Instrumentos de transporte

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Cestos

La utilización de cestos de varias clases dependiendo de su destino se constata en todas las investigaciones de campo. Hasta finales de los años 1940 eran generalmente de fabricación doméstica. También había en cada pueblo o comarca un profesional que se dedicaba a su confección, el cestero, ailaragiña[1]. Más tarde empezaron a venderlos en las ferias o a comprarlos a vendedores ambulantes. Algunos tipos de cestillos hechos, sobre todo de mimbre, los vendían los gitanos ambulantes. En algunas de nuestras encuestas se constata que para el transporte de productos y materiales ha sido más frecuente la utilización de cestos que carretillas. Su tamaño y forma variaba como se verá más adelante. En euskera el cesto recibe distintos nombres: saskia, otzara, zarea, zarana y según el destino que se le dé da lugar a su denominación específica.

Es común a todas las localidades el dato de que hoy día los cestos pequeños de castaño y mimbre han sido sustituidos por los de goma, especialmente para la vendimia, y pesan más que los tradicionales.

Saskia, zarea, zarana

En Sara (L) saskia es el nombre genérico del cesto. Saski haundia es un cesto grande tejido con flejes, zimitzak, de avellano o de castaño. Es campaniforme con la base o fondo cuadrado de medio metro de lado y la boca circular de 70 cm de diámetro. Su altura es también de 70 cm aproximadamente. Un aro, uztaia, de palo al que van enlazados los extremos superiores de los flejes, forma el borde de la boca. Dos pequeños huecos de forma cuadrada, situados en lados contrapuestos debajo del borde de la boca, permiten que el citado aro sirva de agarradero (giderra, eskulekua). Se empleaba en el transporte de mazorcas, de manzanas, etc., bien a hombros, bien a mano entre dos personas. Saski ttikia es un cesto semejante al anterior, pero de menores dimensiones. Se empleaba en el transporte de granos, de cal, etc.

En Hondarribia (G) se ha constatado que había cestos, saskiak, de diversos tipos y tamaños, en función de su finalidad, aunque los materiales para su confección fueran los mismos.

En Beasain (G) los cestos más comunes, que pueden ser de dos o tres tamaños, son lur-saskia y lepasaskia. El primero utilizado para transportar la tierra de las heredades pendientes, donde al ararla año tras año iba deslizándose hacia abajo; y el segundo para transportar a hombros patatas, castañas u otros productos. En tiempos se utilizó uno más grande, sagar-saskia, para llevar las manzanas a la feria.

En Telleriarte (G) se han utilizado muchos tipos de cestos, zareak, según sus funciones: arbizarea se destinaba para transportar a hombros nabos o hierba cortada para el ganado; zare erdikoa para productos más ligeros; bezarea para llevar tierra o piedra; simaur-zarea para transportar estiércol. Se fabricaban con flejes de castaño, gaztaiñ ondokiak, y varas de roble. Calentando previamente la madera en el horno se obtienen en caliente estos flejes con el hacha. Para dar forma al cesto se comenzaba formando primeramente su base y luego levantando sus lados que se cerraban con un aro de palo, txirringilla, dejando dos aberturas cuadradas para meter por ellas las manos.

En Zerain se conocían unos cestos confeccionados con paja de centeno, zikirioa, y corteza de zarza llamados kanpazak. En los años 1960, en algunos caseríos, se utilizaron también para guardar simiente de hierba y había otros redondos más pequeños con tapa para el grano.

En Ustárroz, Isaba y Urzainqui (Valle de Roncal-N) la cesta normal ha recibido los nombres de zarea y saskia; las pequeñas xarenkoa y xarnoa. En Markina (B) y en Abadiño (B) al cesto le denominan zarie y puede tener distintos tamaños.

En Zeanuri (B) el cesto se denomina zarana que oralmente se contrae a zana. Zanandie tiene unas dimensiones de unos 60 cm de alto. Su base es cuadrada con ángulos redondeados y su boca de 60 cm de diámetro se cierra con un aro circular de avellano, hurretxa. Su estructura se hace a base de flejes de castaño. Zandoa es un cesto de menor tamaño que se usa para transportar hierba recién cortada, tierra, estiércol y otros productos. Se construye con los mismos materiales y la misma técnica.

En Amorebieta-Etxano (B) hay cestos rectangulares y redondos. Según el tamaño se distinguen el grande, otzara nagusie, que se utilizaba principalmente para el acarreo de hierba fresca para el ganado y el pequeño, otzara txikia.

En Gautegiz Arteaga (B) el vocablo genérico para denominar a los cestos es otzarak. Los había de distintos tamaños y formas en función de su dedicación, que es lo que los adjetiva. Así los cestos grandes usados para el transporte de hierba se denominan bedar-otzarie; unos más pequeños utilizados para llevar nabos son nabootzarie, los utilizados para recoger castañas o setas eran gaztaine-otzarie, etc. Para designar al cesto se ha registrado también la voz zestue.

En Ajangiz y en Ajuria (B) zezto haundije (cesto grande) es el de boca ancha y una profundidad aproximada de un metro, que se utilizaba sobre todo para el transporte de hierba al hombro. Zezto txikije (cesto pequeño) es similar al anterior pero de menor cabida y se empleaba para acarrear leña menuda o en la heredad para echar las mazorcas del cesto al carro porque los cestos grandes pesan mucho y no son manejables.

En estas mismas localidades también establecen otra distinción de los cestos, otzarak. Los que tenían asas, astadunek, y los que no, astabakoak. El nombre, ordinariamente, venía dado por la finalidad a que se destinaba, así: ogi-otzarie, el cesto del pan; sagar-otzarie, el cesto para recoger las manzanas; arrautze-otzarie, para los huevos; etc. Cuando se trasladaba la hierba en el cesto de la hierba, bedar-otzarie, había que sujetar la carga con un gancho llamado zirijje.

En Berastegi (G) recibe el nombre de kartola el cesto destinado al acarreo del estiércol, simaurra. Está fabricado con flejes de castaño y sus dimensiones son: 50 cm de altura, 60 cm de boca, 45 cm de base. Su forma es cuadrada con aristas contorneadas. Lleva dos asas bajo el aro de remate.

En Bedarona (B) sardikue es el cesto que se utiliza para llevar a casa cantidades pequeñas de hierba desde lugares próximos, así como para recoger la alubia, las mazorcas y otros productos.

Carpancho, cunacho

En el Valle de Carranza (B) el carpancho es un cesto de buen tamaño construido con un entretejido de tiras, flejes o corrumbas de castaño, de boca circular con dos orificios para asas y fondo más estrecho y cuadrangular. Se ha utilizado para acarrear todo tipo de productos, desde hierba verde, a hortalizas, frutas o astillas para alimentar el fuego. El piricacho es un cesto similar al carpancho pero de tamaño mucho menor.

En Viana (N) cunacho es un cesto, de forma cilíndrica, con la base y lados entretejidos y boca rematada en grueso cordón con dos asas, fabricado de castaño a partir de un cerco de avellano. Se traía de la Montaña Navarra y servía para transportar verduras, frutas, patatas, etc. Los que se hacían en la localidad eran de mimbre sin pelar. En Cárcar (N) señalan que las dimensiones del cunacho eran de 60 x 60 cm. En Pipaón (A) los cunachos se utilizaban en las matanzas para recoger el vientre de los animales, secado de morcillas, etc. En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) los cunachos servían para llenar los sacos de cereal o patatas.

En Viana (N) se ha consignado también el escriño, que es un cesto fabricado de paja de centeno de forma cilíndrica hecho por la técnica del rulo y cosido en espiral con corteza de zarza. En algunos escritos del siglo XVII parece que equivale a banasta que era de forma cilíndrica con dos asas en el borde, fabricada con mimbres sin pelar o con cañas.

Transportando panojas en carpanchos. Carranza (B), 1964. Fuente: Díaz, Miguel Sabino. Karrantza. Visión gráfica 1880-1980. Tomo I. Karrantza: 2008, p. 49.

Espuertas y esportillos

En Obanos (N) las espuertas y las terreras se diferencian en el tamaño; la espuerta es mayor y los terreros o terreras, más pequeñas. En San Martín de Unx (N) a las espuertas se les llama cestos, y se utilizan para llevar uva, sacar piedras, arena o tierra, transportar olivas u hortalizas. En Cárcar (N) el cuévano es una cesta grande más ancha en su parte superior que en la inferior, elaborado con mimbre, que se utilizaba para el transporte de la uva. En Moreda (A) se conocían como capazos y servían para el transporte de la uva antes de llegar las camportas.

En Ataun (G) antaño el grano limpio se depositaba en kanpazkos (espuertas) construidas en casa con paja y tiras de zarza[2]. En Ustárroz, Isaba y Urzainqui (Valle de Roncal-N) a la espuerta se le denominaba también kapazu y era una cesta de esparto casi plana, que se solía colocar en los carros. En Cárcar (N) han utilizado la esportilla o terrera que es una cesta de mimbre de unos 12 cm de altura con forma troncocónica.

En Valderejo (A) la covanilla es un recipiente alargado y redondeado, en forma de barquilla, compuesto por un nervio central que recorría todo el recipiente de extremo a extremo en los que sobresalía unos centímetros formando dos asideros. Su contorno superior estaba formado por sendos nervios gruesos. El resto del esqueleto estaba formado por seis nervios delgados de avellano y el relleno lo constituía un trenzado de lamas del mismo arbusto. También disponía de dos asideros laterales. Se empleaban para trasladar la basura desde el establo hasta el carro.

En Valderejo las cestas de sementar, de variados usos, se elaboraban con varas de avellano para formar su esqueleto y relleno de tejido de flejes de castaño o nogal. Eran de menor tamaño que los grandes, de menor profundidad y de forma alargada. Para su manejo disponían en su borde superior de dos asideros. En Apodaka (A) estas cestas eran de madera de chopo, o tiras de castaño.

Otarria, otzarea

En Sara (L) otarria es el cesto que tiene un asidero de forma de arco de palo tendido de un lado al otro de su borde. Servía para depositar en él huevos o elementos delicados. En Hondarribia (G) otarra es el cesto que tenía un asa de un lado a otro de su boca y kopaskia el que carece de asa, que puede ser de diversos tamaños. En Telleriarte (G) los cestos que utilizaba la mujer para llevar y traer productos de la feria, beso-zareak, tenían un asidero de lado a lado donde metía el brazo. También había cestos con un asidero para llevar el grano para las siembras. Otros cestos de menor tamaño y hechos con mimbres servían para guardar utensilios de coser, etc. En Zerain (G) los cestos con asidero se conocían como beso-saskiak.

En Ustárroz, Isaba y Urzainqui (Valle de Roncal-N) esku-zarea es el canastillo que se lleva bajo el brazo.

En Zeanuri (B) el término otzarea se reserva para cestos o cestillos confeccionados con mimbre, mimena, que se transportan en mano o en brazo. Balotzarea era un cesto plano y cuadrado de gran base, un metro de lado, y poca altura que servía para llevar los panes cocidos en el horno doméstico. En Amorebieta-Etxano (B) las cestas que se llevan en el brazo o en la cabeza se llaman también otzara.

En Bedarona (B) buruko otzarie es el cesto alargado rectangular, no muy profundo, en el que llevaban al mercado los productos a vender; se ponía en la cabeza sobre una almohadilla de tela protectora, llamada sorkie en unos lugares (Bedarona-B) o burutia (Sara-L). Gaztain otzara es un cesto similar con dos aberturas en los extremos que hacían de asas. En AmorebietaEtxano (B) al cesto con el que acudían al mercado con huevos y otros géneros llaman bendejaotzaria.

En Gautegiz Arteaga (B) un cesto pequeño se denomina kintxeltxue, dato recogido también en Bedarona y en Nabarniz (B). En Bedarona para cesto pequeño se ha consignado también el vocablo kopaleta o karpana. Kare-otzarie es igual que el anterior pero más pequeño, para el acarreo de cal y gari-otzarie el de llevar el grano. También en Markina (B) un cesto pequeño recibe el nombre de kopoleta. En Gautegiz Arteaga (B) se ha consignado que el utilizado para la pesca se llama treotzarie.

En Valderejo (A) las cestas de mimbre son de menor tamaño y suelen tener una o varias asas. Se emplean para transportar objetos pequeños: huevos, fruta, etc. En Apodaka (A) servían para llevar la comida al campo. Las que se cerraban con dos tapas se utilizaban para ir al mercado. En Abezia (A) se empleaban cestas de cáñamo entrelazado que tenían dos asas.

En Cárcar (N) el cestaño era una pequeña canastilla elaborada de mimbre.

En Sara (L) bokata-saskia (cesta de la colada) es bajo, de base ancha, sin asidero. Se empleaba en el transporte de la ropa al lavadero llevándolo sobre la cabeza. También en Telleriarte (G) han consignado la utilización de cestos para llevar la ropa lavada.

Angarillas de mano, angailak

En Sara (L) las angarillas, angailak, consistían en un armazón compuesto de dos varas de madera de 150 centímetros de longitud, dispuestas paralelamente a distancia de unos 60 centímetros una de otra y sujetas mediante ocho o diez travesaños, también de madera, que ocupaban la parte mediana del artefacto. Los extremos de las varas hacían de agarraderos y la carga se colocaba sobre los travesaños. Dos personas, una delante y otra detrás, transportaban el aparato con su carga. Se empleaba sobre todo en el transporte de la basura.

En Elgoibar (G), angallia era una parihuela hecha de una base de tablas con cuatro mangos. Para que pesara menos, en lugar de tablas se colocaban varillas entre los mangos. Era transportada por dos personas; una en la parte delantera y la otra en la trasera. También solían proveerse de correas de cuero que pasaban por los hombros para soportar el peso. Se utilizaba sobre todo para transportar abono, simaurra, a terrenos cultivados en gran pendiente; también para llevar helecho o hierba mojada a la cuadra o a aquellos lugares a los que no se podía acceder con el carro.

También en Telleriarte (G) se empleaba angailla para sacar el estiércol húmedo, simaur hezea, de la cuadra del ganado, ukullua, o para introducir en ella la hierba mojada en días de lluvia.

En numerosos pueblos de Álava (Abezia, Apodaka, Berganzo, Bernedo, Ribera Alta, Treviño y la Puebla de Arganzón y Valderejo) describen las angarillas como un bastidor rectangular de unos 40 centímetros de profundidad formado por dos listones paralelos de avellano de 180 cm de largo trenzado de brigazas (lianas). Su transporte lo hacían dos personas que aferraban sus manos a las prolongaciones de los dos listones. Se empleaba para el traslado de la basura del establo y para transportar paja.

En la Montaña Alavesa (Apellániz, Pipaón) y en el Valle de Carranza (B) la angarilla recibe el nombre de ballarte. En San Martín de Unx (N) utilizaban bayartes, especie de camillas de madera que servían para transportar piedra desde donde se extraía hasta el orillo de la carretera. También en Ustárroz, Isaba y Urzainqui (Valle de Roncal-N) se les llama a las angarillas o parihuelas, baiarte o baiarta. Era un armazón de madera con dos varas o palos paralelos y un tabladillo en medio, para transportar entre dos personas desde piedras a cualquier otro material o producto.

Angarilla. Argandoña (A), c. 1950. Fuente: Juan José Galdos, Grupos Etniker Euskalerria.

Carretilla, orgatxoa

En el Valle de Carranza (B), al igual que en otras localidades, las carretillas en tiempos pasados eran íntegramente de madera a excepción de la rueda y del eje sobre el que giraba, que eran metálicos. Si bien los informantes no las conocieron con rueda de madera, en algún tiempo debieron de existir porque en el ámbito de juego de los niños (el reservorio al que van a parar todos los conocimientos del mundo de los adultos previamente a extinguirse) fue habitual el uso de ruedas de madera.

Fabricar una carretilla de madera era una tarea reservada a quienes eran hábiles en el tratamiento de este material. Se debía conseguir un útil que resultase ligero, sin recurrir a componentes gruesos o trabajados bastamente. En este sentido la carretilla se debía guardar siempre a resguardo de la lluvia y si se mojaba por cargar, por ejemplo, estiércol húmedo, tras lavarla se ponía a secar; no solo para que no se estropease la madera sino para evitar que incrementase su peso.

La carretilla constaba de dos largueros que iban desde la altura de la rueda, adonde se fijaba el eje de la misma, hasta el otro extremo, donde se rebajaban para asidero de las manos de quien la portaba. Dichos largueros no se colocaban paralelos sino que iban divergiendo a medida que se alejaban de la rueda, alcanzando la máxima separación a la altura de las manos, lo que permitía situarse entre ellos al que la guiaba. Para unirlos se colocaban unas trancas transversales que encajaban en los mismos y sobre ellas unas tablas que formaban el fondo de la carretilla. Las dos patas se fijaban a la parte externa de los largueros mediante grampones y se prolongaban hacia arriba para poder fijar a ellos los laterales de la carretilla. Entre las patas y la rueda se colocaban otras dos prolongaciones que cumplían la misma función que las anteriores. Con más tablas se cerraba la parte delantera y trasera de la carretilla quedando definido el volumen de carga. Pero estas prolongaciones que venían a hacer la función de los rejos en la cama del carro de bueyes, no se disponían perpendicularmente a la base de la carretilla sino que se abrían hacia el exterior a medida que ganaban altura. De ese modo los cuatro laterales que delimitaban el volumen de carga quedaban inclinados hacia fuera.

La carretilla se empleaba en numerosas labores dado que permitía transportar todo tipo de productos.

En cuanto hicieron su aparición las carretillas metálicas, más resistentes y sobre todo más ligeras, las de madera quedaron arrinconadas.

Acarreando un fardo con carretilla. Mendata (B), 2015. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Beasain (G) describen karretillea como un carro de mano, con dos mangos y una sola rueda, todo él de madera. Dos pértigas colocadas en pequeño ángulo agudo, se sujetaban con un par de travesaños. Entre las puntas convergentes se colocaba un eje redondo de madera que atravesaba la rueda que giraba sobre él. Los dos extremos divergentes de las pértigas, algo labradas para su mejor sujeción, servían de mangos para manejar el carretillo. Para que no se cayera lo que se transportaba, se le hacía una caja con tablas cosidas entre sí. Se utilizaba para transportar la hierba que se cortaba para el ganado, para sacar el estiércol del establo y otros acarreos menores. Actualmente todas estas labores se hacen con el pequeño y manejable tractor mecánico.

En Gautegiz Arteaga (B) se ha recogido una descripción similar de la carretilla de madera y, según señalan los informantes, a finales de los años 1930 y comienzos de 1940 se conoció y utilizó la carretilla de fabricación doméstica o artesanal toda ella de madera, incluso la rueda y el eje.

En Sara (L) le denominan orgatxoa a un cajón de tablas o una simple escalera que de un lado se apoya en una rueda y del otro en dos pies, provisto, además, de dos varas entre las cuales se coloca el conductor. Existía en los años 1940 una variedad menos frecuente que en un lado de la cama de escalera llevaba dos ruedas. Esta carretilla, se empleaba en el transporte de abono o basura, de la comida para el ganado, etc.

Existía en la misma localidad otra carretilla llamada harriketako orga. Tenía cama o escalera sencilla construida sobre dos varales que medían poco más de dos metros de longitud, distantes entre sí un metro en la parte zaguera y 85 cm en la anterior. Cinco travesaños de madera completaban la escalera. Las ruedas, de madera, medían 30 cm de diámetro y giraban alrededor de un eje, que era de hierro. Se llevaba a mano. Su uso era exclusivo de las canteras, donde servía para transportar lanchas de piedra. Era de construcción casera.


 
  1. Aillara o ailaga equivale en euskera a la voz castellana fleje, cuando este es desgastado por los dos lados recibe el nombre de zumitza. En Aulesti (B) llaman ailagiña al profesional que se dedicaba a confeccionar cestos de casa en casa, de igual manera que buztarrigiña era el que iba de casa en casa a labrar yugos de madera.
  2. Juan ARIN. “La labranza y otras labores complementarias en Ataun” in AEF, XVII (1957-1960) p. 67.