Rastrillo, arrastelua, eskubera. Rastro

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los rastrillos que se han empleado en las labores con la hierba han sido íntegramente de madera. El peine de la herramienta, allí donde se hallan insertas las púas de madera, forma un ángulo agudo con el mango para facilitar la recogida de la hierba. Este tipo de herramienta ha tenido más uso en la vertiente atlántica del territorio, donde han sido más comunes los trabajos con la hierba.

En Sara (L) el rastrillo de madera, arrastelua, se compone de un mango largo (150 cm), giderra, cruzado oblicuamente en uno de sus extremos por un madero llamado arrastelu-burua que va armado de púas en dos caras contrapuestas, a modo de peine. En el ángulo agudo que forman el mango y el peine hay uno o dos travesaños que apean al segundo. Las púas, ziriak, son en número de 14 a 17 en cada lado. Este rastrillo se empleaba mucho en las labores de recolección del heno, lo mismo que en esparcirlo y removerlo para que se secase.

En Donoztiri y Donazaharre (BN) el rastrillo recibe el nombre de arresteila y es entero de madera. Los hay de dos clases: uno para recoger la paja de trigo y el otro para recoger la hierba. El primero tiene el mango perpendicular al travesaño, en el que van fijos cuatro dientes que solo asoman hacia un lado. En el segundo el mango no es perpendicular al travesaño, sino inclinado, y cuenta con veinticuatro dientes que, cruzando el travesaño, asoman a ambos lados del mismo.

En Uhartehiri (BN) el rastrillo se llama arrestila. Es una vara larga que en una de sus extremidades acaba en una horca en cuyos dos extremos se cruza una traviesa armada por uno de sus lados de 13 a 18 puntas perpendiculares al plano de la herramienta. Se emplea también otro rastrillo que dicen es de origen larburdino y que se distingue del anterior por el mango, que no es perpendicular a la traviesa y porque esta tiene los dientes por ambos lados. Los dos rastrillos son enteramente de madera.

En Liginaga (Z) el rastrillo de madera, arrastelua, cuando tiene muchos dientes, próximos unos de otros, recibe el nombre de arrastelu xehia, y cuando tiene pocos y espaciados se llama arrastelu larria. El rastrillo de hierro, burdin arrastelia, está provisto de cuatro dientes curvos, similar a la sardatxurra o picona descrita anteriormente. Al de 28 dientes, también de hierro, le denominaban belharondar-bilzekoa.

En Bedarona (B) el rastrillo, eskubarie, está formado de un mango de madera y un madero cruzado en uno de sus extremos que lleva una hilera de púas de madera en una de sus caras. Se utiliza para recoger la hierba, el heno y para otras labores de recolección, así como para quitar la broza de las huertas.

En Abadiño (B) este instrumento de madera, eskubarie, se utiliza para recoger la hierba. Es un utensilio de fabricación doméstica; el travesaño se hace con madera de sauce y las púas con espino albar. En Amorebieta-Etxano, Urduliz y Zamudio-B, le denominan eskuberea. En Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B), eskuberie se utilizaba también para la recogida del helecho destinado a camas del ganado. En Zeanuri (B) se denomina eskutillia, usando casi siempre su forma plural eskutillek.

En el Valle de Carranza (B) la rastrilla está compuesta de un peine de madera de fresno y un mango obtenido de una vara de avellano. El peine es una pieza de madera alargada en cuya mitad se hace un vacío de sección rectangular en el que se inserta el mango, tras lo cual se clava una punta o se introduce una pina de madera para evitar que se salga. Perpendicularmente a este punto de inserción se abre una hilera de orificios en los que se insertan unas púas cortas y redondeadas de madera de fresno que reciben el nombre de pinos. La labor que se realiza con esta herramienta se denomina arrastrillar o apradar; consiste en pasarla sobre la superficie del campo segado tras ser retirado con la horquilla el grueso de la hierba, en verde o seca, de modo que se recojan las hierbas que han quedado. La rastrilla se empleó en tiempos pasados para esparcer los lombillos que se formaban al segar a dallo para que la hierba se secase cuanto antes. Durante el proceso de secado se utilizó para “dar la vuelta a la hierba”; también para crear hileras, alombillar, por las que pasaba la enfardadora; para quitar la hierba a las segadoras de mano de modo que no se atascasen o para retirarle la que obstruía el peine de la segadora cuando se atascaba.

Para los helechos se utilizaban rastrillas más fuertes o bien las viejas y desdentadas ya que en esta labor no importaba tanto que quedasen restos. Si bien el trabajo de tirar de horquilla era más propio de hombres, el de arrastrillar ha sido femenino o bien de personas ancianas.

Rastrillas para la hierba. Carranza (B), 1977. Fuente: Díaz, Miguel Sabino. Karrantza. Visión gráfica 1880-1980. Tomo V. Karrantza: 2012, p. 186.

En Beasain (G) eskuarea es el rastrillo de madera con doce o quince púas también de madera y un mango largo que sirve para recoger la hierba que se ha segado y poder cargarla en el cesto o carro. Se lleva al hierbal juntamente con la guadaña. En Berastegi y Telleriarte (G) le denominan eskuara y tenía 12 o 20 dientes. En Elgoibar (G) eskuaria; los rastrillos de hierro se utilizaban en el cuidado de las huertas. En Hondarribia (G) denominan arrasterua o arrastelua al rastrillo totalmente de madera en que el mango se sitúa en un ángulo de 90º respecto a los peines o púas; con el mango inclinado unos 60º respecto a los peines le denominaban arrastela o arrastilla.

En Moreda, Berganzo y Bernedo (A) el rastrillo compuesto de un mango largo que en su extremo lleva un travesaño armado de púas o dientes sirve para recoger alfalfa, paja y productos similares segados con la guadaña.

En Améscoa (N) los rastrillos de púas se llamaban escuaras; las había de todos los tamaños, pero con la misma estructura: un cuadradillo de madera que lleva empotrado en la cara lateral un palo largo que hace de mango y en la cara inferior una hilera de púas que pueden ser de madera o de hierro. En Viana (N) este apero de madera con púas metálicas sirve para recoger la alfalfa u otras hierbas.

Escuara. Las Améscoas (N). Fuente: Luciano Lapuente, Grupos Etniker Euskalerria.

Como ya se ha podido constatar en las descripciones anteriores, esta herramienta se ha utilizado para trabajar el trigo. También en este caso solía ser íntegramente de madera con las púas dispuestas perpendicularmente al mango.

En Bedarona (B) para remover los granos de trigo apilados se utilizaba un rastrillo de 3 púas largas, denominado gari-eskubarie.

En Berganzo (A) señalan los informantes que el rastro es similar al rastrillo pero con púas rectas. Se usaba para amontonar la parva. También en Bernedo y en Moreda (A) se utilizaba el rastrillo de madera para recoger los restos de la parva, completando la limpieza de la era.

En Viana (N) la aparvadera es un instrumento de madera similar al rastrillo con seis tablillas a modo de dientes unidas entre sí por otra tabla y con largo mango sujeto por tirantes que servía para amontonar la parva. Los rastrillos empleados para trabajos más rudos están fabricados de un modo más sólido.

Mayor grado de resistencia se consigue cuando las púas de la rastrilla son metálicas o cuando lo es todo el peine. Este tipo de herramientas ha sido empleado para trabajos en la huerta. En algunas de las descripciones anteriores ya se han recogido algunos ejemplos.

En Cárcar (N) el rastrillo tiene una estructura de madera con dientes metálicos en la cara inferior del travesaño; se usa para quitar la primera capa de tierra, allanar el terreno después de arar y sembrar. La hierba y paja se recogía con la ayuda de esta herramienta.

En Aoiz (N) lo mismo que en Apodaka (A) y en otras localidades se utilizaba sobre todo en la preparación de tierras de pequeña extensión, en huertos y jardines. Servía para ir aplanando la tierra, igualándola cuidadosamente a la vez que permitía retirar las piedras, dejándola preparada para la siembra. También se empleaba, ya depositada la semilla, para extenderla y cubrirla bien.

En Abezia (A) el rastro con púas de hierro se emplea para recoger la hoja; con púas de madera se utiliza para la hierba.

En el Valle de Carranza (B) la rastrilla con peine de hierro y mango de madera se empleaba para trabajar con la tierra: para envolver semillas como la de la alfalfa una vez diseminadas para su siembra. También para cubrir la semilla de trigo cuando por las condiciones climáticas adversas había que sementar el trigo directamente sobre la tierra maquinada sin poder afinarla: se le pasaba la rastrilla de hierro y así se cubría la semilla.

En Sara (L) un rastro, llamado arrasteluzeia, se componía de un mango de madera y un travesaño o cabeza de peine, igualmente de madera y de 30 cm de longitud, cruzado perpendicularmente en uno de los extremos de aquel; estaba provisto de una fila de 6 a 8 dientes o púas de palo, y posteriormente de hierro, en una de sus caras. Servía para recoger la broza de las huertas.