Prácticas en torno a la fiesta de san Juan Bautista

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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He aquí algunos ejemplos de prácticas realizadas en torno al solsticio de verano para la obtención de buenas cosechas:

En Abadiño (B) la víspera de san Juan se hacen fogatas. Pero antiguamente no se quemaba en ellas cualquier elemento como en la actualidad. El mismo día de su festividad, al amanecer, se recogían una serie de plantas a las que llamaban sanjuan-sorbak: menta, batana; milenrama, sanjuan-lorak; hipéricos, helechos reales, sanjuan- irak; y otras. Una vez secadas al sol, se guardaban en un rincón del camarote hasta el año siguiente en el que en la víspera de su fiesta se quemaban en pequeñas cantidades en todas las huertas y heredades, a la vez que se cantaba:

San Juan san Juan
Besterik ez daukat goguan
Lapurrek eta sorginek erre, erre
Artuek eta garijek gorde, gorde
Biba san Juan!
Bijer da san Juan!
(San Juan san Juan
No tengo ningún otro pensamiento
Quema a los ladrones y a las brujas
Cuida los maizales y los trigales
¡Viva san Juan!
¡Mañana es san Juan!)

En Zeanuri (B) se hacía una fogata en la heredad y luego prendiendo fuego a una gavilla o tea se rodeaba el sembrado mientras se cantaba:

San Juan bagillan

Denpora ederrean Artoak eta gariek gorde Zapoak eta sugeak erre.

(San Juan de junio

En el tiempo más apropiado

Guarda los maizales y trigales Quema sapos y culebras.)

También en Zamudio (B) hacia el anochecer de la fiesta de san Juan con restos de hierbas y ramas se hacía un fuego en la huerta. Se cogían gavillas de trigo, gari-txolak, se les daba fuego y con ellas en la mano se daban vueltas alrededor de las huertas mientras se recitaba

San Juan bagilea

Denpora ederrean

Artoak eta gariek gorde

Zapoak eta sugeak erre

Viva san Juan etxean eta kanpoan.

(San Juan de junio

En el tiempo más apropiado

Guarda los maizales y trigales

Quema sapos y culebras

Viva san Juan dentro y fuera de casa.) Algunos añadían este recitativo:

Geur dala biher dala san Juan

Etzi san Juan biramune

Gure soloan lapurrik ez Badago be, bildurrik ez.

(Sea hoy, sea mañana san Juan

Pasado mañana es el día siguiente a san Juan

En nuestras huertas no hay ladrones

Aunque los hubiere, no les tememos.)

En Amorebieta-Etxano (B) la víspera de san Juan Bautista se colocaban en cada una de las huertas ramas de laurel bendecidas el domingo de Ramos y cruces hechas con ramas de fresno. Al colocar estas cruces se rezaba un credo. Este mismo día hacían pequeñas hogueras en las esquinas de las huertas y con haces encendidos recorrían los sembrados cantando:

San Juan, san Juan bezpera geubien atsoak guztizek hasarratu zien ezeuen besterik eitten

arkaleri musturrek eusitten.

Geure soloan zaporik pez, sugerik pez, zirunik pez Badagoz, begoz, erre beittez.

(Al anochecer del día de san Juan se enfadaron todas las viejas y no hacían otra cosa

que golpearse los morros unas a otras.

Que en nuestras heredades no haya ni sapos ni culebras ni sirones y si aparecen, que se quemen.)

También en Bedarona (B) este mismo día se hacían grandes hogueras en las que se arrojaban la rama de laurel y ramas de san Juan del año anterior. Portando gavillas encendidas en la mano circunvalaban los sembrados cantando.

Esta tradición de encender hogueras se practica en varias ermitas de Bizkaia como en San Juan de Goitana en Mallabia, en San Juan de Egia en Igorre, en San Juan de Markio en Ugao/Miravalles, en San Juan de Amalloa en Xemein, en

San Juan de Gorozika, barrio rural de Ondarroa y en San Juan de Solaguren en Etxano.

En Ametzaga de Zuia (A) los jóvenes preparaban las hogueras de san Juan, con las brozas que se caían de los carros que iban a las tejeras y en Abezia (A) hacían las fogatas junto al río, con los arcos de ramas y flores utilizados el día de Corpus Christi.

En Nabarniz (B), en un rincón de las heredades, soloak, al anochecer de la festividad de san Juan (24 de junio), se colocaban cruces de laurel, ereinotza. Estas cruces se hacían con varas de avellano practicándoles una hendidura, arrakalie, en la que se introducía un trozo de laurel bendecido el domingo de Ramos. Eran más estimadas las cruces hechas con espino, elorrije, pero este arbusto escaseaba. Se colocaban tantas cruces como heredades tuviera la casa.

En Urduliz (B) se bendecían los campos este día y se colocaban ramos de fresno en las huertas. En Larrabetzu (B) se colocaban en las heredades crucecitas de fresno contra las tempestades[2].

En Zamudio (B) en cada huerta se ponía una pequeña cruz hecha con ramas de fresno y en el dintel de la puerta del caserío se colocaba el roble de san Juan, san Juan haretxa, decorado con ajos y flores. Se recuerda también que este día se traían a primera hora de la mañana helechos que todavía tenían el rocío de la mañana y se esparcían en el portal de la casa “karga bat ide, ondiño garoa dabela eta portalean ipini zabalik”. Después estos helechos se llevaban a los bordes de las huertas.

En Moreda (A) se bendicen los ramos el día de san Juan con flores de saúco y hierba santa y los colocan en los campos.

En Berastegi (G) en la mañana de san Juan, en los sembrados se colocaba un ramo de espino, elorri zurie, con una hoja de laurel de un ramo bendecido el domingo de Ramos. También en Oñati (G) se colocaban en los sembrados cruces hechas con laurel y sauce, sahatsa, bendecidas este mismo día; en Aia (G) colocaban cruces con ramas de fresno a los que se les incrustaba laurel bendito, como protección contra el rayo.

En Cárcar (N), la mañana de san Juan antes de salir el sol, se debía atar a los nogales un puñado de trigo arrancado para que no se cuquen las nueces. Se encendían hogueras y se asaban en ellas caracoles. En Artozki (Valle de Arce-N) era costumbre atar ese día a los troncos de los árboles frutales ramas de centeno que habían servido para alfombrar los suelos en la procesión del día del Corpus Christi; empleaban para atar los juncos que se habían utilizado en esa fiesta y de este modo se creía que se protegerían los sembrados de las plagas.

En Urdiain (N) las mujeres conjuraban los trigales la noche de san Juan, en el momento preciso en que sonaban las doce campanadas. Cantaban primero una canción, que concluía con la siguiente fórmula conminatoria “Orai arte belar, hemendik aurrera gari!” (Hasta ahora hierba, ¡en adelante trigo!)[3].

En Sara (L) era costumbre colocar en cada pieza de cultivo una rama de espino albar que se recogía en la mañana de san Juan. En la víspera de su fiesta echaban a las tierras labrantías, parte del combustible que ardía en la fogata.

En Liginaga (Z) tenían valor de medios protectores las ramas de espino albar, elhorrixuria, y avellano, urritxa, recogidas en la mañana de san Juan, Jondanejuhane, y que se colocaban en la huerta, baratzia, y piezas de labrantío, alhorra. El día de san Juan, antes de la salida del sol, en Uhartehiri (BN) era costumbre plantar una rama de espino blanco en medio de las tierras aradas y de los viñedos.

En Donazaharre (BN) por san Juan y por san Pedro que se celebran en periodos sensibles para las cosechas a punto de recoger, el cura, acompañado de un monaguillo, solía pasar por los campos para impartir la bendición, benedizionia; lo hacía para protegerlos del granizo, harrien kontra.

En Sara (L) en los años 1940 había quienes colocaban piedras en las copas de los árboles frutales estériles, alferrak,, a fin de que estos produjeran más frutos. Era corriente decir: “Sagarrondoaren gainean, sagar urkilean harriak eman-ta, arbola hobeki betetzen da” (Colocando piedras sobre el tronco del manzano, en la copa del manzano, el árbol se carga mejor). Esta práctica se llevaba a cabo, al parecer, en la mañana de san Juan.

En Liginaga (Z), con el fin de lograr que los árboles frutales fuesen más productivos, se recurría al siguiente procedimiento: “Jundanejaune goizan ekia elki gabe ekarri behar da harri bat detxima lurrez kanpotik, eta ekia elki gabe ezai behar da zuantzian gañen adar baten onduan” (A la mañana del señor san Juan, antes que salga el sol, se debe traer una piedra de fuera del territorio municipal y antes que salga el sol, hay que ponerla sobre el árbol en la base de una rama).

Procediendo así, al año siguiente empieza el árbol a fructificar o fructifica más.

Antiguas creencias relacionadas con la fertilidad de la tierra

Barandiaran recogió en los años 1920 creencias populares vinculadas sobre todo al calendario religioso entonces vigente:

“Dicen en Abezia (A) que no se seca el rosal plantado a las doce de la noche de 23 a 24 de junio. Los ajos sembrados por san Martín (11 de noviembre) se han de arrancar el día de san Juan antes de que salga el sol, y al mismo tiempo conviene sembrar alubias para que sea abundante su cosecha (Garaio-A). Las habas sembradas por Nochebuena dan cosecha abundante (Laguardia-A). En Salcedo (A) cada vecino siembra la mejor de sus fincas el día de las ánimas (2 de noviembre), pues dicen que ese día tiene gracia especial. En el mismo pueblo es costumbre sembrar las habas el día de san Lucas, atendiendo al refrán: “El día de San Lucas se siembran pocas y se cogen muchas”[4].

Los labradores de Santa Lucía de Llodio (A) se guardan bien de sembrar maíz la víspera de la Ascensión, porque según dicen, la siembra hecha ese día da pésimo resultado.

Dicen en Arratzu (B): “Doniñe goizien, euzkijen urtetean, Maruelexan urteten dau lurretik galdariek, eta ure urteten daben lekuen, ez dala urteten idie esaten dabe” (En Maruelexa, a la salida del sol del día de san Juan sale de la tierra una caldera; dicen que donde esta sale no nace el helecho)[5]. En Bajauri (A) la víspera de san Juan se sembraban caparrones (alubias) dejándolos sin tapar para que cogieran el rocío antes de que saliera el sol.