Labores más propias del hombre
A continuación se consignan algunos ejemplos recogidos en las localidades encuestadas donde se describen las labores específicas masculinas y donde se subraya el papel más protagonista desempeñado por los hombres en las labores más duras.
Así, en Apodaka (A) se ha recogido que los hombres se levantaban temprano para dar el pienso a los bueyes y que luego pudiesen rumiar cuando iban juncidos. Los hombres se ocupaban de la limpieza de las cuadras, del envasado del grano, del corte de la leña para el fuego, de uncir los bueyes y de segar. En el campo se encargaban del arado con los bueyes y de acudir al monte a por el ganado. Las labores duras del campo correspondían y corresponden a los hombres; también el ir a las veredas, si bien hoy día acuden también las mujeres.
En Moreda (A) las funciones del padre consisten en la realización de las labores de campo, manejo de vehículos y trabajo manual. Es él quien mueve la maquinaria agrícola: tractor, mula mecánica, cosechadora, etc. Lleva a cabo también los trabajos en que se necesita más fuerza y el empleo de las manos, tales como cavar, podar, serrar... En los trabajos del hogar participa menos que la mujer. Acostumbra arreglar las cosas que se estropean, lo mismo hace de carpintero, que de fontanero o electricista. Asimismo acarrea los objetos pesados.
En Valderejo (A) el componente humano lo constituían los padres de familia y los hijos mayores de 14 años, edad en la que abandonaban la escuela. Muchos muchachos tras cumplir con el servicio militar dejaban la casa paterna para desplazarse a los centros industriales. Las labores domésticas consistían en atender a los animales, mantener los aperos y los edificios, hacer la matanza, el pan, "hacer leña" para el hogar, etc. En el campo se encargaban de las tareas de labrado, siembra y recolección de los productos. Otros trabajos que realizaban eran el mantenimiento de los caminos, cercados, cauces, tala y poda de arbolado.
En Telleriarte (G) el cabeza de familia acudía a trabajar a una de las fábricas de las vecinas localidades de Legazpi o Zumarraga y luego se ocupaba de las labores del caserío. El cabeza de familia, etxeko burua, tenía a su cargo las heredades, soroak, los herbales, belardiak, los montes y lo relacionado con los animales. Los hijos ayudaban a los mayores si estaban en edad de poder hacerlo. Las familias eran numerosas y, en ocasiones, solían enviar algún hijo o hija a casa de los tíos a que les ayudara en las labores a cambio de la manutención.
En Amorebieta-Etxano (B) el hombre se ocupaba de los trabajos que exigían un mayor esfuerzo físico tanto en el campo como en la casa, por ejemplo, el cuidado de la cuadra. En Bedarona (B) el hombre se ocupaba de las heredades, trabajos que requerían mayor fortaleza física. En Abadiño (B) antiguamente la mayoría de los trabajos los tenía que hacer el mismo agricultor y solían ser unas tareas agotadoras. Algunos baserritarras (aldeanos), en la época invernal, que era cuando menos trabajo había en los caseríos, se dedicaban a trabajar a jornal en los pinares: haciendo entresacas, plantando o talando pinos, limpiando pinares... En Abezia (A), como se ha considerado que el hombre cuenta con más fuerza que la mujer, en principio los trabajos más duros le han estado encomendados a él. En Izurdiaga (N) de layar se ocupaban cuatro varones.
En Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B) también se ha recogido el dato de que, en principio, las tareas más duras, behar gogorrak, corrían de cuenta de los hombres, si bien advierten que en ocasiones y en algunas casas también las mujeres tenían que hacerse cargo de las mismas. A modo de ejemplo señalan que por san Juan se ocupaban de segar la hierba, "bedar sikuak ebagi ", y de levantar los almiares, metak. En octubre de segar la hierba para la cama del ganado, azpigarriak, y acarrearla. Sacar la basura de la cuadra, preparar la comida del ganado, ganadu-jatekoa, y dársela. Acarrear la hierba del prado con el burro, en otoño acarrear madera del monte, cortarla y ponerla a secar. Realizaban también todas las labores relacionados con el laboreo, labrantzak.
En el Valle de Roncal (Ustárroz, Isaba y Urzainqui-N) los hombres se encargan de los campos de forraje y de los pocos sembrados de patata. La madera, tradicionalmente y aún hoy día, es una tarea masculina. Si el trabajo es muy duro se hacen cargo de él no solo los hombres sino tanto las mujeres como los muchachos y mocetas ayudándose de los aperos de labranza.
En Obanos (N) hay labores en que la mano de obra es insustituible y hasta que no se generalizó la mecanización, con máquinas cada vez más especializadas, esa necesidad era mayor. El personal dedicado normalmente a una casa labradora depende mucho de la extensión de la misma. Hacia 1950, cuando la mecanización era escasa, si nos fijamos en una propiedad tipo medio, de unas 200-300 robadas, además de los miembros varones de la casa, padre e hijo, se necesitaban tres, cuatro y hasta seis peones.