Pastos perjudiciales

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Ciertos tipos de pasto son considerados perjudiciales para el ganado ovino porque algunas de las especies vegetales que los componen les resultan tóxicas.

En Zerain (G) se tenía por insana la hierba llamada balde-belarra. Si las ovejas tomaban ésta cuando estaban preñadas, perdían las crías; generalmente no la probaban en condiciones normales pero si nevaba era la única planta que sobresalía y las hambrientas la comían. También eran consideradas perjudiciales la llamada istinga de lugares pantanosos y la conocida como luendo.

En Ernio (G) se considera peligrosa la denominada mando-belar, ya que les provoca abortos. También en Urbia-Oltza (G) el único pasto tenido por insano era el formado por la mandabelarra, que crecía en la parte alta de Aizkorri, y que según se decía provocaba aborto a las ovejas no acostumbradas a comerlo, pero no a las otras.

En Otsagabia (N) piensan que las principales enfermedades de las ovejas son efecto de malas hierbas. En los pastos del pueblo la única considerada perjudicial es la flor de árgoma, que abunda bastante.

Otros resultan dañinos por las condiciones de los suelos donde crecen. Así, la hierba de humedales se tiene por poco recomendable porque origina algunas enfermedades en las ovejas. La que crece en las vertientes septentrionales también se estima que es peor que la de las meridionales.

En Agurain (A) en una encuesta realizada a mediados de los cincuenta se recoge que entre las sierras de Entzia e Iturrieta crecían hierbas nocivas en lugares pantanosos, pero cuidaban de que el ganado no pastase en ellos. Se pretendía corregir este terreno insano con una labor de drenaje que permitiese la desaparición de las aguas pantanosas y con ello de las malas hierbas.

Según opinión recogida en Aramaio (A) las zonas donde hay mucha agua son insanas como pasto del ganado. Durante el verano, en general, se tienen por malos los pastos de las zonas bajas. Les ataca la enfermedad llamada kokailla.

En Arluzea (A) se tiene por pasto perjudicial la hierba que se cría entre zapacas. Cuando las ovejas pastan durante demasiado tiempo en estas zonas propenden a criar en sus hígados mariposas que se lo perforan ocasionando en casos graves la muerte de los animales afectados.

En Otsagabia (N) en los terrenos de la ribera abundan los pastos insalubres y por lo tanto las enfermedades. Los peores son los de las zonas de regadío donde la hierba crece fresca y lozana. Aprovechando su frescura se cobijan en ella pequeñas caracoletas que, comidas por las ovejas, les atacan al hígado. A causa de ello se les desarrolla la enfermedad denominada papera o sapillo.

En Muskiz (B) en otros tiempos pastaban abundantemente en las marismas, pero se decía que la tierra que comían debido a las mareas les producía mal de hígado. Lo mismo les ocurría a las que pacían la hierba que crecía en los terraplenes de las antiguas escombreras de mineral.

Algunos pastos de buena calidad se convierten en insanos para las ovejas a consecuencia de determinadas condiciones climáticas como el rocío o el hielo.

En Belatxikieta (B) la hierba mojada por el rocío se considera perjudicial, por eso no se sacan a pastar las ovejas hasta cuando esté bien seca por el sol. En Zerain (G) también se tiene por mala la hierba húmeda con mucho rocío.

En Lodosa (N), en invierno, las ovejas no salen a pacer con helada o rosada ya que comer el pasto helado o demasiado frío y húmedo las hace abortar.

En Ibarre (Saint-Just-BN) se procuraba que los establecimientos pastoriles no estuvieran ubicados en hondonadas, ordokia, donde los pastos eran poco saludables, ya que en tales parajes el rocío de la mañana se evaporaba tarde, calentándose entre tanto. Debido a ello la hierba constituía un alimento insalubre que acarreaba a las ovejas la enfermedad llamada goloa o papera, que se manifestaba por una hinchazón debajo del cuello, golazpian[1].

De los forrajes que se suministran en verde a las ovejas los constituidos por leguminosas, a pesar de su excelente calidad, plantean ocasionalmente problemas ya que si los consumen en exceso pueden producirles timpanitis.

En Forua (B) se consideraba que se debía tener cuidado tanto con la alfalfa como con el trébol porque si las ovejas los comían en exceso corrían el peligro de hincharse.

En Bernagoitia (B) antiguamente se cultivaba poco la alfalfa porque su ingestión podía provocarles hinchazón de panza.

En Lodosa (N) en primavera procuran evitar el alfalfe verde ya que si lo comen se hinchan y revientan.

En relación con los pastos se recogió en Zerain (G) el siguiente cuento: Belarrak esaten omen zion ardiari: «Aurreraxeago goxo, aurreraxea go goxo». Jateko asti gabe, ibilli ta ibilli egun guztian. Gero illuntzean ardiak esan omen zion artzaiari goseak zegola. Artzaiak zer gertatzen zitzaion galdetu, alako belar ederra eukita. Ardiak erantzun omen zion belarrak esaten ziola «aurreraxeago goxo». Artzaiak esan omen zion baldin urrengo goizean belarrak berdin bazion, erantzun zeiola: «bertan goxo, bertan goxo» eta jan zezala. (Según cuentan la hierba solía decir a la oveja: «Algo más adelante está lo delicioso, algo más adelante está lo delicioso». Anduvo y anduvo la oveja todo el día y no pudo comer. Al anochecer, le confesó al pastor que tenía hambre. El pastor le preguntó qué le había ocurrido, ya que había hierba muy sabrosa en aquel lugar. La oveja le contestó que la hierba le hablaba diciéndole: «algo más adelante está lo delicioso». El pastor le respondió que si a la mañana siguiente la hierba repetía lo mismo, le contestara: «aquí mismo está lo delicioso, aquí mismo está lo delicioso» y que se la comiese).


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. «Notas sobre la vida pastoril en Ibarre» in AEF, XV (1955) p. 43.