Ciclo de cada cultivo
En los párrafos anteriores se han citado ejemplos de calendarios en los que se constatan las labores de cada mes, pero se pueden establecer calendarios desde otros puntos de vista. Así, cada cultivo tiene un ciclo que se inicia con la siembra y se concluye con la cosecha. Las labores pueden variar según el tipo de cultivo pero en general se suceden de la siguiente manera: abonado, arado de la tierra, rastreo y allanado del terreno, siembra, mantenimiento consistente en escarda, tratamientos fitosanitarios y riego (si son necesarios) y finalmente cosecha.
Así, en Argandoña (A) este calendario es el siguiente:
Arado y rastreo. Los preparativos de la tierra consisten en una labor profunda de arada al poco tiempo de cosechar el cultivo anterior. Después de oxigenarse la tierra se procede a la labor de rastreo o allanado de la misma, últimamente también con gradas rotativas, inmediatamente antes de proceder a la siembra. Si el cultivo anterior ha dejado mucho rastrojo o cañas como pasa con el cereal o el girasol, se puede realizar un rastreo inicial con la grada de discos.
Siembra. El cereal se siembra en invierno. Noviembre, diciembre, enero e incluso febrero son los meses apropiados para sembrar trigo, avena y cebada. También alguna leguminosa como guisantes. Finales de marzo y abril es la época para sembrar patata y remolacha, además de otros cultivos alternativos como hierba, maíz, alubia o girasol.
Abonado. El abono natural o el mineral se aplica antes de proceder a la preparación de la tierra, extendiendo regularmente por toda la superficie del terreno los montones de estiércol. En algunos casos, este estiércol-basura se extiende por el terreno directamente desde el remolque tirado por el tractor acoplándole en su parte trasera un sistema mecánico a modo de rodillo que va depositando regularmente el estiércol. Si es abono químico se reparte con abonadoras en el momento de preparar la tierra para la siembra o cuando la planta ha crecido unos centímetros sobre la superficie y necesita aportes suplementarios contenidos en el abono.
Escarda. Antes la labor de escarda, es decir, la apertura de la capa superficial de la tierra y la eliminación de las malas hierbas, se solía hacer a mano o con la ayuda de animales de tiro. En los cultivos como la remolacha había que aclarar las plantas para dejar las más sanas y mejor dispuestas sobre el terreno. Actualmente la escarda se realiza por métodos totalmente mecánicos. A la patata y remolacha se les pasa un cultivador tirado por tractor aunque esta práctica también está cada vez menos extendida. Lo habitual es limitarse a utilizar herbicidas que acaben con las malas hierbas antes de proceder a la siembra, el denominado herbicida preemergencia. Más adelante, cuando los cultivos alcanzan un tamaño considerable, se les aplica otro herbicida llamado de postemergencia.
La aplicación de herbicidas líquidos mezclados con agua se lleva a cabo con calderas acopladas al tractor. Este sistema de caldera pulverizadora también se utiliza para la aplicación de productos fitosanitarios contra diversas plagas.
Riego. Para los cultivos de regadío es necesaria una labor suplementaria consistente en la colocación de un entramado de tubos y aspersores que se lleva a cabo cuando el crecimiento de la planta todavía no está muy avanzado, allá por el mes de junio, algo antes de iniciar el riego. La época de riego abarca desde los meses de junio a septiembre en los casos de época muy seca. Dicha necesidad se verá cubierta por la mayor o menor periodicidad de los riegos o por la duración de cada riego.
Cosecha. El cultivo que más tempranamente se recolecta es el cereal. Antes la cosecha solía empezar en agosto, pero las nuevas semillas permiten adelantarla. Actualmente la siega se inicia en el mes de julio y si su estado de maduración y las condiciones meteorológicas lo permiten, se recoge todo seguido en el menor tiempo posible. En el peor de los casos la cosecha del cereal se puede alargar hasta la segunda quincena de agosto. Después, a partir de agosto, le llega el turno a la alubia, el girasol y el maíz. A partir de septiembre se cosecha la patata cuya campaña depende en gran medida del estado del terreno para la utilización de máquinas cosechadoras, de tal manera que si hace mal tiempo la recogida se puede alargar hasta el mes de noviembre o incluso diciembre. Es en esta época casi invernal cuando se lleva a cabo la cosecha de la remolacha, el cultivo más tardío. Al igual que la patata, la de la remolacha depende del tiempo atmosférico debido al uso de maquinaria cada vez más especializada y compleja, siendo lo habitual iniciar la recogida en el mes de noviembre y acabar a finales de diciembre.