El estiércol

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El suelo de las cuadras, que era de tierra pisada, se cubría con helecho, paja o hierba seca principalmente. Este proceso que en Beasain (G) se llamaba azpiak egin, en Ajuria y Ajangiz (B) azpigarria bota y en Apodaca y Urkabustaiz (A) cambiar o echar la cama, permitía que el suelo donde permanecía el ganado se mantuviera seco y además facilitaba el apilamiento y recogida del estiércol así como la fermentación de heces y orines. En Larraun (N) denominan a esta cama kamaiña.

En Carranza (B) cada día se echaba sobre el suelo un poco de cama para que los animales se echasen sobre seco. Estaba formada por rozo, rocina y hojas. El rozo se llamaba a la mezcla de hierba menuda, helechos y berezo, brezo, y la rocina a la mezcla de hierba menuda y flor de árguma. Ambos se obtenían en los montes cercanos a los barrios. Por su parte, para recoger las hojas se acudía con el carro a los rebollares o robledales próximos a los caseríos. Al cabo de siete o quince días, dependiendo del número de animales que hubiera en la cuadra, se retiraban las camas que llegaban a alcanzar una altura de 15 a 20 cm. Con la ayuda de una picona se apartaban a una esquina del establo, donde se iban amontonando. En primavera se sacaba esta basura con el carro y la pareja para utilizarla como abono en los prados.

En Urduliz (B) para hacerles la cama a los animales primeramente se echaba árgoma y, sobre ésta, helechos y los restos de hierba que habían dejado sin comer. Se renovaba una vez a la semana haciendo un montón en una esquina de la cuadra y se reponía con otra seca. Después, cuando había un rato libre, una vez al mes aproximadamente, se sacaba al estercolero que había fuera de la casa. Cuando en los años sesenta se hormigonó el suelo se siguió obrando de igual manera; diariamente se quitaba el estiércol de las vacas con la azada a un montón, para después sacarlo afuera con la carretilla. Hoy en día se les hace la cama con hierba seca.

En Ajuria y Ajangiz (B) se acarreaba del monte helecho y hierba en abundancia y con ellos se levantaban almiares, metak, en una zona próxima a la casa y al establo. Para que el ganado tuviera siempre la cama seca, dos veces al día, por la mañana y por la noche, se echaba helecho y hierba sobre el lecho anterior valiéndose de la horquilla, sardea. Semanalmente se retiraba el estiércol con una herramienta de púas metálicas curvas conocidas como sarda-atxurra. Esta operación se llamaba satsak atara, sacar el estiércol. Se trasladaba en una carretilla a un rincón del propio establo donde se acumulaba en un montón llamado sats-pilloa. Allí fermentaba, erre egiten zan, se reblandecía, agundu, y se deshacía, apurtu. Para facilitar este proceso se removía el estiércol. Cuando la pila alcanzaba grandes proporciones de forma que casi tocaba el techo se sacaba del establo. Se transportaba en otoño a huertas y campas para esparcirlo. El piso de la cuadra donde estaba el ganado tenía una cierta inclinación de forma que la orina se vertiera en un pozo llamado garnupotxia que estaba en un rincón de la cuadra. Este pozo era bastante hondo y había que vaciarlo por lo menos una vez por semana. Se sacaba por medio de dos baldes colgados a los extremos de una vara. A partir de los años sesenta y setenta, en que se transformaron los pisos del ganado vacuno cubriendo lo que antes era tierra con cemento para que no resbalara el ganado, la cama se hacía con serrín.

En Beasain (G) todos los días por la noche se echaba helecho, garoa, seco en la cama del establo. Así se producía el estiércol, zimaurra, que se retiraba cada quince días o cada mes y se apilaba en una esquina de la cuadra, ikuillua, formando un montón, zimaur-pillea. De ahí se sacaba en carro al campo.

En Amorebieta-Etxano (B) para que el vacuno pudiera tumbarse en lugar limpio diariamente se echaba helecho al suelo del establo. En Astigarraga (G) consideraban que las hojas de esta planta mezcladas con el estiércol eran un excelente abono. En Telleriarte (G) se les ponía helecho y hojarasca. En Berastegi (G) se sigue utilizando de cama para el ganado el helecho, garoa, seco. En Urkabustaiz (A) se emplean hojas recogidas en el monte ya que la paja comenzó a usarse mucho más tarde.

En Ultzama (N) el suelo, que era de tierra, se cubría con una capa gruesa de helechos secos. En septiembre y en octubre se hacinaba gran cantidad de ellos. Había caseríos donde se levantaban cada año más de diez almiares, metak, de ellos.

También ha sido usual utilizar paja en vez de helecho, según señalan en las siguientes localidades:

En Allo (N) cuando la paja que servía de cama a los animales estaba sucia y el estiércol era abundante se retiraba del corral y se sacaba al campo, o al descubierto cuando lo había. Esta operación de sacar la cuadra se efectuaba periódicamente para lo cual se aprovechaban los días de lluvia y otros ratos de menor agobio en las labores del campo. El ciemo o fiemo era transportado en el carro o en las albardas del macho hasta las afueras del pueblo, depositándolo junto a alguno de los caminos. Cada labrador tenía un lugar determinado y conocido por todos donde hacía su cemoral. Cuando los campos necesitaban abonarse se volvía a cargar de allí el estiércol y se transportaba a las fincas.

En Larraun (N) las camas de los animales eran de paja, aotzezkoak, mientras que el helecho se usaba en los establos de los prados altos o situados en el monte. Señalan que hasta mediados de siglo debido a que el fiemo se acumulaba en el suelo hasta que se sacaba, las cuadras presentaban un aspecto cochambroso, traskal.

En Getaria (G) la broza para la cama, iraurkina, de los establos solía ser de trigo chamorro, txabilla, garoa, o de árgoma, ote-belarra. El hedor producido por estos desechos era insoportable, sobre todo en verano debido a la fermentación y a la cantidad de moscas que atraía.

En Apodaca (A) cuando se sacaba el ganado a abrevar, se aprovechaba para, con un bieldo o arpa, quitar la basura mayor y esparcir la paja para las camas.

En Moreda (A) el establo de las ovejas suele tener el suelo de tierra con el fin de que la orina se filtre. Hay que echar paja sobre el ciemo del suelo durante todo el año. Para un rebaño de cuatrocientas cabezas son necesarios unos tres mil fardos anuales. El polvillo del suelo perjudica al ganado, por lo que es conveniente que tengan buena cama. En primavera al comer las ovejas hierbas verdes y frescas echan las cascurrias o cagarrutas más blandas por lo que se necesita más paja.

En Urkabustaiz en el caso de las ovejas se hacía una limpieza general cuando se subían al monte; durante el resto del tiempo, al tratarse de un estiércol muy seco, se «echaba una cama» sobre otra. La basura de las ovejas y la de las gallinas, por ser muy menudas iban directamente a la huerta. Antes se sacaban en cestos y en épocas más recientes en carretilla.

En Agurain (A) el suelo del establo se cubría de paja. En Izal (N) tras retirar diariamente el fiemo de las vacas se les preparaba la cama igualmente con paja.

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Como ya se ha recogido en alguna de las descripciones anteriores, el estiércol se solía ir amontonando a diario en un rincón de la cuadra. Se dejaba allí hasta que se llenaba el espacio reservado para su almacenamiento. Después se llevaba a los campos donde se utilizaba como abono o también se sacaba de los establos y se apilaba hasta que llegase el momento idóneo para su empleo.

En Amorebieta-Etxano (B) la basura se recogía en un rincón junto a la pared y cerca de la puerta para llevarla más fácilmente a la huerta. La acción de limpiar de basura la zona del vacuno, se llamaba satsak atara, sacar el fiemo.

En Telleriarte (G) el estiércol se apilaba dentro del establo para luego llevarlo a la huerta o al campo. A este montón se le llamaba sitseia. Un agujero lleno de helechos servía para recoger los orines de las vacas; se vaciaba cada ocho días, momento en que se reponían los helechos.

En Izurdiaga (N) el fiemo se acumulaba en un rincón con el rastrillo. En Izal (N) se sacaba una vez al año y se utilizaba para abonar los campos.

En Urkabustaiz (A) la basura que se sacaba de la cuadra se vertía directamente en las fincas si hacía buen tiempo o se apilaba en caso de lluvia. La de la cuadra de las yeguas se retiraba con menor frecuencia que la de las vacas porque estos animales producían menos basura. La de los cerdos se sacaba cada dos o tres días.

En Moreda (A) se consideraba necesario limpiar la vaquería o cuadra de las vacas todos los días del año. Era ésta la primera actividad que se realizaba por la mañana, incluso antes del ordeño. El ciemo se sacaba en cestos que se llevaban hasta una era.

Tanto en Moreda como en Apodaca (A) el pastor o cuidador de las vacas, cuando se ocupaba de cargar la basura al carro, se cubría la cabeza y parte de la espalda con un saco viejo puesto en forma de capucha para no mancharse con la porquería que escurría de los canastos. También se han usado cestos, angarillas o carretillas para llevar la basura al montón de la calle. En Urkabustaiz (A) señalan que las angarillas que utilizaban consistían en una especie de cesto con dos palos, que lo llevaban entre dos personas.

En Mélida (N) la limpieza del establo se hacía con un carro en el que se iba cargando el fiemo que posteriormente se echaba al campo.

En algunas localidades las cuadras disponían de caños o zanjas que servían para canalizar el estiércol.

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En Eugi (N) en el suelo había losas en la parte trasera de las vacas y tierra en la delantera. De esta forma siempre estaba seco y limpio. En ellas había una especie de canal llamado burbie para recoger la orina.

En Carranza (B) a partir de los años sesenta el suelo de las cuadras o establos, hasta entonces casi siempre de tierra, pasó primeramente a enlosarse de piedra y más tarde a cubrirse con una placa de hormigón a la que se practicaban múltiples rayados para evitar que los animales resbalasen. A una distancia próxima al metro y medio del pesebre, quedando detrás de los animales, se ubicaba el caño o acil, rebaje en el suelo a modo de canal, donde iban a parar las orinas y la boñiga de los animales. Dependiendo del número de animales existentes en la cuadra se sacaba el caño cada uno o dos días. Se empleaba para ello una carretilla y se amontonaba en las proximidades del caserío donde se situaba el estercolero.

En Abanto, Galdames, Muskiz y Zierbena (B) el caño situado detrás de los animales es la zanja adonde van a parar los excrementos sólidos y líquidos. Desde el pasillo de la cuadra son empujados para recogerlos en el caño y depositarlos en los lugares dispuestos al efecto, tradicionalmente en el llamado pozo negro, situado en la parte de fuera del establo.

En Aoiz (N) a la hora de limpiar la cuadra se cambiaba la paja y se baldeaba agua sobre el suelo, la cual desaguaba en un agujero realizado a tal fin en el centro de éste. También señalan que en Ayanz (Aoiz) la limpieza se realizaba empujando los excrementos y la paja del suelo hacia una canaleta practicada en el hormigón de donde se arrastraba con agua a un depósito.

En Moreda (A) por medio de la cuadra pasaba un regante o reguero con el fin de que por él se escurriera la orina.

En Elosua (G) cuando en los sesenta se modernizaron los establos se hizo en el suelo de hormigón un canal por donde se desliza la basura que desemboca en un pozo del que se recoge para utilizarla como abono.

En Telleriarte (G) en los años sesenta, cuando se empezó a cementar el suelo de los establos, se hicieron canales y depósitos para la orina. Asimismo se llevaron los establos fuera de las viviendas.

En Apodaca (A) cuando se reformaron las cuadras en los años sesenta, el suelo de losas o tierra se cambió por homigón y con inclinación para los desagües. En Valdegovía (A) un conducto de vertidos facilita la limpieza de los excrementos y orines.