Mutua asistencia vecinal

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La vecindad es un tema que va a ser tratado amplia y específicamente en otro volumen de este Atlas dentro del estudio del Grupo territorial que vive en un medio físico y se rige por un derecho y unas constituciones populares propias. No obstante, se aportan algunos testimonios recogidos en las investigaciones de campo debido a que el cuestionario referido a la actividad agrícola contempla la mutua asistencia vecinal en las tareas agrícolas.

Con carácter general se ha constatado que se ha practicado la mutua asistencia vecinal y familiar en las labores que necesitaban con apremio gran aporte de mano de obra, como la preparación de los terrenos para la siembra y durante la recolección, y en los casos de enfermedad o desvalimiento de una familia y/o enfermedad del ganado necesario para realizar las tareas agrícolas. Los informantes de Abezia (A) indican que la solidaridad entre vecinos y familias suplía la ausencia de los seguros que se conocen hoy día.

Existe también una tarea vecinal, en lo que respecta a la actividad agrícola, que estaba reglamentada, para arreglar los caminos con carácter previo a la recogida de la mies y al acarreo de la hierba para que las vías estuvieran expeditas.

En Abezia (A) han consignado que es frecuente que los vecinos se ayuden entre sí a lo largo del año principalmente en los dos períodos duros del calendario agrícola: el de la siembra por San Martín, en noviembre, y "el agosto" en que tiene lugar la recolección.

En Moreda (A) indican que la asistencia mutua se suele dar principalmente en la época de la recolección; algunos se juntan para vendimiar o para recoger las olivas. Durante el invierno, en el trujal de aceite, los anteriores y posteriores al que en ese momento está haciendo la entrega de la oliva le ayudan a descargar los sacos, pesarlos y vaciarlos. Mediante este proceder el trabajo se alivia y reparte, y se agiliza la entrega. Los informantes señalan que la ayuda mutua vecinal ha ido disminuyendo en intensidad y hoy está reservada a los casos de buenas relaciones familiares o de muy estrecha amistad entre vecinos.

En Valderejo (A) dicen que se ayudaba a vecinos en dificultades. Así se recuerda, por ejemplo, que si durante la trilla se aproximaba una tormenta, los vecinos que ya habían recogido sus eras, ayudaban a quienes aún no lo habían hecho, siendo esta una colaboración sin contraprestación alguna como no fuera un trago de vino del porrón o la degustación de algún embutido o queso. Asimismo si un vecino, por causas de fuerza mayor, no podía disponer de su pareja de bueyes, teniendo que realizar trabajos inaplazables, los vecinos aportaban sus animales para ayudarle.

Aporcando patata. Valderejo (A). Fuente: Xabier Ortiz Vadillo (familia Perea Ortiz), Grupos Etniker Euskalerria.

En Abadiño (B) los vecinos se ayudaban mutuamente en quehaceres como la siega del trigo, gari-ebeitie, y la trilla, gari-jotie. Para ello se reunían varios vecinos y cada día ejecutaban los trabajos que correspondían a una casa, sobre todo de aquellas que tenían poca mano de obra.

En Liginaga (Z) a los peones que se contrataban para el trillo o desgrane de trigo, ogi-joitia, no se les pagaba jornal sino que se les recompensaba con prestarles análogo servicio personal cuando ellos lo requerían en sus casas.

En Amorebieta-Etxano (B) en los casos de mutua asistencia vecinal, como la trilla o la henificación, ayudaban tanto los hombres como las mujeres. En la henificación, por ejemplo, ellas amontonaban la hierba y la levantaban al carro y ellos iban colocándola y pisándola.

En Bedarona (B) los vecinos se prestan ayuda recíproca, ordezko beharrak, en las labores agrícolas. En otro tiempo esta tarea se llevaba a cabo principalmente en los trabajos que requerían más mano de obra que la que podían aportar los miembros de la familia, como la siega del trigo, la trilla... Hoy día ocurre igual cuando se hacen fardos de hierba y se descarga hierba o paja de los camiones.

En Urduliz (B) en épocas de mucho trabajo, los vecinos, no solo los más próximos, se ayudaban mutuamente, por ejemplo, para realizar una siembra inaplazable por amenaza de lluvia o tormenta o si se trataba de una familia con pocos miembros.

En Zamudio (B) los vecinos se ayudaban en los trabajos de cortar árgoma, otea, y antiguamente también para labrar la tierra con layas. Tres o cuatro vecinos provistos de layas roturaban primero las heredades de un vecino y luego las de los demás. También se ayudaban en la siembra del maíz y la alubia.

En Telleriarte (G) se prestaba ayuda vecinal en algunas labores como la plantación del maíz, arto-sartzen; la siega del trigo, gari-ebagitzen; la trilla, gari-jotzen; el corte y la recogida de la hierba, belarretara, si había riesgo de tormenta o cuando las labores del campo se hubieran retrasado. En Hondarribia (G) los vecinos se prestaban ayuda mutua en la siega de hierba y la realización posterior de los almiares, metak. También en Zerain (G) se ha constatado que en las labores de siega del trigo con la hoz los vecinos se ayudaban entre sí. Cuando se pasó a segar con la guadaña, la colaboración se redujo a la trilla.

En Berastegi (G) los vecinos de confianza se prestan asistencia mutua en la matanza del cerdo y a cambio reciben un presente del animal sacrificado: morcillas, chorizo... Antiguamente también se ayudaban en otras labores como el desgrane del maíz, arto-zuriketa, etc.

En San Martín de Unx (N) todo el pueblo acudía en masa a los tornapiones[1] o asistencias vecinales, que tenían lugar en las recolecciones, en tiempos pasados al layado, trillado de la mies y vendimia. En Cárcar (N) era y sigue siendo muy habitual la asistencia mutua entre parientes, amigos o linteros. Cuando necesitaban fuerza para maquinar pedían caballerías a los allegados y les correspondían prestando servicios a tornapeón. En Obanos (N) entre los vecinos era frecuente prestarse un peón una jornada o media, luego se lo devolvían de la misma forma. También se prestaban caballerías.

En Valtierra (N) se ha consignado que en las épocas de siembra o recolección se requería mucha mano de obra. Unas familias se ayudaban a otras vinculadas a ellas con lazos familiares, de amistad o de conveniencia.

En Viana (N) las ayudas mutuas en las labores de campo entre los parientes, amigos o simplemente vecinos siempre han existido, sobre todo en algunos momentos muy puntuales, como la siega de los cereales, la vendimia, la recogida de la aceituna. Así lo expresa la sentencia: "Hoy por ti, mañana por mí". A veces, la construcción de un pequeño puente sobre un riachuelo interesaba a varios propietarios de huertas, entonces se unían entre todos para hacerlo.

En Donazaharre (BN) la colaboración entre vecinos era habitual. Estos "voisins de travail" vivían en las casas más cercanas. La ayuda se prestaba en la trilla; los jóvenes también lo hacían en la época de cortar el helecho, la aulaga, en la vendimia, la siega del trigo y la recolección del maíz. Pero señalan los informantes que había tareas en las que no se podían auxiliar entre sí, como en la recogida del heno o en el laboreo de la tierra, porque a todos les coincidía el tiempo en que había que realizar esos trabajos.

A continuación se muestran unos supuestos distintos en los que también se da la ayuda vecinal pero por distintas razones de las anteriormente expuestas, por cuestiones de emergencia o la sobrevenida de acontecimientos inesperados que requieren una respuesta inmediata.

En Abezia y en Berganzo (A) la mutua asistencia vecinal es especialmente importante si algún caserío ha sufrido una desgracia (muerte, enfermedad grave, accidente...), o si hay adultos enfermos imposibilitados para trabajar. En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) indican que normalmente las cosechas no estaban aseguradas y si un vecino caía enfermo, sus familiares o los demás labradores le ayudaban en las labores agrícolas.

En Bedarona (B), antiguamente, cuando alguien caía enfermo o precisaba ayuda, como los ancianos o las viudas, eran los propios vecinos quienes les auxiliaban. El sacerdote presentaba el caso en la misa dominical y autorizaba que esa tarde se trabajara en el caserío necesitado, lo que se conocía como karidadezko beharra, labor de caridad.

En Berastegi (G) los vecinos de confianza se prestan asistencia mutua en casos de enfermedad, indisposición y fallecimiento. También en Hondarribia (G) los vecinos se auxiliaban en casos de incendio o fallecimiento.

En Obanos (N) los miembros de la Cofradía de San Sebastián, compuesta hoy día por unos 25 cofrades, tienen establecido estatutariamente que cuando uno está enfermo los cofrades acudan a ayudarle en las labores de poda y en el cuidado del campo. Dicen que siempre se ha procedido así.

En los pueblos que bordean el monte Oiz (Ajuria, Mendata, Maguna, Zenarruza, Gerea Berriz, Garai-B) y en Bernagoitia (B) se ha constatado la costumbre de las ayudas vecinales conocidas como lorrak[2]. Algunas tuvieron gran raigambre y mantuvieron su vigencia hasta la década de los cincuenta-sesenta del siglo XX. Por ejemplo, en lo referente a actividades agrícolas se han practicado: la ayuda en la siega del trigo, gari ebate-lorra; el acarreo de estiércol, sats-lorra o simaur-lorra o la ayuda a la casa incendiada, etxe errearen lorra.

En Ajangiz, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B) también se ha registrado la tradición de la práctica de estas ayudas vecinales llamadas lorrak. Así por ejemplo, el transporte de hierba para la cama del ganado, azpigarri-lorra; el acarreo de estiércol, sats-lorra; el acarreo de una viga, agelorra, o el auxilio a la familia que se le ha incendiado la casa, etxe errearen lorra. También se prestaba un animal para uncir si en una casa vecina tenían un buey o una vaca cojos o con algún problema que dificultaba el emparejamiento.

En Bedarona (B) los datos consignados sobre estas costumbres son similares. En tiempos pasados había un tipo de ayudas entre vecinos, conocidas con el nombre de lorrak, de las que algunas perviven. La que consiste en proporcionar estiércol, simaur-lorra; el acarreo de leña, egur-lorra; la ayuda que se presta a la familia perjudicada por la quema de la casa; la que consiste en facilitar patata de siembra a quien se ha quedado sin ella, etc.

Se ha consignado algún testimonio aislado en sentido distinto a la colaboración vecinal descrita. Así, en Ribera Alta (A) señalan que cada cual se ocupaba de lo suyo y no era frecuente que los vecinos se auxiliaran entre sí. Cuando comenzó a adquirirse maquinaria costosa como las trilladoras y luego las cosechadoras de cereal, los vecinos que compartían la propiedad de la máquina sí se ayudaban mutuamente.

En Argandoña (A) hoy día si bien en algunos casos varios agricultores vecinos comparten la propiedad de las máquinas y realizan labores agrícolas conjuntamente, lo habitual es que cada explotación agrícola posea su propia mano de obra.


 
  1. Tornapión: devolver al vecino o amigo el día o días de trabajo que ha estado para ti. "Ir a tornapión", trabajar para otro sin cobrar con la obligación de devolver la ayuda de la misma forma.
  2. Segundo OAR-ARTETA. "El pastoreo en Bernagoitia y Garay (Bizkaia)" in Etniker Bizkaia. Núm. 11 (1999) pp. 111-112 y "El pastoreo tradicional en el monte Oiz" in Núm. 12 (2003) pp. 175-176.