Toques de campanas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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José Miguel de Barandiaran anotaba que las mismas inscripciones latinas que estampaban los fabricantes en las campanas venían a ser verdaderas fórmulas de conjuro. A la leyenda iba unida una figura de dragón que representaba al mal espíritu contra el cual se dirigía la imprecación.

Los informantes de Bernedo (A) señalan que la campana de la iglesia del pueblo se ha considerado como un instrumento protector que alejaba las tormentas. En la inscripción de la campana del pueblo de Urturi (A) se puede leer: “Per signum crucis de inimicis nostris / libera nos Deus noster. Año 1955”.

Por la prestación de este servicio se pagaba al sacerdote, al sacristán o al ermitaño una cantidad en dinero o en especie. En la ermita de San Esteban de Berrio en Elorrio (B) los conjuros, konfuruek, eran realizados por un sacerdote de la parroquia al que antaño se le pagaba con un celemín de trigo, zelemiñe bat gari.

En la comarca de Bernedo (A) para proteger especialmente la cosecha de la tormenta de pedrisco estaba establecido el toque de campana. A este toque se le conocía con el nombre de tintirulo (tente nublo). Era un repique especial de la campana. Se efectuaba diariamente a mediodía desde el tres de mayo (la Cruz de mayo) hasta el catorce de septiembre (la Cruz de septiembre). Era un conjuro con el toque de la campana al mediodía, cuando más fuerte estaba el sol, capaz de desatar la tormenta. Este repique iba acompañado de alguna letrilla al compás de su ritmo. Así en Bajauri (A):

Tintirulo, tintitaán / cuida el vino, cuida el pan / para el pobre sacristán / tintirulo, tintitán.

En Navarrete (A) repetían con el toque:

Tente nublo, tente en ti / no te caigas sobre mí / guarda el pan, guarda el vino / guarda los campos / que están floridos.

La campana de esta iglesia de Navarrete lleva esta inscripción: “María y Josef. Santa Barbara ora pro nobis. Año 1805”.

En Berganzo (A) la letrilla recitada durante el toque decía: “Tente nube, tente en ti / no te caigas sobre mí / guarda el pan, guarda el vino / guarda el campo que está florido”.

En Iruña de Oca y en Murgia (A) se utilizaban fórmulas similares.

En Valderejo (A) en los momentos en que se apreciaba la proximidad de una tormenta se hacía el toque del tente-nube, consistente en el repique de campanas al que se asignaba la siguiente letra, acoplada a los sonidos de las campanas: “Tente nube, tente tú / si eres agua, ven acá / si eres piedra vete allá / siete leguas de Miranda / y otras tantas más allá/ más allá, más allá, más allá”.

En esta misma localidad de Valderejo en los meses de junio y julio, tras la misa de los domingos, el sacerdote revestido, portando en su derecha un crucifijo salía de la iglesia y colocándose de cara a los campos iba recitando los conjuros contra los elementos atmosféricos adversos (granizo, piedra, rayo…) para a continuación tomar el hisopo y asperjar con agua bendita a los cuatro puntos cardinales.

En Améscoa (N)[1] durante el mes de mayo y al filo del mediodía, se reemplazaba el toque del ángelus por un tañido de campanas que los chicos imitaban con esta letrilla

Cun-cu-nanda; cun-cu sí
No te caigas; sobre mí
Guarda el pan; guarda el vino
Guarda los campos; que están floridos.

En Améscoa-Alta la cantinela era distinta:

Tente nublo – tente tú
Que más puede – Dios que tú.

En San Román de Kanpezu (A) cuando oían el trueno en la peña de Lapoblación no se preocupaban; pero si le contestaba otro trueno en la peña del santo (San Román) que está encima del pueblo, entonces sí se preocupaban porque la tormenta iba a descargar contra la localidad. En este caso el campanero, oficio que correspondía por turno a cada vecino, subía a la torre a tocar la campana protectora. Siempre han tenido fe en ella. Su inscripción dice:

A San Román Mártir estoy dedicado
de parroquia y villa patrón venerado
huyan de mi voz la piedra y el rayo
exorciso mi voz contra insectos del campo.

Anotan que la última guerra civil había dejado muy empeñado al pueblo. Las cosechas de los años 1943 y 1944 habían sido muy cortas. El año 1944, el día 17 de junio, se produjo una tormenta de pedrisco horrorosa.

Conjuro de San Román de Campezo (Bernedo-A), 1985. Fuente: José Ignacio García Muñoz, Grupos Etniker Euskalerria.

En Obecuri (A) la señora de la casa grande poseía un manojo de campanillas. En caso de tormenta salía con ellas a la ventana para conjurar la tormenta.

En Moreda (A) entre los muchos toques de campanas que se practicaban antaño estaba el toque a malos temporales. Las campanas las tocaba el sacristán y por esto le pagaba un salario la villa. El bandeo de campanas a malos temporales lo tenía que realizar siempre que hubiera un peligro o el cielo estuviera muy amenazante.

En Elgoibar (G) como método para proteger los campos se han venido celebrando conjuros por primavera, para las buenas cosechas y contra las tormentas. Era costumbre que se anunciase la llegada del pedrisco o de fuertes tormentas, por medio de toques de campana que efectuaban los sacristanes de las ermitas de la villa. Posteriormente sacaban la imagen del santo en procesión.

En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) desde la Cruz de Mayo hasta la Cruz de septiembre, se tocaba en muchos pueblos el Tente nube o Tente nublo. En la época de la II República se prohibió esta práctica, desapareciendo en casi todos los pueblos. Después de la guerra civil se volvió a tocar y terminó definitivamente esta costumbre por los años 1950.


 
  1. Tanto el “Cuncu-nanda” como el “Tente nublo” dice Lapuente que son letrillas importadas. En Améscoa no había viñas, ni en mayo están los campos floridos. El “Cuncun-nanda” estaba muy generalizado en la zona de Estella (N) y el “Tente-nublo” en la comarca de Santa Cruz de Campezo. Vide: Luciano LAPUENTE. “Estudio etnográfico de Améscoa” in CEEN, IV (1972) p. 161.