Paisaje agrario de Bizkaia

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El paisaje natural ha sido definido como la expresión sintética de las condiciones y circunstancias fisiográficas y geológicas que concurren en un territorio. Pero la intervención del hombre y de los animales lo ha convertido en paisaje humanizado.

Nuestro paisaje tradicional estuvo constituido por grandes masas arbóreas de bosque, de las que una parte fueron convirtiéndose en tierras de labor y sobre todo en praderas. El propio paisaje forestal que estuvo formado de robles, encinas, castaños... ha sido sustituido por las plantaciones de pino y eucalipto que, en algunos casos, llegan hasta el portal de la casa.

También los cultivos tradicionales de cereal (trigo y maíz), nabo y remolacha han ido decreciendo hasta llegar a desaparecer algunos, como el trigo a mediados del siglo XX. Los prados han ido ocupando el lugar de esos cultivos y en consecuencia se ha incrementado notablemente la superficie dedicada a plantas forraje-ras y pratenses. Ya en los años 1970 se señalaba que la agricultura del territorio vizcaíno iba en dirección marcadamente ganadera. Lo que se ha incrementado es la horticultura.

La agricultura se ha dado bien principal mente en las vegas y zonas más o menos llanas del territorio y más escasamente en las laderas. Por esta razón las vegas a orillas del Ibaizabal (Durango, Txorierri y Merindad de Uribe), ría de Gernika y comarca de Lea-Artibai, han sido las más fecundas para los cultivos agrícolas. A ellas habría que agregar las altas planicies de la vertiente mediterránea como son Otxandio y Ubide.

Las demarcaciones o comarcas tradicionales en que está dividido el territorio de Bizkaia, a saber: Encartaciones, Valle de Arratia, Valle de Orozko, Merindad de Uribe, Busturialdea, Merindad de Durango... no nos proporcionan el paisaje agrario que a los efectos del Atlas etnográfico nos interesa. Son las conocidas como unidades comarcales agrarias las que nos muestran mejor el actual paisaje agrario vizcaíno. Son siete, que tienen como núcleos el Valle de Carranza, Balmaseda, Igorre, Durango, Markina, Mungia y Gernika.

El sistema de poblamiento en la zona rural es de casas aisladas, en muchas ocasiones agrupadas en pequeños barrios y cercanos a núcleos de población más importantes que actúan a todos los efectos como cabecera de comarca.

La zona de Carranza muestra un paisaje típico de bocage con grandes extensiones de arbolado y muchas campas de hierba para el ganado, ya que nos encontramos en una comarca de gran tradición ganadera. Hay poca horticultura, principalmente para consumo doméstico. Podríamos decir que un 85 % de su suelo pertenece al ámbito ganadero y forestal y el 15 % restante está dedicado a la agricultura, incluida la producción de forrajes para el ganado.

La comarca que tiene como centro a Balmaseda, al igual que la anterior ha contado con mucha ganadería y masa forestal, en torno al 80 %. El 20 % restante ha estado dedicado a cereal y horticultura. El pueblo de Zalla se ha especializado en el cultivo de semilleros y plantas que se venden en el mercado o la gente se desplaza a adquirirlos a la localidad a los lugares donde se cultivan. En los años 1970 se produjo un gran incremento de la fruticultura y la viticultura en la zona, donde Zalla ocupa un lugar prominente.

La zona del Valle de Arratia con capitalidad en Igorre cuenta también con muchos prados para alimentar la abundante ganadería con razas autóctonas como la betizu, el porcentaje de tierra dedicada a la agricultura y fruticultura alcanza en torno al 40 %. Los domingos hay mercado semanal en Areatza.

En el Duranguesado, los datos son similares a los de Igorre. Los viernes tienen mercado propio donde se venden los productos de la zona y algunas personas han acudido tradicionalmente a vender su mercancía, y lo siguen haciendo también, al mercado de la localidad gipuzcoana de Eibar. En Amorebieta-Etxano hay mercado los domingos.

En las zonas de Markina, Mungia y Gernika la dedicación a la ganadería y a la agricultura ha estado repartida al 50 %. El mercado de Markina tiene lugar los jueves, el de Mungia, los viernes, si bien de esta zona, particu larmente de las localidades que conforman el Txorierri (Larrabetzu, Lezama, Derio, etc.) concurren a Mercabilbao. En Gernika el mercado se celebra los lunes y en Bermeo los martes. El censo agrario de esta última comarca indica que son alrededor de 700 las explotaciones agrarias, si bien las que viven exclusivamente de la agricultura son solamente unas 50.

En todas las comarcas hay también ferias y mercados de menor entidad y cada vez más de productos especializados.

Algunas notas a destacar son que en determinadas zonas, tales como la comarca de Markina y el Valle de Carranza, se cultivan manzanos para sidra. El cultivo del kiwi ha adquirido cierta relevancia y a finales de los años 80 también la pera conferencia, cuyo cultivo se ha abandonado. En las comarcas de Mungia y Gernika se produce una cantidad importante de artaberdea, que se ensila para dársela al ganado.

Paisaje de Zeanuri (B), 1920. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: Fondo Felipe Manterola.

Desde aproximadamente mediados de los años 1980 se ha introducido con fuerza el cultivo de la vid. Desde mediados de los 90 hasta nuestros días no hacen más que crecer los terrenos dedicados a su cultivo, destinado a la producción de txakoli. Recientemente han surgido diversas bodegas con sus instalaciones para el embotellado, precintado y venta de txakoli.

A lo largo del siglo XX el sector primario que había tenido su importancia en la economía del país fue cediendo paso al sector industrial y sobre todo al terciario, los servicios. Muchos vecinos de caseríos vieron en la industria una fuente de ingresos familiares superior a la que daba la agricultura y se emplearon en talleres de pueblos cercanos, trabajando a tiempo parcial en el caserío.

Una característica a tener en cuenta en el último tercio del siglo XX ha sido el acceso a la propiedad de los caseríos por parte de los arrendatarios de fincas rústicas que las hubieran estado trabajando durante mucho tiempo.

Otro aspecto interesante es el cambio del paisaje agrario que se ha producido a raíz de la introducción del cultivo en invernaderos en los años 1980, que a partir de los años 1990 ha adquirido gran difusión, si bien en la comarca antes citada del Txorierri se conocía con anterioridad. A mediados de los 90 se introdujeron los cultivos hortícolas sin tierra, lo que se conoce como hidroponía, los cultivos ecológicos, el lábel vasco de calidad, etc., innovaciones todas ellas que están en auge.

Un elemento importante en la modificación del paisaje agrario ha sido la mecanización del campo con la introducción progresiva de nueva maquinaria y el empleo de abonos químicos en lugar del estiércol tradicional. Las primeras máquinas se compraban entre varios agricultores hasta que más tarde, cada uno tenía la suya. Algo similar puede decirse de la hierba seca que antes llevaba consigo toda una serie de operaciones laboriosas desde la siega, el secado, la recogida, la construcción de los almiares y la conservación en el pajar, en tanto que ahora los silos, las bolas de hierba seca, el empaquetado incluso de hierba verde, etc. han facilitado la labor.