Horca de hierro
El uso de la horca con las púas metálicas ha sido general y se caracteriza por su mayor consistencia. Esto ha permitido utilizarla para las funciones descritas anteriormente y además para trabajos más pesados como el manejo del estiércol. Por lo común la horca metálica de menos púas se ha empleado en el trabajo de la hierba, mientras que la de más púas se ha utilizado para el manejo del estiércol.
En Bedarona (B) el bieldo, sardie, está compuesto de un mango de madera largo insertado en uno de sus extremos con una cabeza de hierro con 3, 4, 5 o 6 púas curvas que en su punto de unión tienen un tubo cónico donde se introduce y sujeta el mango. El de 5 púas se empleaba para cargar la hierba en el carro y para dar paja al ganado. El de 6 púas se utilizaba para echar el estiércol, satsa, al carro. Se siguen utilizando actualmente.
En Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B) cuando la pila de estiércol del establo alcanzaba grandes proporciones de forma que casi tocaba el techo, se sacaba fuera. El vertido al carro guiado por los bueyes o las vacas con el que se sacaba al exterior se hacía valiéndose de la horquilla, sardie. También la cama del ganado se hacía valiéndose de este apero.
En Zamudio (B) el apero denominado sardia, con púas de hierro y mango de madera, servía para levantar la hierba, hacer metas y recoger la basura de las huertas.
En el Valle de Carranza (B) la horquilla está compuesta de una parte metálica y un mango de madera de avellano. La parte metálica está formada por varias púas cada una de las cuales es conocida como ganga y una zona tubular llamada ojo en la que se inserta el mango y se le clava una punta para evitar que se salga. Dice algún informante que las horquillas más antiguas tenían seis gangas. Después se comenzaron a comercializar las de cinco y cuatro gangas. La horquilla ha sido utilizada para cargar todo tipo de materiales pero especialmente la hierba. La cantidad recogida de una vez por esta herramienta recibe el nombre de horquillada. Se ha empleado para cargar la hierba verde o seca, bien en sábanos o a granel en el carro de bueyes o en la cama o remolque del tractor; para esparcir la hierba verde recién segada a fin de que se secase al sol; para atropar la hierba seca y llevarla hasta el cargue o para formar lombillos, apilarla o hacinarla; para cargar el helecho y la basura de monte con la que se hacían las camas al ganado estabulado; para entasconar o amontonar estas materias en la cuadra; para entasconar la basura hecha una vez retirada de las camas y cargarla en el carro; para esparcir los montones de estiércol en la pieza o en el prado, etc.
Para el trabajo de la hierba seca se requería una horquilla de menos gangas y más ligera, lo que ahorraba considerablemente el trabajo. La horquilla para la hierba seca debía estar preferentemente desgastada porque así penetraba con mayor facilidad haciendo más cómodo el trabajo.
En el trabajo de cargar la basura o abono en el carro de bueyes o en el tractor a fin de llevarla a la pieza o al prado, se preferían horquillas con más gangas, a ser posibles las de seis, que podían cargar mayor cantidad con cada horquillada. También se prefería esta para cargar la basura del monte.
Algunos utilizaron otra horquilla para “darle vuelta a la tierra” de un modo similar a las viejas layas. Se empleaba sobre todo para labrar pequeños pedazos de tierra en las huertas.
Se conocía otra horquilla empleada para cargar grijo o balastro. Se trataba de una herramienta propia de camineros o ferroviarios, que contaba con un número mayor de gangas, hasta diez; estas eran más espesas, pero en vez de horquilla recibía el nombre de sarda. Se guardaban en las casas para cuando había que arreglar los baches de los caminos o se acudía al trabajo vecinal o de concejo denominado a caminos.
En Beasain, Berastegui, Elgoibar, Telleriarte, Zerain (G); Abadiño, Amorebieta-Etxano y Zeanuri (B) le denominan sardea a la horca o bieldo con cuatro púas metálicas algo curvadas y mango de madera que se utiliza para manipular la hierba y para esparcir el estiércol en los campos.
En Aoiz (N) sarde es la herramienta compuesta por un largo vástago de madera, al que se engasta en uno de sus extremos la pieza de hierro formada por tres o cuatro púas. Servía y sirve para levantar la parva, acumular el forraje y otros vegetales de poco peso y su traslado a las galeras.
En Viana (N) y en Moreda (A), el horquillo es un bieldo de cuatro a siete puntas metálicas ligeramente curvadas y una prolongación tubular para introducir un mango alargado de madera que se sujeta mediante un clavo; se utiliza para manejar el estiércol y productos agrícolas que contengan humedad.
En Valderejo (A) el bieldo o bielda es un instrumento con una parte metálica compuesta por seis púas unida a un mango de madera. Se emplea para retirar la basura de los establos o para la extracción de las patatas cuando la tierra está muy húmeda. Con este mismo fin se ha utilizado en Abezia, Berganzo y Apodaka (A); en esta última localidad los bieldos de bolas en las puntas se utilizaban para amontonar las patatas.
En Donoztiri (BN) al bieldo se le denomina fuxina, es todo de hierro salvo el mango, de madera. Se emplean dos clases de fuxina: el que sirve para remover el estiércol, que tiene cuatro dientes; y el que se utiliza para levantar la hierba sobre los carros o para subirla al henil, con solo dos o tres dientes. En Uhartehiri (BN) se llama furxeta a la horquilla de cuatro dientes. En Sara (L) se llama hiruhortzekoa al tridente o bieldo de hierro de tres púas un tanto corvas, que en su punto de unión tienen una boquilla o tubo cónico, donde se introduce el mango o palo largo de metro y medio. En Donazaharre (BN) a un gancho de hierro para remover porciones de heno y dárselas a los animales se le conoce como krakoa.