura y unas celdas de unos 20 cm. Para aislar un terreno se ha recurrido a rodearlo de cable eléctrico, conectado a una batería.
En Elgoibar (G) hay quienes en los lugares más insospechados alquilan o adquieren una pequeña parcela que cercan con estacas y alambre de espino, en la que colocan una chabola donde guardar los aperos. La finalidad es la obtención de verduras para consumo propio. Esta costumbre se ha generalizado a muchas otras localidades de todo el territorio objeto de estudio.