La narria, lera

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Antes de la narria o la lera, según se ha consignado en algunas localidades, se conoció un medio de transporte más primitivo consistente en arrastrar directamente el objeto de traslado o el hacerlo sobre una rama de árbol o sobre ramas formando una especie de cama sobre la que arrastrar.

Así en Ataun (G) un método muy antiguo consistió en hacer resbalar el tronco sobre la desnuda tierra, lur gogorren. Al tronco así transportado llamaban lorra. Los caminos o resbaladeros utilizados para este transporte recibían el nombre de lorbidea[1].

En Sara (L) treina era un brazo de árbol ramoso tendido en el suelo que se empleaba en el siglo XIX en el monte como medio de transporte cuesta abajo. Para esto se cargaban sobre su ramaje los helechos, árgomas u otros objetos que había que transportar. Un hombre tiraba de él mediante una cuerda atada a su parte más gruesa u horquilla. Se usaba también a veces cargado de piedras y tirado por vacas en las piezas de cultivo para allanar la tierra removida por el arado. En este caso recibía el nombre de arralda.

En Bernedo (A) se utilizaba como narria una horcaja de árbol tirada por bueyes.

En Amorebieta-Etxano (B) en algunos caseríos utilizaban una rama grande de árbol con ramificaciones que formaban una especie de parrilla. Sobre ella se ponía el montón de hierba cortada y la transportaban cuesta abajo. Le llamaban narra y la bajaban arrastrando.

En el Valle de Carranza (B) se han utilizado formas de arrastrar la hierba seca más primitivas que la narra, consistentes en recurrir a ramas sobre las que se acumulaba la hierba que se necesitaba acarrear. Un informante recuerda haber utilizado ramos de encina con este fin. Donde no crecían estos árboles se utilizaban otros como la espina blanca (Crataegus monogyna), muy apropiada por sus numerosas ramificaciones. En las zonas donde quedaban huecos se unían otros ramos más pequeños. El ramo presentaba la ventaja de que no se deslizaba tan fácilmente como la narra sobre la superficie del prado, se agarraba más. La narra daba problemas cuando la cuesta era muy acusada y la pareja la arrastraba descendiendo la pendiente ya que a veces se deslizaba contra las patas traseras de los bueyes.

Nuestras encuestas han constatado el uso en el pasado de aparatos de transporte que carecían de ruedas por razón de la orografía, ya que transportar cargas en pendientes acusadas con carros de ruedas hace que puedan volcar o arrollar a los animales que tiran de este medio de transporte.


 
  1. Juan ARIN. “La labranza y otras labores complementarias en Ataun” in AEF, XVII (1957-1960) p. 63.