Invocaciones y ofrendas al Santo
Las invocaciones a San Antonio, así como las promesas y ofrendas que se le hacen, entrañan características particulares y están vinculadas a todas las situaciones de la vida y la salud del ganado doméstico.
«San Antoniok jagon deiala!» / (¡Que San Antonio le guarde!), «San Antoniok bedenika dezala!» / (¡Que San Antonio le bendiga!) son fórmulas consagradas por el uso a la hora de cerrar el trato de compra de un ganado tal como se ha constatado en Ezkio (G) y en otros pueblos. En el mercado de los jueves en la plaza del ganado de Vitoria, era corriente el oír al cerrar un trato de cualquier animal «San Antonio lo guarde»; diciendo esta invocación no se le hace mal de ojo al animal, pero quien la ha de decir no es el dueño, sino el comprador[1].
En Elosua (G) hacían esta misma invocación al entrar en una cuadra ajena: «San Antoniok bedeinka deiela» / (Que San Antonio lo bendiga) y en Urduliz (B) cuando tosía alguna vaca se invocaba: «San Antonio!».
En Villafría (A) al cerrar el corral de las ovejas se trazaba en la puerta con la llave una cruz a la vez que se decía: «San Antón te guarde / ojos, pies, cabeza y carne»[2].
En Elciego (A), al encerrar los animales en las corralizas, hacían con la llave una cruz sobre la puerta diciendo «San Antón os guarde»[3]. La misma plegaria se decía en Cripán (A) cuando las ovejas quedaban guardadas en el corral.
En algunas casas de Tierra de Ayala (A) las invocaciones se hacían contractualmente: «Si me curas tal animal de la casa te doy tanto dinero». Cuando nacía una vaca se decía: «San Antonio te conserve». Por lo general la función de mediar con los santos era tarea de la mujer; aunque en el caso del ganado el hombre también contribuía en ello. Este tipo de prácticas han decaído actualmente en gran medida.
En Lezama (B) cuando el toro había montado sobre la vaca, en el momento mismo del apareamiento, se daba un golpe a la vaca para que relajara el espinazo gritando con fuerza: «San Antonio!!»; y consumado el apareamiento se decía: «San Antoniok on egin daiola!» (Que le haga bien San Antonio). En esta misma localidad cuando un ternero se presentaba raquítico se invocaba a San Antón con esta antigua fórmula: Kortan daukagu txaal bat azala eta azurra, Aita San Antoniok loditu dagiala (en la cuadra tenemos una ternera que sólo tiene hueso y pellejo, que el Padre San Antonio lo engorde).
Una oración dirigida a San Antonio y recogida por el P. Donostia dice así[4]:
- Aita San Antoniok guarda gitzala
- gerek geurek bezala,
- geren azindak,
- mundu guzikokin batio,
- enselementu, desgrazia,
- gaitz guzietatik. Amen.
- (Que el Padre San Antonio nos guarde
- como a nosotros mismos,
- [también] nuestros ganados,
- junto con todo el mundo,
- de hechizos, desgracias,
- de todo mal. Amén.)
Los pastores de Otsagabia (Valle de Salazar-N), cuando las enfermedades producían muchas bajas en ovejas y vacas, invocaban a San Antonio, a quien ofrecían misas. Cuando enfermaban las vacas, las vaqueras recitaban de memoria el responsorio a San Antonio de Padua[5]:
- «Si buscas milagros mira
- muerte y error desterrados
- miseria, demonio, huidos
- leprosos y enfermos, sanos.
- El mar sosiega su ira
- redimes encarcelados
- bienes y miembros perdidos,
- recobran mozos y ancianos.
- Gloria al Padre, gloria al Hijo
- gloria al Espíritu Santo.
- Ruega a Cristo por nosotros
- Antonio divino, Santo,
- para que dignos así
- de sus promesas seamos.
Haced, oh Señor, por la intercesión de vuestro siervo San Antonio, que seamos siempre dignos de las promesas de Jesucrito. Amén».
En Markina (A) un informante recuerda que en caso de tempestad los pastores encomendaban sus rebaños a San Antonio; para ello se volvían de espaldas al ganado mirando hacia la Cruz del Gorbea, rezaban un padrenuestro y recitaban los responsorios de San Antonio de Padua. Los de Ezkio (G) también invocaban a este santo cuando se les extraviaba algún animal.
Además de las invocaciones a San Antonio Abad se le ofrecen muchas misas y limosnas para conjurar las epidemias del ganado y en demanda de fortaleza para vacas y cerdos. El Santuario de Urkiola es un lugar preferente para ofrecer dádivas y encargar misas por la protección del ganado. Así lo constatan en Aramaio, Olaeta-A; Abadiano, Amorebieta-Belatxikieta, Orozko, Zeanuri, Zamudio-B; Ernio, Zerain-G. También se ofrendan a este santo misas, novenas y velas en las parroquias (Bakio, Elorrio, Alboniga-Bermeo, Fruiz, Urduliz, Zamudio, Zeanuri-B; Apellániz-A).
En Okariz (A) el día de San Antonio no se juncían los bueyes, lo mismo en la festividad de enero que en la de junio. Los mayorales recogían, escotando entre los dueños del ganado, el dinero para el estipendio de una misa que encargaban; el día que se celebraba la misa tenía que acudir a ella uno de cada casa.
En el Valle de Aramaio (A) los santos más invocados por los pastores en caso de enfermedad del ganado han sido San Antonio Abad y San Sebastián; para ello encargaban celebrar una misa[6]. Los pastores de la sierra de Zaraia (G) y los de Agurain (A) invocan a San Antonio en caso de enfermedad; a finales de la década de los cincuenta la mayoría de los pastores sacaban anualmente misa por la salud del ganado[7].
Ha sido una costumbre muy extendida el colocar delante de la imagen de San Antón en ermitas e iglesias una vela encendida cuando están para parir las vacas y las cerdas (Salinas de Buradón, Apellániz, Lagrán, Otazu-A).
En algunos caseríos de Berastegi (G) cuando una vaca se pone enferma, es la mujer de la casa la que acude a la ermita de San Antón le promete al santo una limosna si sana el animal y coloca una vela encendida en su interior. En Elgoibar (G) en estas ocasiones encienden en casa la vela bendecida el día de la Candelaria y encienden otra a San Antón. También en Allo (N) en algunas casas, cuando tenían una caballería enferma, ponía la mujer una vela encendida ante el altar del santo.
En Llodio (A) solían aportar para el santo patas y cabezas de cerdo; en ocasiones algún gorrín vivo y hasta algún ternero para que fuera subastado a las puertas de la ermita de San Antón en el día de su fiesta; el dinero obtenido servía para ayudar a su culto.
Similar costumbre se practicaba en Erbi-Ayala (A); se pedía por todo el pueblo trigo, maíz, tocino, etc.; lo típico era dar patas de cerdo, que luego se rifaban y con lo recaudado sostenían el alumbrado del Santo; esta práctica era conocida con el nombre de «el día de las patas»[8].
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 123.
- ↑ José Antonio GONZÁLEZ SALAZAR. «Grupo Doméstico en Bernedo» in AEF, XXVI (1975-1976) p. 199.
- ↑ José ÍÑIGO IRIGOYEN. Folklore alavés. Vitoria, 1949, p. 60.
- ↑ José Antonio DONOSTIA. «Oraciones, prácticas religiosas y medicinas populares» in CEEN, IV (1972) p. 11.
- ↑ Es a San Antonio de Padua al que le invocan aquí. Esta transferencia de advocación se da también en otras localidades donde se colocan estampas de este santo para protección de los establos.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Felipe de TOLOSA. «Notas sobre la vida pastoril en el Valle de Aramayona» in AEF, XV (1955) p. 183.
- ↑ Juan SAN MARTIN. «La vida pastoril en Zaraya» in AEF, XVI (1956) p. 27.
- ↑ Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Tradiciones populares. Vírgenes y Santos Abogados en algunas aldeas alavesas» in Munibe, XXIII (1971) p. 568.