Técnicas modernas
Como ya se ha indicado en alguna población de las anteriores, también se han realizado roturaciones recientes empleando para ello la moderna maquinaria pesada.
En Argandoña (A) actualmente apenas se roturan nuevos terrenos debido a las actuales tendencias en agricultura que obligan a intensificar y centrar las labores en las mejores tierras, relegando a un segundo plano los terrenos menos productivos y desechando la puesta a punto de nuevas parcelas. Esporádicamente se llevan a cabo pequeñas roturaciones aunque el motivo suele ser la construcción de balsas de riego, de caminos o de nuevos accesos.
En todos los casos el método elegido es el mismo, la roturación se practica generalmente en bosques y se inicia con la tala de los árboles. Esta tala se suele adjudicar a los pueblos dueños de ese monte, que después de derribar los árboles con motosierras y una vez que han retirado los troncos para leña, proceden a quemar las ramas sobre el terreno. El resto del trabajo se adjudica a empresas de excavación que con sus enormes máquinas excavadoras arrancan los tocones y raíces e igualan el terreno para el uso que proceda. Si la roturación tiene como fin convertir el terreno en parcelas de cultivo, el agricultor procederá a preparar la tierra eliminándole ramas, raíces y piedras y abonándola convenientemente.
Estas nuevas roturaciones suelen estar destinadas a pastos y excepcionalmente al cultivo de cereales. En los roturos marginales, en laderas empinadas o rodeados de bosques, lo habitual es alternar el barbecho con cereales consiguiendo cosechas de menor calidad.
En Agurain (A) actualmente la primera roturación de un terreno nunca antes cultivado se realiza con los modernos arados de varias rejas tirados por potentes tractores que penetran profundamente en la tierra; después con el trabajo de los rotavátores dejan la tierra preparada para ser sembrada. En ella se siembra especialmente toda clase de cereales y patatas.
En Moreda (A) no se dan casos de roturación de terrenos que nunca han estado cultivados. Todas las tierras se cultivan desde décadas e incluso siglos atrás.
Lo único que se produce es la roturación de tierras para el cambio de cultivos y especialmente del paso del cultivo del cereal al viñedo. También se da el arranque de viñas viejas y la plantación de nuevas. En estos casos se procede al desfonde en profundidad de los terrenos.
Si a la hora de labrar para sembrar cereal se voltea la tierra a poca profundidad, 30 o 40 cm, cuando se desfonda se hace a 70 u 80 cm. Se realiza con tractores de gran potencia, de 250 CV o más y brabán bisurco. Una hectárea (diez robadas) de tierra blanca lleva aproximadamente ocho horas en desfondarse.
El tractor tirando del brabán bisurco va abriendo y volteando la tierra siguiendo la trayectoria del primer surco y al final de él vuelve con el brabán cambiado a abrir otro surco paralelo al primero y así sucesivamente hasta el final de la finca. Varios peones se colocan a lo largo de los surcos para sacar las piedras con el fin de que no queden enterradas en la siguiente pasada del tractor.
Finalizado el desfonde se sacan las piedras: unos lo hacen con tractor y máquina sacapiedras y otros a mano con el tractor y el cajón sacapiedras. La mayor parte de los labradores acostumbran coger las piedras a mano y las echan en cajones de hierro que portan los tractores, en su parte trasera, colgados del tercer punto y de los brazos laterales. Cuando este recipiente está lleno se vacía en un erío o monte accionando una palanca que deja caer el cajón de modo que quede inclinado para que las piedras caigan al suelo. Luego, ya vacío, se baja el hidráulico hasta que se acopla de nuevo a la palanca y vuelta a llenar a mano.