Bendición e implantación de cruces

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Viana (N) todos los años en los siglos pasados tenía lugar la bendición de cuatro cruces de madera; cuatro clérigos y algunas autoridades municipales iban a colocarlas en los campos situados en los cuatro puntos cardinales de la jurisdicción municipal. A la vez echaban el agua bendita traída por el ayuntamiento desde el santuario de San Gregorio Ostiense en Sorlada. Esta costumbre de recurrir al agua de san Gregorio perduró hasta mediados del siglo XX. Cuando el término municipal era invadido por la langosta y otras plagas, como el arañuelo y el cuquillo, traían a la ciudad la cabeza relicario de dicho santo, y una vez pasada el agua por su cabeza, la distribuían por los campos según un ritual de oraciones y bendiciones.

En el área de Aoiz (N) y Valle de Arce (N) se celebraba el día de La Cruz de mayo o de la Invención de la Santa Cruz. Era costumbre que todos los vecinos acudiesen en procesión presidida por el párroco a una cruz ubicada en la entrada de la población. De las familias dedicadas a la agricultura acudían todos sus miembros; también, de manera individual, otros vecinos para acompañar a los agricultores y para honrar a la cruz. Desde este lugar se hacía la bendición a los campos y se pedía la lluvia para los cultivos. En algunos pueblos como Nagore en el mismo Valle de Arce había dos cruces, una a cada lado del río. Cada año uno de esos lados se destinaba al cultivo del trigo mientras el otro se dejaba descansar con el cultivo de avenilla o de beza; por esta razón, la bendición desde la cruz se hacia al este o al oeste según fuera el lugar donde se había sembrado el trigo. Luego, cada agricultor, se acercaba a los campos cultivados por él y colocaba en su heredad una cruz de 20 cm hecha con dos ramas bendecidas el domingo de Ramos (Aós, Artajo, Ecay, Uli Bajo, Villaveta, Zuasti (Valle de Lónguida); Arrieta y Villanueva de Arce (Valle de Arce). Las ramas elegidas provenían del ramo, que es la primera planta en florecer. En Villanueva de Arce el ramo era de zume o mimbre y quien la recogía era el vecino que, por turno, se ocupaba de tañer la campana de la iglesia.

Las cruces se colocaban en medio del campo o en las lindes. Pero era necesario señalar que se ponían teniendo en cuenta su orientación: así en el Valle de Arce se ponían cara al suroeste, de donde venían las tormentas, mientras que en el pueblo de Arrieta las encaraban al oeste. En los pueblos del Valle de Lónguida fue costumbre que la cruz se colocase en dirección a la Peña de San Miguel de Izaga. Sobre los brazos y remate de la cruz se depositaban unas gotas de cera provenientes de las velas bendecidas el día de Candelaria o de las que habían iluminado el monumento del Santísimo el Jueves Santo. En Aós y Artajo (Valle de Lónguida) recuerdan que a esta cera se añadían unas gotas del agua bendecida durante la vigilia de Pascua de Resurrección. La ceremonia finalizaba con el rezo de un padrenuestro y de una avemaría mientras se clavaba la cruz en el suelo. La intención de dicha práctica era proteger la cosecha del pedrisco.

En Artajona (N) desde el siglo XVII fue costumbre poner cruces de madera en los caminos y mugas del término municipal. La finalidad de esta práctica era “para que Dios por medio de ellas, libre los campos de las malas tempestades”. A ello se cree que obedece la costumbre de ponerlas en ciertos altos. Las cruces se bendecían el día tres de mayo terminada la misa solemne. Luego cada sacerdote llevaba una para colocarla en un punto determinado, conjurando los campos. La costumbre duró hasta los años 1930[1].

Erramu eguneko gurutzea. Muxika (B), 2014. Fuente: Archivo particular Igone Etxebarria.

En Larraona (N) el 3 de mayo, el Día de la Cruz, el cura con los monaguillos salía procesionalmente con una cruz que colocaba en el pretil del pórtico de la iglesia. Permanecía allí hasta el 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz). Ese día con el mismo ceremonial tornaba a la sacristía. Durante este periodo un día cualquiera el cura con los monaguillos iba por todo el término colocando cruces que él mismo había hecho con palos de espino.

En Améscoa (N) también se colocaban en los campos crucecitas de espino en los terrenos cultivados y ramos de olivo bendecidos el domingo de Ramos.

En Obanos (N) tenían carácter expiatorio y de bendición de cosechas a mediados del siglo XX los dos viacrucis que se celebraban el 3 de mayo y el 14 de septiembre, festividades de la Santa Cruz. Se rezaba de madrugada, por el pueblo, parando en las casas que tenían una cruz de madera y se llegaba hasta el Calvario al toque de alba. Tras la misa de la mañana, se bendecían los campos desde el pórtico de la iglesia.

En Larraun (N) el día de la Santa Cruz de Mayo o en la festividad más inmediata colocaban cruces en las heredades de modo que un lado de la cruz mirara a la ermita de Santa Bárbara y el otro estuviera orientado al santuario de San Miguel de Aralar[2].

En Romanzado y Urraul Bajo (N) el día de Ramos se bendecía mimbre y sanguino. Con los tallos de sus ramas bendecidas ese día hacían cruces; el pie de mimbre y los brazos de sanguino. Se colocaban en los campos el día 3 de mayo (Invención de la Santa Cruz). En la unión de los dos palitos se ponían unas gotas de cera. En el momento de colocarlas en el campo se rezaba un padrenuestro (Napal, Iso, Sansoain-N)[3].

En Bernedo (A) antaño ponían cruces en el campo a partir de la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo). Después de la misa dominical, salía el cura, acompañado del sacristán, con el calderín de agua bendita bendiciendo los campos por las indicadas cruces. Este ritual terminaba el día de la Exaltación de la Cruz (14 de septiembre).

En Moreda (A) ha sido costumbre colocar cruces de madera en los pagos o términos más altos de su jurisdicción con el fin de proteger los campos y cosechas de nublados y tormentas. Se colocan en el mes de mayo por san Gregorio (día 9) y san Isidro (día 15). Uno de los lugares preferidos para colocarla era el término del Somo.

En Apodaka (A) por la Cruz de Mayo se bendecían los campos; iba el cura y los monaguillos recorriendo las cruces que hay en los términos del pueblo; las cruces están en los altos. Se empezaba por la de santa Lucía y mientras bendecían los campos repicaban las campanas. En localidades como Ametzaga (A) el día 3 de mayo se bendicen los campos desde la iglesia.

En Zeanuri (B) el 3 de mayo, Invención de la Santa Cruz, se bendecían en la misa de la parroquia junto con las cruces de espino o de avellano hechas en casa una o dos mazorcas de maíz; sus granos serían luego agregados a las semillas destinadas a la siembra. Las cruces bendecidas se implantaban en todas las heredades sembradas.

También ha sido costumbre muy extendida acudir el día de Santa Cruz en procesión a las ermitas que están bajo su advocación. Así ocurría en Santikurutz de Uribiarte en Zeanuri y en Santakurtz de Zeberio (B). En esta última la procesión salía de la parroquia; en el camino se rezaban las letanías y durante la misa se bendecían cruces de espino albar florido, de sauce o de avellano. Estas cruces se clavaban como protección en las piezas o heredades sembradas. A veces eran rociadas de nuevo con agua bendita en el momento de ser colocadas. También se ponían en el quicio de las ventanas como preservativos de los rayos.

En Ataun y Beasain (G) por Santa Cruz de Mayo colocaban en las piezas de cultivo cruces hechas con ramas de laurel bendecido el día de Ramos en la iglesia; en Ataun a estas cruces se les añadían gotas de cera bendecida el sábado santo. En Aia (G) se bendicen el día de Santa Cruz cruces de espino albar para ser colocadas en las heredades[4].


 
  1. José M.ª. JIMENO JURIO. “Datos para la etnografía de Artajona” in CEEN, II (1970) p. 113.
  2. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Bilbao: 1989, p. 165.
  3. José de CRUCHAGA. “Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraul Bajo” in CEEN, II (1970) p. 194.
  4. Juan de IRURETAGOYENA. “Creencias. Aya” in AEF, I (1921) p. 87.